EPÍLOGO

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«Nunca...».

Suspiro observando la imagen de Javier cayendo de rodillas al suelo, con lágrimas en sus ojos rojos, y los policías haciendo su trabajo.

Estos hombres lo toman de los brazos para esposarlo. La imagen acaba cuando James dobla en la esquina, la mano de él acaricia mi muslo y lo miro con lágrimas cayendo de mis ojos.

Sé que mi maquillaje ya no debe ni existir o, peor aún, está esparcido por todo mi rostro.

El dolor que siento es horroroso, no tengo explicaciones para decir lo que siento. Sé que él puede notarlo, pero no dejo de sonreír para parecer fuerte.

Es muy tonto lo que estoy haciendo, pero tengo derecho en hacer alguna tontería en mi vida. Creo que soy capaz de crear mi tontería, ser protagonista de esta y no ser tan solo una antagonista de la tontería de otros.

«Soy capaz...»,

«Yo puedo...».

Hay cosas que nunca pensé que me pasarían y que serían solo parte de un libro de fantasía, pero ahora que lo estoy viviendo me deja en claro que todo es posible gracias a la mente.

Tengo suerte de haber estudiado Psicología; todo lo que me está pasando me ayuda a ser mejor en lo mío.

No sé qué pensar al respecto, ya no quiero pensar en nada. Es imposible no pensar en algo, tengo eso estudiado.

Me encantaría, como a muchos seres humanos, dejar de pensar en algo específico, pero no tenemos control de nuestros pensamientos. Muchas veces, creemos que así es, pero no lo es... Muy pocas personas tienen el control de sus mentes y les lleva años, he ido a muchos cursos de neurociencias y estoy segura de que aún no tengo el control.

—Kathilin, debes oírlo.

Niego con la cabeza limpiando mis mejillas con la palma de mi mano.

No quiero oír lo que Javier tiene que decir, seguramente, debe ser otra mentira para hundirme aún más en lo más oscuro de mi alma.

—¿Qué es lo que eso cambiará?

Alzo ambas cejas esperando una respuesta.

—Todo, tienes que oír la parte de su historia.

Niego con la cabeza.

Me estiro un poco en el asiento y me hago una colita alta para no sentir mis cabellos en la cara. Eso es realmente incómodo y no me gusta.

—Nunca, él es un mentiroso psicológico.

—Katherine, él hizo todo esto por una razón.

Suelto una carcajada sonora.

—James, tiene razón, tienes que oír la historia de Javier...

Vuelvo a negar.

—Javier solo me da dolor, cada vez que lo veo.

—Katherine, debes oírlo.

Asiento con la cabeza tan solo una vez.

—Cuéntame... —Susurro esperando que alguno de ellos me cuente aquella historia de la que hablan

¿Qué es lo que oculta Javier?, ¿por qué me hace la vida imposible?, ¿debería oír la otra parte de la historia?, ¿Qué historia me contaría Javier si accedo a oírlo?

James estudia mis ojos un momento con expresión preocupada. Luego se da cuenta de que no tiene elección y dice en voz baja mientras nos metemos en la autopista:

—De acuerdo.




1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora