La persona suelta de sus manos una botella de agua que está sosteniendo, todo el contenido de esta cae al suelo en tan solo unos pocos segundos, parece estar en cámara lenta, debo confesar que, eso sí llama demasiado mi atención.
Nunca he algo tan extraño y detenido en el tiempo, porque es eso lo que parece, parece algo preparado, pero cuando veo que el agua va creado un pequeño charco; es ahí cuando me doy cuenta de que todo es real y que no hay una tontería, que yo misma cree en ese preciso instante de mi vida.
No le doy importancia a eso, bueno... no demasiado en este momento. ¿Debería darle importancia? Es una simple caída de agua al suelo, pero algo dentro de mí me niega que simplemente fuera eso.
Lentamente, la persona comienza a girar para verme a los ojos, todas las acciones que ese hombre comete no son más que en cámara lenta.
Muerdo mi labio inferior llena de nervios por la situación, en la que me encontraba, no puedo creer que esto me está pasando a mí.
Nunca me habían robado, siempre me salía con la mía, hasta hoy en la tienda con ese estúpido sujeto que quería tomar el libro que con tanto amor me costó conseguir.
Mi respiración comienza a aumentar al ver como él gira para lograr verme y saber quién era yo. Por un momento, siento pánico, no quiero que aquella persona me mirara en estas condiciones en la que me encuentro.
No tengo la menor idea de quién sea esa persona alta y delgada frente al refrigerador de mi propia casa, pero estoy segura de que quiero que se vaya de una vez por todas.
Qué situación horrenda, ahora siento que debo decir algo para que nada malo nos suceda a ambos.
—¿Quién eres?, ¿qué haces en mi casa? Llamaré a la policía, ¡fuera de aquí! —No dejo que aquella persona diga algo. No quiero que diga algo, no quiero que me dé una tonta respuesta ante mis preguntas.
Debo confesar que, si quiero una respuesta, pero no sé cómo debería reaccionar ante la respuesta que él pudiera darme en ese momento. No me siento preparada para oír aquello. Al ver quien es mi ceño se frunce inmediatamente.
Niego con la cabeza tan solo una vez, no puedo creer que aquella persona esté en mi casa. Evidentemente, me está volviendo loca, seguro estoy soñando, porque lo que estoy viendo es imposible.
«¿Cómo demonios había llegado aquí?», pienso en mis adentros.
—Creo que yo debería ser el que pregunte eso, pero... te me adelantaste —suelta de sus labios de una manera arrogante y con ese estúpido acento. Al oír lo que dice niego.
Señalo la puerta con mi dedo índice para que se vaya de mi casa, no conozco a esa persona alta y delgada. Lo peor es que logré recordar el momento en el que lo conocí. No digo nada, simplemente, señalo la puerta en la espera de que logre comprender mi accionar.
«¿Por qué estaba tan tranquila con un intruso en mi casa?», pienso.
—Yo responderé eso, cariño. Estás tranquila porque estoy dentro de ti —dice el joven con un tono juguetón en su tono de voz.
«¿Qué demonios?», se pregunta mi subconsciente.
—Sí, seguro que sí. —Asiento con la cabeza tan solo una vez.
Niego con la cabeza llevando mis manos hacia mi cadera, lo que me está diciendo es imposible y evidentemente es un sueño, ya que él puede oír mis pensamientos.
—¿Me seguiste? —Pregunto mirando aquellos ojos color miel que él joven posee.
Él humedece sus labios con la punta de su lengua y se acerca a mí con cuidado. Retrocedo como un resorte y coloco una distancia entre nosotros. El joven alza ambas manos en el aire. Supongo que, aquello quiere significar que no me lastimaría, al menos eso quiero creer.
—No. Claro que no, no te seguí. Ese libro me trajo a aquí —Con su dedo índice señala el libro de la tienda.
Suelto una carcajada sonora al oír lo que sale de los labios del joven. Ese hombre es el que quería el libro que le compré a Paul y no se lo iba a llevar; ese libro es muy importante para mi prometido y no dejaré que se vaya por cualquier tontería.
—¿Un libro te trajo a mi casa? No puedo creerme esa porquería. —Asiento al oír lo estúpido que eso se oía saliendo de mis labios.
Ese hombre está realmente loco.
—Síp. Bueno, no es tu casa, es una habitación en el campus de la universidad.
«¿Qué?», pienso.
Niego por milésima vez en el día.
—Okay. Fuera de mi casa. No tengo idea de quién eres, pero me estás asustando, te pido por favor que te vayas de mi cas... ¡De mi habitación!
Digo con seguridad. No dejaría que un desconocido se pase la vida en mi casa y mucho menos en una situación como la que pronto sucedería. Yo no puedo perder el tiempo con ese sujeto, tengo que preparar todo y organizar para la noche.
—No me iré. Estoy esperando a mi amigo... —No lo dejo continuar con su oración.
Niego nuevamente al oír sus palabras.
—Tú... tú, ¿eres Javier? —Pregunto con el ceño completamente fruncido. Nunca en mi vida había tartamudeando, pero ese sujeto logra eso.
El joven me observa fijamente a los ojos con una pequeña sonrisa sobre sus labios. Tengo miedo de saber aquella simple respuesta. Espero que de los labios rosados del joven salga una simple respuesta negativa ante la pregunta que le había realizado. Espero con ansias que aquella respuesta sea un simple: No.
Una ola de emoción me recorre el cuerpo, pero luego niego con la cabeza al recordar todo lo que me hizo en la tienda de antigüedades. Este tipo me trató horrible, así que no puedo sentirme feliz porque llegó el amigo de Paul.
—¿Eres Javier? —Vuelvo a preguntar para darle una segunda oportunidad.
Necesito una respuesta de una vez por todas, pero no obtengo nada de él.
—No tengo tiempo para jugar, ¿eres Javier o no? —Alzo ambas cejas esperando que algo salga de sus labios, pero el silencio reina en la habitación.
Ruedo los ojos con nervios, ya que no soporto más el silencio que él me está regalando. Necesito que me responda de una vez por todas, no es muy complicado que abra la boca. Es justamente lo que necesito ahora, pero no lo hace, solo se me queda viendo a los ojos.
Su mirada no me demuestra mucho, parece que puede ocultar muy bien sus sentimientos y eso me duele. Parece que tiene mucho en su interior, pero no dice nada, lo guarda todo. Seguro que en algún momento este hombre va a explotar de tener tantas cosas guardadas en su interior.
¿Quién demonios es ese hombre?, ¿qué es lo que quiere realmente?
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1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅
RomanceKatherine London, una joven estudiante de la UBA (Universidad de Buenos Aires), donde se encuentra cursando su último año de psicología. Con apenas 21 años de edad, excelentes notas y una vida completa junto a su prometido, al menos eso es lo que el...