Este sujeto es un completo desconocido para mí, pero esta noche me da igual. No me importa nada, solo no puedo creer que Paul me haya dejado para divertirse con su amiga sin mí. Después de todo lo que intenté hacer con ellos, ninguno me prestó la suficiente atención como para invitarme a Dios sabe dónde.
Me sorprende todo lo que sabe este individuo, pero no entiendo. Bueno, solo espero que sea Javier. Necesito que sea él, ¿la razón? Por primera vez en mucho tiempo, no tengo una verdadera razón, solo espero que así sea.
Quiero pensar que está enojado con su amigo por las mismas razones por las que yo me enojé con Paul, después de todo, él parece haberse ido con la novia del individuo que está junto a mí ahora.
Despertar de esta pesadilla es lo que necesito. Creo que caminar me va a venir bien, así después me pongo a repasar un poco para la clase de mañana. Tengo que hacer todo bien para poder seguir siendo la mejor de la clase, no puedo desperdiciar el tener la pasantía del profesor Reid. Es un honor.
Alzo ambas cejas al recordar lo que este tipo me dijo sobre Paul, que seguro me está olvidando, pero no lo comprendo, ¿cómo me va a estar olvidando?
—No te entiendo... —Aclaro con el ceño fruncido—. Paul no me puede olvidar, soy su prometida.
—¿Eso crees? —Pregunta el moreno, de cuyo nombre todavía no sé. Me resulta muy interesante, pero de igual manera no importa lo que yo pienso en ese preciso instante de mi vida—. ¿Aún piensas que no te olvidaron?
Al oír las preguntas del joven, mi ceño se frunce y niego con la cabeza tan solo una vez. No comprendo nada de lo que está sucediendo, simplemente quiero dejar de pensar en lo que el desconocido me diga.
Ya estoy cansada y preocupada por no saber dónde se han quedado Paul y Laby. Quiero pensar que ellos también se están preocupando por mí, pero no lo sé.
Llevo mi dedo índice y pulgar al puente de mi nariz apretando tan solo un poco. Una pequeña carcajada sale de los labios del joven al observar mi acción, no tengo idea lo que le da tanta risa.
Alzo ambas cejas mirando sus ojos.
—¿De qué ríes? —Pregunto con seriedad.
—Olvídalo, andando. No importa lo que yo pienso o lo que diga, lo sé —comenta con una pequeña sonrisa sobre sus rosados labios—. A mí tampoco me importó cuando me lo dijeron.
Las palabras que salen de sus labios me confunden aún más. Debo confesar que, me está mareado, no puedo comprender lo que él me trata de decir.
«¿Pareceré una completa idiota?», pienso.
—¿Quién te dijo? —Le pregunto caminando hacia la puerta con una pequeña sonrisa sobre mis labios—. ¿Lloverá? —Giro para verlo y choco contra su torso duro.
Alzo ambas cejas mirándolo fijamente a los ojos por un par de segundos. Me separo inmediatamente y vuelvo a girar para poder seguir con el camino, al salir por la puerta espero que él haga lo mismo.
Al salir observo con el ceño fruncido un vehículo negro, grande de cuatro puertas que yo nunca he visualizado en este vecindario.
El sonido de la alarma se escucha y miro que aquel sujeto alto que me invitó a caminar, tiene el control del vehículo.
Me llevo una gran sorpresa, no imagino que él sea el propietario de un auto como ese.
Toda mi vida imaginé tener uno de esos vehículos y ahora voy a viajar en uno ¿Estoy haciendo lo correcto? Yo no sé quién es él, pero tengo miedo de seguir preguntando. En algún momento me lo va a contar, lo sé.
Él abre la puerta y me subo al auto. Me llamo mucho la atención que el volante no se encuentra en el lugar típico de acá.
Alzo ambas cejas mirándolo fijamente con una gran sonrisa sobre mis labios, aquello me deja en claro que él evidentemente es Javier.
—¡Tú! —Exclamo con regocijo—. Tú eres Javier.
Una pequeña risita falsa sale de sus labios al oír lo que salió de mis propios labios en ese preciso momento.
Su ceño se frunce y no acepta ni niega mi comentario. Hago una mueca con mis labios, subo mis piernas al asiento y observo por la ventanilla del vehículo.
Cuando el auto se comienza a mover una gran sonrisa se dibuja sobre mis labios, ahora me siento mucho más cómoda a su lado. Después de todo, él es el mejor amigo de Paul.
—¿No íbamos a caminar? —Pregunto.
Él simplemente niega encendiendo la radio, una canción bastante interesante se comienza a oír. Amo esa canción, me resulta completamente imposible de no oír en todo el día. Como hoy no la he escuchado parece que el destino está de mi lado en este momento.
—Y nunc... —La canción es silenciada cuando me estoy por poner a cantar—.¡Che! Eso no se vale, amo esa canción. Sube el volumen.
Él nuevamente niega.
—Yo odio esa canción, es una verdadera tontería.
Abro mi boca para defender la canción que tanto me gusta, pero él detuvo el vehículo, ya que el semáforo se encuentra en rojo. No digo nada y estiro mi mano para subir el volumen de la canción.
—Yo contigo siempre estaré... —Continúo cantando la canción.
Él rueda sus ojos. Lo noto y no me gusta mucho eso. Me resulta algo tedioso, seguro está pensado algo pesado sobre mí. Siempre que las personas hacen ese gesto me hacen pensar seriamente en lo que tratan de decir con su acción. No conozco a Javier y, por lo tanto, quizás... solo estoy exagerando.
—¿Quieres escuchar buena música? —Oigo la voz del joven Javier y asiento con la cabeza—. Te llevaré a un lugar donde no querrás salir después.
—Bueno, si tú dices. Confiaré en el amigo de mi prometido.
Un bufido sale de sus labios al oír lo que yo le he comentado hace unos pocos segundos atrás.
—Sí, como digas —responde con frialdad en su tono de voz.
—Ya basta, me estás hartando —murmuro.
—¿Qué? —Pregunta.
Lo miro con el ceño fruncido cuando hace aquella pregunta y no sé a lo que se está refiriendo, así que decido cambiar el tema de conversación.
—Tengo que regresar temprano, tengo un examen muy importante mañana.
Su mirada se posa en mis ojos y me da pánico, tiene los ojos tan oscurecidos, parece que está un poco drogado.
Dios, ¿en qué demonios me he metido ahora?
¿Por qué siempre terminó en un lugar así?
ESTÁS LEYENDO
1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅
RomanceKatherine London, una joven estudiante de la UBA (Universidad de Buenos Aires), donde se encuentra cursando su último año de psicología. Con apenas 21 años de edad, excelentes notas y una vida completa junto a su prometido, al menos eso es lo que el...