CAPÍTULO 19

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—Katy... —Repito con seguridad mientras lo observo a los ojos—. Tienes razón, suena bien.

—Suena muy bien. Me gusta —comenta sin darle mucha importancia—. Entonces, Katy —susurra mirándome con una pequeña sonrisa ladina.

Asiento con una pequeña sonrisa sobre mis labios. Tomo su muñeca con rapidez para adentrarnos al lugar. Al entrar todo lo que estoy pensando del lugar se hace nulo.

El ambiente es mucho más grande y poblado que lo que yo estaba pensando hace unos segundos atrás.

No estoy para nada cómoda con mi vestimenta, pero al visualizar a los invitados me doy cuenta de que estoy acorde con cada uno de ellos.

La música del lugar es realmente agradable, Javier tiene razón con eso y no voy a negarlo.

Caminamos por la entrada con cuidado y lo suelto al ver el sofá en la sala, me acerco y cuando estoy a punto de sentarme logro sentir como una pareja se desploma cómodamente sobre el lugar donde yo me estaba por sentar. Inmediatamente regreso la mirada a Javier y me acerco con cuidado a él, pero antes de hacerlo me percato de que se encuentra conversado con una joven.

Me encojo de hombros caminando hacia la cocina del lugar, tomo asiento visualizando con detenimiento la gran tina llena de hielo que se encuentra en medio del lugar. Me acerco y agarro con cuidado una lata de gaseosa.

—¿No quieres algo mejor? —Oigo la voz de un joven con aquel mismo acento, pero un tanto diferente y giro para verlo.

Es un joven rubio de ojos azules, parecen un poco celestes a la distancia. Posee unos anteojos falsos, su atuendo es bastante agradable a comparación de los otros sujetos.

Me llama la atención, debo confesar que se ve completamente agradable y la razón es porque es James. En sus manos, posee una gran botella de whisky escocés.

—¿Crees que el whisky escocés es mejor que una lata de gaseosa? —Pregunto con un tono divertido en mi voz—. ¿Qué demonios estás haciendo acá, James?

—Sin duda —responde entre carcajadas sonoras—. Bueno, es porque... Me gusta venir a estas fiestas.

No siento que lo que dije haya sido tan divertido como para desprender tantas carcajadas sonoras, evidentemente, él está completamente ebrio.

Creo que lo mejor será alejarme un poco de todos los invitados y estar con mi lata de gaseosa en paz.

—Seguro...

Él simplemente saludo y se retira junto con un grupito de chicos que están platicando en una pequeña parte de la sala. Se ven agradables, tomo mi gaseosa y me dirijo a ellos con una gran sonrisa sobre mis labios.

—¿Dónde están Paul y Laby? —Pregunta el rubio de James.

Alzo ambas cejas al oír la pregunta y me quedo parada en medio de la habitación sin saber si escuchar o no lo que responderían. Decido quedarme allí, esperar la respuesta para luego poder actuar de una manera socialista ante la situación.

Un joven de cabello marrón claro señala con la cabeza las escaleras.

—Arriba —responde.

Suelto la gaseosa de mis manos y la música se detiene, todos giraron para verme. Después de todo, hice un gran alboroto con la estúpida lata de bebida. Puedo sentir como mis mejillas se sonrojan inmediatamente por ser el centro de atención de toda la fiesta.

Javier al oír la conversación y encontrarme con la mirada se acerca a mí, toma mi mano y me acerca a su grupo de amigos con el ceño completamente fruncido.

El joven rubio me observa y levanta su mano para saludarme.

—Ella es... —No dejo que él termine la presentación.

Estoy bastante cuerda y sé que yo misma puedo hacerlo por mi cuenta, no necesito a nadie para que me presente y mucho menos a Javier o a James. Después del modo en que me trató en la tienda de antigüedades y esa manera petulante que siempre me trata desde que lo conozco.

—Soy Kath.

—Un gusto. Soy James. Bueno, a mí ya me conoces —El rubio, de cuyo nombre es James señala al joven moreno y dice—: él es Leonardo.

Me acerco a ellos y tomo asiento en una de las banquetas que se encuentran delante de la mesa decorativa de la sala de estar. No tengo la menor idea de quién será el dueño de la casa y, mucho menos, el anfitrión de la fiesta.

Leonardo sonríe quitando sus manos de la cadera de su novia. La jovencita levanta la vista, sus ojos son grises con un tono azulado. Su ropa es mucho más adecuada que la mía. Su vestido marrón oscuro llega hasta sus rodillas o un poquito más. Lleva una pequeña cartera y su cabello rubio me recuerda al de Laby, exceptuando, el violeta en las puntas. La jovencita tiene pequeños bucles en aquella zona.

—Hola, soy Elena —murmura con un tono de voz bajo, parecía ser bastante tímida.

—Ellie es la hermana de Laby. —Oigo el tono de voz de Javier.

Giro para verlo, pero ya no está.

—¿Sucede algo? —Pregunta James.

Niego con la cabeza.

—¿Dónde está Javier? —Le pregunto un poco preocupada—. James, pensé que estabas estudiando para las pasantías del profesor Reid.

—Acaba de subir —responde Leonardo.

Logro ver como Elena le pega en el hombro a su novio.

—Lo sé —responde James—. Lo que pasa es que creí que venir a descansar y estar con amigos me iba a ser mejor que estar todo el día estudiando.

Mi ceño se frunce inmediatamente al escuchar lo que sale de sus labios, pero luego asiento con la cabeza tan solo una vez.

—Sí, bueno, también tuve ese inconveniente. Digo, pensé que venir a una fiesta me iba a ayudar a relajarme un poco y después volver a estudiar. Sí, ahora en un rato volveré al campus a estudiar un poco más, ¿quieres venir conmigo? —Le explico y luego le hago la pregunta. Él me mira y luego niega con la cabeza.

—Me gustaría. Solo que pienso quedarme aquí, tengo que hacer un par de cosas y luego iré al campus.

—¿Vas a quedarte aquí? —Le pregunto.

Él asiente y me señala las escaleras.

—Javier está por allí dijo Leonardo —me responde James con un vaso de alcohol en sus manos—. Diviértete un poco.

¿Divertirme aquí?

1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora