Ya estoy mucho más relajada y limpia luego del baño: es algo que sé que me iba a hacer sentir mejor, pero no he pensado seriamente que todo cambiaría tan rápido después de un baño relajante.
Debo confesar que, las cosas no están bien, pero una ducha como esa cambia radicalmente las cosas. Las cosas que había pensado ya no son tan pensadas, y entiendo que todo es por el alcohol y seguramente por la tontería de Javier, pero quiero creer que quizás pueda suceder algo bueno en la vida o por lo menos en esta noche.
Esta noche es una de las más agobiantes y desoladas de toda mi vida, en tan solo una noche, toda mi vida cambió dando un giro descontrolado y podría decir que yo también me descontrole.
Si no hubiera estado ebria, seguramente las cosas no estarían así, pero ya es demasiado tarde para comenzar a pensar en el pasado.
Tomo la ropa más normal que Javier me había dado y me visto con rapidez. Sé que mis padres se darán cuenta de que esta ropa no es mía y seguramente me harán un cuestionario interesante sobre la vestimenta y otro más extenso sobre Javier y Paul.
La ropa es simple: un pantalón de gimnasia negro y una remera larga con flores azules y violetas, supongo que Laby usa eso simplemente para dormir y también me estoy dando cuenta de que Laby utiliza demasiado el color violeta.
No me imagino a Laby vestida de aquella manera para hacer algún mandado o algo por las calles, creo que yo tampoco lo haría, pero en momentos desesperados vale la pena intentar cosas nuevas.
Salgo del baño ya vestida y en perfectas condiciones. Quiero creer que la cena o lo que fuera ya está servida o moriría de hambre.
El hotel me hace acordar a uno de películas de terror, oscuro y tenebroso.
Tiene lo necesario para vivir por un largo tiempo en el lugar y el personal parece ser irrespetuoso, sé que eso no tiene nada que ver con las películas, pero no me gusta para nada aquella situación en la que me vi expuesta.
—Vamos que la pizza se va a enfriar y no es muy rica fría, bueno a mí no me gusta comerla fría. —Oigo la voz de Javier que proviene de la cocina.
Una pequeña sonrisa se apodera de mis labios y corro con rapidez para lanzarme a la cama como una pequeña mocosa.
La mirada de él me hace reír, parece completamente anonadado por mi repentino accionar. Sé acerca con la caja de la pizza y la coloca en medio de la cama junto a unos refrescos que están en el suelo, no quiero mojar la cama.
—Ya era hora, moría de hambre —Susurro sentándome como indio para estirarme y alcanzar una porción de pizza.
Javier imita mi accionar y comienza a comer su porción.
—No tienes que morir de hambre. Hay muchas formas de morir, pero estoy muy seguro de que morir de hambre no debe ser nada placentero.
Asiento masticando.
Tomo una servilleta y limpio mis labios, observo que el aceite comienza a caer por los labios de él, por lo que me acerco y limpio su rostro con cuidado. Los ojos de él se posan sobre los míos y me dedica una pequeña sonrisa, la cual respondo con interés.
—Gracias —Murmura de un modo cálido.
Asiento y continúo comiendo con cuidado mi cena. Alzo ambas cejas al ver el reloj que marcaba la 6:58 Am. Si nos íbamos a la casa de mis padres ahora, seguramente llegaríamos a las 7:12, no es tan lejos de aquí.
Bebo un poco de jugo y me pongo de pie cerrando la caja de pizza.
—Come cuando regresemos, necesito ir a casa —Comento guardando la pizza dentro del microondas que se encuentra en la habitación.
—Pero... —No lo dejo continuar.
—Ya lo sé, no te preocupes o si quieres llévala. —Me encojo de hombros.
—Tienes razón, podría llevarlo. No es un muy largo viaje, ¿verdad? —Me mira fijamente a los ojos.
Niego con la cabeza tan solo una vez y comienzo a caminar hacia la puerta.
—¡Andando! —Exclamo.
—¿Debo entrar a tu casa o cuál es tu plan? —Pregunta detenido para que no abra la puerta.
Alzo ambas cejas pensando seriamente en que no tengo un plan, pero soy muy buena ideando planes, así que será pan comido.
Tomo la mano de Javier y la quito para poder abrir la puerta, lo suelto con cuidado y comienzo a caminar hacia la salida.
—Katy, respóndeme. —Lo oigo decir.
Una gran sonrisa se apodera de mis labios. Ahora Javier siente lo que yo, cuando él no responde ninguna de mis preguntas.
No respondo y sigo caminando hacia el estacionamiento. No le doy importancia alguna.
—Katy.
—No voy a responder; si tú no lo haces yo tampoco.
—Solo dime cuál es el plan a seguir, solo eso —dice abriendo su puerta para adentrarse en el vehículo.
—Abre —Digo y lo veo negar. Hago una pequeña mueca con mis labios—. Abre la puerta, Javier.
Observo que vuelve a negar.
La ventana del vehículo se baja y él se asoma.
—Responde y luego abro la puerta.
Sonrío amplia y me acerco a su rostro.
—Ni lo sueñes, querido.
Un bufido se desprende de sus labios y niega nuevamente.
—Tan solo dime el plan.
—Bien, ábreme la puerta y te lo diré adentro —Respondo con una gran sonrisa sobre mis labios.
Asiente de mala gana y abre la puerta. Se acomoda en su asiento de piloto y gira para verme. Me pongo el cinturón de seguridad y lo miro a los ojos.
—El plan es simple... —Digo.
Él me observa esperando que le dé un plan: plan que aún no tengo dentro de mí.
—¿Cuál es el plan? —Pregunta con ambas cejas alzadas esperando que le responda.
¿Cuál sería un plan brillante y bueno de creer?¿Podría engañar a mis padres? ¿Podría llegar a la casa y no tener uno de esosinterrogatorios que hacen pasar vergüenza por millones de años?
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1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅
RomanceKatherine London, una joven estudiante de la UBA (Universidad de Buenos Aires), donde se encuentra cursando su último año de psicología. Con apenas 21 años de edad, excelentes notas y una vida completa junto a su prometido, al menos eso es lo que el...