CAPÍTULO 20

25 8 0
                                    

Durante el trayecto de vuelta a la residencia, me pongo a tararear la canción de One Direction que está sonando dentro de mi cabeza. Lo único que quiero es irme a estudiar y después tomar una ducha caliente para dormir.

Me preparo un café y me siento en la cama para comenzar a estudiar un poco. Cuando la cafeína hace su efecto me doy cuenta de que hay muchas cosas que no entiendo de Paul. Como por qué está en una fraternidad con un montón de niños de papá cuando él es un hombre, y por qué pasa de un extremo a otro tan rápidamente. Sin embargo, son solo cavilaciones teóricas, ya que ni siquiera sé por qué pierdo el tiempo pensando en él, y después de lo de esta noche definitivamente no voy a seguir intentando hacerme amiga de sus amigos. No me puedo creer que lo haya seguido con la excusa de Javier y el tiempo libre. Ese ha sido, posiblemente, el peor error que podría haber cometido, y en el instante en que he bajado la guardia, él se fue con su mejor amiga a una fiesta. No soy tan ingenua como para pensar que no se está divirtiendo con sus amigos y ahora resulta que Javier si está en Argentina y que James también es el amigo de ellos. Todo esto me está volviendo loca y no entiendo nada.

Javier tenía razón cuando me dijo que Paul me está olvidando. Sé que todo eso es verdad, y que tiene razón. Pero entonces ¿por qué me duele tanto?

El lunes por la mañana, James está apoyado contra la pared de granito gris de la cafetería, esperándome. Lo saludo al verlo, pero entonces me doy cuenta de que tiene la nariz morada. Cuando me acerco, veo que tiene otra magulladura en la mejilla.

—¡¿Qué te ha pasado en el ojo, James?! —exclamo corriendo hacia él completamente preocupada por la situación.

Entonces caigo en la cuenta, la fiesta.

—¡James! ¿Esto te lo ha hecho Paul o Javier? —digo con voz temblorosa.

—Sí... —admite, y me quedo horrorizada.

No me quiere decir cuál de los dos lo hizo, me siento mal de cualquier forma. Necesito que me diga lo que está ocurriendo. Quiero saber la verdad que se esconde detrás de ese golpe.

No sé si prefiero que ese golpe se lo haya dado Javier o Paul. Me hubiera gustado que ninguno terminara con un golpe como ese. Se ve doloroso.

—¿Por qué? ¿Qué ha pasado? ¿Quién te lo hizo? —Quiero matar al culpable por hacerle daño a este chico.

—Salió hecho una bestia de la casa de... No importa, después de que te fueras, pero una hora más tarde Paul volvió. Estaba muy borracho. Empezó a buscar más cosas que destrozar, de modo que lo detuve. Bueno, nos peleamos. En realidad, no fue para tanto. Creo que los dos descargamos la rabia que sentimos. Él también se llevó lo suyo —alardea.

No sé qué decir. Me sorprende la ligereza con la que James habla sobre su pelea con Paul.

—¿Seguro que estás bien? ¿Puedo hacer algo? —le pregunto.

Tengo la sensación de que esto es culpa mía. Paul estaba enfadado por lo nuestro. Pero ¿agredir a James?

—No, de verdad, estoy bien. —Sonríe.

Mientras nos dirigimos a clase hablamos de algunas series. Al llegar, estoy en clase de literatura y empiezo a observar el aula en busca de Paul, a pesar de que mi consciencia me dice que no lo haga. Al no verlo, se ve enojado.

En el examen solo pienso en todo lo sucedido, no puedo prestar mucha atención, pero lo logro entender y lo respondo con facilidad. Después de un tiempo, salgo del aula y espero a James.

El resto de la semana transcurre exactamente de la misma manera: yo no hablo de Paul con nadie, y nadie me lo menciona.

Mi corta relación con el lápiz de ojos ha terminado, y he vuelto a mi rutina de siempre: dormir, ir a clase, estudiar, comer, dormir, ir a clase, estudiar, comer...

Cuando llega el viernes, James hace todo lo posible por sacarme de la habitación.

—Ohh, vamos, será divertido. Estará Javier, sé que te agradó —comenta con diversión en su tono de voz.

Ruedo los ojos ante sus palabras. No me apetece hacer nada. Necesito estudiar y llamar a mi madre. He estado evitando sus llamadas toda la semana, y necesito hablar también con papá y averiguar si ya ha tomado una decisión con respecto a su vehículo. Le he estado dando espacio estos días, y solo le he mandado unos cuantos mensajes amistosos con la esperanza de que venga a traerme su auto.

—Creo que paso... Mañana quiero mirar un coche, así que necesito descansar —digo, y es una verdad a medias.

Es cierto que quiero mirar coches mañana, pero sé que no voy a descansar nada aquí sola con mis pensamientos sobre lo que va a pasar con Paul y sobre cómo Javier hablaba en serio cuando dijo que Paul se alejaría de mí, cosa que me alegra, si bien no me lo puedo quitar de la cabeza.

—Solo será un ratito y después regresas a estudiar conmigo, ¿te parece? —Me pregunta James con una ceja alzada.

—Bien, sí —respondo.

—Esa es mi Kath —murmura con diversión él—. Prometo que venimos temprano para estudiar, no te preocupes por nada. Es una noche para festejar lo de nuestras pasantías y el tiempo que vamos a estar trabajando para la humanidad.

Lo miro con seriedad y luego sonrío amplia ante la situación.

—Creo que estaría muy bien. Nunca me doy tiempo para mí.

—Eso tiene que cambiar de ahora en más. No es justo que no te tomes el tiempo para ser feliz por ti misma —responde James.

Me quedo pensando seriamente en sus palabras; las analizo y les encuentro un sentido muy importante, entonces, decido guardármelas en mi corazón.

—Creo que esta noche va a hacer muy especial...

James me mira con el ceño fruncido, como si le doliera algo, pero no lo admite.

—Sin duda, creo que no vas a poder olvidar esta noche nunca.

No tengo idea de lo que él piensa, pero espero que tenga razón. No me quiero olvidar de una gran fiesta a la que solo iré para festejar un triunfo escolar. Me siento especial por todo lo que está sucediendo.

Después de que James me depile las cejas, cosa que duele mucho más de lo que nunca habría imaginado, me da una vuelta completa y se niega a que me vea hasta que termine. Intento ignorar el gusanillo que siento en el estómago mientras él me echa los polvos sobre la cara. Le recuerdo una y otra vez que no se pase con el maquillaje, y él me promete una y otra vez que no lo hará. Me cepilla el pelo y me lo riza antes de cubrir mi cabeza y media habitación con laca.

Me miro en el espejo de cuerpo entero y me quedo pasmada. El reflejo me demuestra a mí, pero no me la creo. Me sorprende que haya quedado así y que James sepa tanto de maquillaje, sin duda, eso no me lo esperaba.

Durante el trayecto, me siento en la parte de atrás de la camioneta de James, miro por la ventanilla y dejo vagar la mente. No tardamos en llegar donde fue la fiesta en la que me ha llevado Javier, solo espero que esta vez las cosas están mejor. No tengo ganas de hacer un nuevo berrinche, bueno, la última vez solo me fui y no pensé en nada más que mis notas y en el dolor que me causaba no saber dónde estaba Paul.

1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora