Mi mamá se acerca con rapidez y me toma del brazo con cuidado. La miro directo a los ojos negando con la cabeza tan solo una vez, mis ojos se encuentran completamente cristalizados, ya que no puedo hacer nada al respecto. Quiero hacer un montón de cosas para lograr acabar con el sufrimiento y la carga que hay en mi interior, pero no puedo hacer nada, solo las pienso en mi interior y no actúo como quiero hacerlo. Deseo hacer un montón de cosas, pero no hago ninguna, todo queda dentro de mí. Siento que estoy atada a este mundo de un modo que no puedo controlar.
Ni siquiera sé a dónde se dirigió Javier para poder detenerlo antes de que sea demasiado tarde. Lamentablemente, ya es demasiado tarde para hacer algo y detenerlo, ya no hay nada que hacer, aunque quisiera hacer algo y ayudar sería imposible. Sé que él puede hacer cualquier cosa, es un hombre fuerte y tiene la experiencia de pelear con muchas personas, lo sé porque él mismo me lo contó cuando tuve que ir a calmarlo con el tema de la boda de su madre y Ferrari. Hablando de esa boda, creo que será este verano, según Javier.
—Tienes que descansar, mañana empiezan las clases y no preparaste nada, Katherine.
—Mamá...
—Tu madre tiene razón, tienes que irte a dormir y mañana hacer las cosas como en un día normal —comenta mi papá adentrándose a la conversación.
¿Un día normal? Hace mucho que no tengo uno de esos días. Estos seres humanos me están diciendo que actúe como si no hubiera pasado nada, pero sí pasó.
—Pero... —No termino mi oración.
—Katherine, no es momento.
Con cuidado Alex y James se acercaron a mí para ayudarme a subir las escaleras con cuidado. Giro viendo a mis padres con lágrimas que se desprenden de mis ojos y les dedico una pequeña sonrisa, aunque no saben que es una sonrisa falsa y llena de dolor.
Ellos no comprenden lo que yo estoy pensando; ellos no lo saben y no le importa lo que le suceda a Javier, pero a mí, sí me importa y mucho más de lo que pude haber imaginado hace un par de días.
—Buenas noches... —Susurro con la voz quebrada subiendo las escaleras.
Al llegar a mi habitación, me recuesto sin importar mi atuendo o que mis amigos estén a mi lado. Abrazo la almohada con fuerza sintiendo mis lágrimas caer con desesperación; mi respiración está agitada por tanto llorar, pero aquel horrendo nudo que siento en mi abdomen lentamente subiendo a mi garganta no desaparece: el dolor y miedo que siento no tiene comparación alguna.
James se sienta sobre la cama y acaricia mi cabello tarareando una canción para tratar de tranquilizarme. Noto que Alex se encuentra caminando, de un lado al otro, haciendo mi maleta para la última clase de psicología, solo me quedan dar dos finales y uno de esos es mañana. Tengo que dar tan solo dos, ya que una de las materias era promocional y lo logré.
El último sería en dos días y ya seré una joven de veintiún años psicóloga. Tan solo dos finales y empezaré mi vida, sé que todo cambió drásticamente en una noche y ahora solo me queda seguir adelante por mis sueños.
—Muchas gracias... —Susurro limpiando mis ojos.
—Duerme, mañana te llevaré a tu final, ¿sí? —Pregunta Alex dejando el bolso listo a un lado.
Asiento con la cabeza y limpio mis lágrimas, sé que no cesarán, pero por lo menos trato de hacer lo mejor posible.
Levanto la cabeza de la almohada y sonrío mirándolos fijamente. Se ven muy lindos juntos, hay algo en ellos que me da seguridad y paz. Es extraño, es un sentimiento que no pensé que podría tenerlo.
—Nuevamente, muchas gracias.
—No tienes que agradecer nada —Por fin abre la boca James.
Alex sonríe como un completo enamorado al oír al amor de su vida.
—Siento que debo. Ustedes son lo único recurrente en mi vida, son los que no me han mentido y fueron muy buenas personas conmigo... Tú... —Señalo a James—. Nunca creí que volvería a tener un amigo en la universidad, pero me demostraste que es posible. No importa que te haya conocido en mi último año, eres una persona increíble.
James se me queda mirando por un segundo. Sus bellos ojos se cristalizan y no duda en acercase para darme un fuerte abrazo, me siento bien entre sus brazos.
—Gracias, Kath. Eres una de las únicas amigas que no me han dejado tirado después de contarle la verdad. Gracias por darme una oportunidad de ser tu amigo.
Los chicos me saludan y salen de la habitación, logro oír el motor de la camioneta de Alex y supe que estarían bien.
Me acomodo en la cama y cierro mis ojos tratando de descansar, tengo que dormir y estar en perfectas condiciones para el final de mañana.
Abro los ojos de golpe y pongo la alarma, para levantarme temprano y estudiar un poco, por suerte, el final que daré es más práctico que teórico.
—Duerme, Kathe... —Murmuro para mí misma cerrando nuevamente los ojos.
Sé que me será complicado poder dormir sabiendo que Javier puede estar en medio de la calle muerto. Quiero dejar de pensar en lo peor y pensar que él ya está bien, está sentado cómodamente sobre un sofá con su bebida alcohólica favorita sobre sus manos.
¿Por qué me preocupa tanto este hombre?
Nunca antes un hombre me había sacado el sueño o las ganas de hacer lo que me gusta.
Tengo que aceptarlo... Tengo que aceptar que Javier realmente me gusta.
Estoy segura de que eso es así, ya que no había sentido nada de eso antes. Quiero estar bien y dejar de pensar en eso, pero no puedo.
No puedo dejar de pensar en Javier.
Sé que debo dejar de pensar en él y concentrarme en lo que está por pasar en mi vida, pero es muy complicado y me da miedo dejar de pensar en él.
Quiero despertar y no darme un golpe contra la pared, pero creo que voy a apostar y que sea lo que Dios quiera.
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1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅
RomanceKatherine London, una joven estudiante de la UBA (Universidad de Buenos Aires), donde se encuentra cursando su último año de psicología. Con apenas 21 años de edad, excelentes notas y una vida completa junto a su prometido, al menos eso es lo que el...