Trago saliva sonoramente y niego con la cabeza un poco nerviosa. ¿Un poco? Más de lo que me imagino. Estoy muriendo por dentro y él no tiene idea de la verdad. Ya no puedo seguir con este juego. Quiero estar con él, pero no en una fiesta y teniendo alcohol en mi sistema. Esto, sin duda, no es lo que esperaba y mucho menos con Javier.
—Ya basta... —gimoteo en la búsqueda de la separación—. Por favor, Javier.
Su mirada amielada se ve cada vez más oscura. Sus iris están más que agrandados. Sé que los míos deben estar iguales, pero tengo que pensar con claridad.
—¿Eso quieres?, ¿quieres que me detenga? —Pregunta soltando una de mis muñecas para tomar mi barbilla y hacer que lo mire a los ojos—. Dímelo, pero dímelo mirándome a los ojos.
Me está pidiendo cosas que no sé pueda. Realmente deseo que no se detenga, pero mi cerebro me ordena que lo pare.
Observo sus ojos. Sus pupilas dilatadas y su respiración chocando contra la mía, nuestra respiración se hace una. No me salen palabras, quiero empujarlo y salir corriendo desesperada a mi casa, mejor dicho al campus, pero no puedo hacer eso.
Niego con la cabeza tan solo una vez, logro liberar una de mis muñecas por lo que la llevo a su pecho para lograr separarlo un poco más de mi espacio personal.
Siento como toma mi mano colocándola dentro de su camisa, su abdomen está caliente y su piel suave. Hay un fuego en su interior que deseo apagar.
—Hablemos... —Susurro con dulzura.
—Okay —responde alejándose con cuidado—. ¿De qué quieres hablar, Katy?
Toma asiento en una de las sillas y me mira esperando que me siente a su lado. Sonrío levemente y asiento caminando lentamente hasta la silla donde me encontraba sentada antes de toda esa locura.
—¿De qué quieres hablar? —le pregunto esta vez yo.
—Mmm... ¿Cómo sabías que estaba aquí?
Él alza ambas cejas y suelta una carcajada sonora de sus labios.
—Ya te lo dije, eres predecible, Katy.
Niego con la cabeza y me pongo de pie. Siento como toma mi muñeca sentándome sobre su regazo. Trato de ponerme de pie, pero no lo logro. Mi cuerpo no reacciona como yo lo quiero.
—Ya déjame.
Su mano suelta mi muñeca con rapidez, pero toma con ambas mi cadera haciendo pequeños círculos contra él. Un pequeño jadeo sale de mis labios. Ni siquiera me ha besado, pero dentro de mí si necesito sentir sus labios sobre los míos.
Una de sus manos se dirige exclusivamente a mi muslo, con suavidad y lentitud comienza a subirla. La yema de sus dedos sube a mi pelvis produciendo un escalofrío que recorre todo mi cuerpo. Hago un extraño movimiento para girar y poder verlo, estoy a horcajadas de él.
Mi mirada busca la suya y cuando la encuentra, tomo su rostro con desesperación rozando mis labios sobre los suyos, sin besarlo, todavía no.
Él ya no soporta esa mini tortura, no dudo en unir nuestros labios. Estos se mueven con rapidez, desesperación... Algo que nunca en mi vida había sentido; su lengua recorre cada parte de mi boca y mi lengua no se queda detrás.
Sus manos toman nuevamente mi cadera y bajan con lentitud hasta mis glúteos apretando un poco y acercándome a un más a él.
Tomo su labio inferior entre mis dientes y me separo con rapidez alzando ambas manos en el aire. Niego con la cabeza sabiendo que lo que estoy haciendo no está nada bien, miro sus ojos llenos de deseo y vuelvo a negar.
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1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅
RomanceKatherine London, una joven estudiante de la UBA (Universidad de Buenos Aires), donde se encuentra cursando su último año de psicología. Con apenas 21 años de edad, excelentes notas y una vida completa junto a su prometido, al menos eso es lo que el...