CAPÍTULO 77

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Los nervios están consumiéndome por completo, ya que no sé lo que ahora pueda suceder. Tengo que ser fuerte, pero me siento rota y que ya no hay nada que pueda reparar el dolor que siento en mi interior. Creo que la vida me ha dado un fuerte golpe en la cara, jamás imaginé ser partícipe de una locura como la que estoy viviendo; hasta que podría hacer una película o serie de mi vida. Supongo que a la gente no le gustaría ver algo como esto en las pantallas de su televisor o en el mismísimo cine. Nada de esto tiene sentido, pero aun así tengo seguir adelante y perder el miedo para lograr ser feliz.

No quiero ser parte de un juego de corrupción. La vida ya es un sinfín de maldades, solo esperaba describirlo cuando me sintiera lista, pero no: todas las trompadas de la vida llegan juntas y no se detienen para dar tregua, estas siguen llegando y aniquilando todo a su paso. Ya no hay modo de seguir con la vista al frente, ahora solo puedo pensar en todo lo que alguna vez soñé e imaginé para mí; todo lo que quise vivir ya no existe, solo quedó como un recuerdo en mi interior. Solo debo respirar profundo y dejarme guiar por la corriente.

—Katherine Belén London —repite la secretaria de turno.

Levanto mi mano con una pequeña sonrisa sobre mis labios. Tengo que olvidarme de todo y pensar en el final, mejor dicho, en mi caso. Tengo que abrir los ojos, como me lo ha dicho mi madre en varias oportunidades, pero yo siempre encontraba una estúpida excusa para zafar de hacer tal cosa. Quizás tendría que haberle hecho caso y, de ese modo, el dolor de ahora no sería tan fuerte.

Hay pocas personas junto a mí, supongo que hoy no es un muy buen día para ninguno de nosotros. La vida se ha portado mal con algunos estudiantes. Bueno, tal vez, no muchos han aprobado el parcial y yo solo estoy exagerando más de lo que suelo hacerlo.

Casi nadie estudia, lo sé por cada clase que hemos tenido. Casi nadie se puso las pilas. Es complicado, pero muy interesante. Las clases de ella son dinámicas y muy interesantes. No puedo creer que alguien tenga esas ideas locas de que Beatriz no es una buena profesora.

Siempre me he preguntado lo que estuvieron haciendo los estudiantes mientras ella explicaba. Beatriz suele ser muy paciente y nos explica los temas más de una vez, pero cuando ella pregunta si hemos comprendido, todos asienten, así que ahora ya no sé qué pensar de mis compañeros. Desde que estoy en la universidad no me he llevado ninguna materia, pero en los finales siempre me da miedo hacer algo mal.

Nunca me he preocupado tanto por algo, la escuela siempre ha sido mi pilar en la vida, mejor dicho, la educación. Por ese motivo, siento que no puedo fallar. Creo que si llegara a fallar, me estaría sentenciando a mí misma.

Camino con detenimiento hacia la oficina de la psicóloga; abro la puerta con una de mis manos y tomo asiento observándola fijamente, simplemente para lograr incomodarla. Me siento una estúpida tomando un papel como adolescente problemática, aunque mi día a día me está llevando por un mal camino. Quizás, muy pronto, ir a la psicóloga sea el siguiente paso en mi vida.

—Katherine, ¿qué sucedió? Hace un año estabas como nueva y te dimos el alta —dice la doctora Beatriz acomodando su bello cabello negro que llega hasta sus hombros.

Posee una bella sonrisa blanca y delicada que adorna sus labios.

—¿Qué te trae aquí de nuevo? —Pregunta esperando una respuesta salir de mis labios.

—Paul... —Respondo secamente, sin darle vueltas al asunto.

Ya estoy harta de que todos mis sentimientos sean igual de censurados. Casi nunca digo lo que siento y cuando lo hago siento que es demasiado para la persona que me oye, por ese motivo, siempre tengo respuestas para todo.

—¿Quién es Paul, Katherine? —Cuestiona ella alzando una de sus cejas perfectas.

Miro hacia atrás con el ceño completamente fruncido y señalo a un lado de la habitación. Justo en una pequeña esquina, no hay nada allí, pero ella no tiene por qué saberlo. Todo es parte de mi plan y debe salir a la perfección o no voy a sentir que todo mi esfuerzo valió la pena.

—Él es Paul, Paul... —Comento con lágrimas cayendo con lentitud de mis ojos.

—¿Paul es... —No la dejo continuar con su oración.

—Paul era mi novio y ahora está muerto, pero lo sigo viendo...

No estoy mintiendo, de cierto modo, todo esto es real. Bueno, evidentemente Paul está vivo, pero tengo que seguir con mi caso de muertos vivientes. Lo vi en una novela y me agradó, así que ahora pienso usarlo para mi propio beneficio.

—¿Es un espíritu? —Pregunta mirándome fijamente a los ojos.

Niego con la cabeza tan solo una vez.

—Es un fantasma, si él no acepta que murió... Muy pronto será un espíritu maligno.

—¿Es cómo una evolución y una involución del alma? algo así, ¿verdad? —Pregunta mirándome a los ojos.

—Por lo que sé, sí —respondo con sinceridad.

—Katherine, sal de aquí. No estás bien y lo sabes —dice la doctora Beatriz poniéndose de pie con su ceño fruncido.

Niego con la cabeza tan solo una vez.

—¡Estoy realmente demente! —Exclamo con todas mis fuerzas.

Ella se acerca a mí y me abraza con cariño, cierro mis ojos respondiendo el abrazo que ella me brinda. Tengo que admitir que ya estoy loca y no hay más que aceptar la realidad... Estoy muerta por dentro. No siento nada de bondad en ningún corazón y ya no me siento limpia como antes, ahora estoy llena de mugre y mi corazón repleto de oscuridad.

Beatriz se separa con lentitud y sonríe con amplitud.

—Está aprobada, señorita London.

—No hice nada, solo dije dos palabras —digo sin comprender lo que está sucediendo.

—También una muy buena colaboración con Javier Emir Jones, ese mundo astral en el que me sumergieron fue una locura —dice ella con una gran felicidad en su mirada—. La manera en la que se comportan los adolescentes hoy en día. Fue un excelente trabajo.

—¿Javier Emir Jones? —Pregunto con el ceño fruncido—. ¿Los adolescentes de hoy en día?

Nunca trabajé con él.

¿De qué me está hablando la profesora?

Ya estoy muy perdida y no logro comprender lo que ella me dice. Creo que está muy equivocada, Javier me dijo que ya no estudiaba más, aunque quizás ese Javier Emir Jones no es el Javier que yo conozco. Sin embargo, Elena me advirtió sobre esto, solo que no quise creer. 

1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora