Me desplomo sobre la cama. Sigo enfadada con Javier y todos sus amigos, aunque no tanto como antes con James. No quiero que Javier me preste más atención que la justa y necesaria, pero conocerlo no ha servido sino para hacer que mi mente plantee más preguntas que sé que yo no quiero siquiera oír.
—De verdad que lo siento. No pretendía herir tus sentimientos —dice Alex mirándome—. Sé que todo esto es una verdadera locura para ti, pero creo que Javier tiene muchas cosas que decirte, tal vez lo mejor era haber escuchado.
No lo miro porque sé que me ablandaré al instante. Debe saber que no voy a consentir que me haga cosas como esta. Javier me destruyó y no pienso seguir hablando de él o su pandilla.
—¿Todavía... todavía quieres estar aquí conmigo? —pregunto con voz temblorosa.
—Por supuesto, Kath. Es más, siento que todo esto será algo estupendo para ti. ¿Tú quieres seguir siendo mi amiga?
Suelto un pequeño quejido de mis labios, al sentir el control remoto debajo de mi espalda, no me había dado cuenta de eso hasta unos instantes. Dolió, bueno, ahora también me duele. Nunca me había clavado algo así.
Estiro un poco mi brazo y tomo el control con una pequeña sonrisa sobre mis labios, niego mirando a Alex y asiento tan solo una vez con la cabeza. Ya no quiero seguir ocultando esto, necesito tener la verdad por encima de la mesa. No quiero que nadie me oculte nada.
¿Es muy complicado hacer que la gente deje de ocultar cosas a otras?
Tengo que respirar profundo y aprender a dejar lo que me hace mal, no importa lo que sea, tengo que soltar toda la porquería antes de que sea demasiado tarde. Por alguna razón, pienso que ya es un poco tarde, pero todavía estoy en mis posibilidades, ¿o no?
Me siento lista a su lado sabiendo que hay alguien que me apoya y me quiere, yo sé que Alex siempre estará ahí para mí.
Cuando lo miro, veo su vulnerabilidad. Suspiro. Sé que no puedo seguir enfadada cuando hay tanta preocupación en sus ojos.
—Sí, claro que quiero seguir siéndolo. Ven aquí —le digo dándole un par de golpecitos al colchón. Mi fuerza de voluntad se desvanece con este hombre.
Observo los ojos de mi mejor amigo por unos segundos y luego, no dudo más en hacerme cargo, y ver aquel archivo de la clase.
Trago sonoramente al no poder oír las palabras del audio, ya me estoy frustrando y esto recién empieza. No puede ser posible, aunque no se escucha mucho que digamos.
—Sube el volumen, Katuchi —dice entre dientes.
Ruedo los ojos con diversión ante sus palabras.
—¿Por qué no se me ocurrió antes? —Niego con la cabeza tan solo una vez.
Me siento en la punta de la cama y estiro un poco mi mano para subir el volumen, lo hago con facilidad. Ahora sí, voy a tener que concentrarme y dejar que todo fluya, no puedo seguir jugando un juego al que no sé jugar.
De un salto hacia atrás, me acomodo nuevamente al lado de Alex y observo el televisor con una pequeña sonrisa sobre mis labios.
Tiene que parecer que la vida me está sorprendiendo, aunque solo busco una verdad atorada en la boca de los miembros de una estúpida pandilla de adultos.
Aún la pantalla se encuentra completamente negra, hasta que la voz de Javier se hace presente.
—Todos pensamos que la muerte es un tema no muy agradable para una conversación y que simplemente hay que recordar a los que se van con aprecio —La voz de Javier es reconocida inmediatamente—. ¿Qué sucede con los seres humanos que quedan?, ¿las almas de los difuntos evolucionan?, ¿a dónde quedan o a dónde se van? —Pregunta alzando ambas cejas y una sonrisa se apodera de sus labios—. Hoy haré una pequeña demostración de lo que podría suceder, aunque nadie hasta morir puede saber la verdad. Para eso, voy a demostrar lo que le ocurre a las personas que se quedan, el cómo funciona en los adultos y adolescentes.
Imágenes de la fiesta de aquella noche horrible se hacen presentes en el televisor.
Niego con la cabeza al visualizar los juegos, las bromas y aquella escena del viñedo siendo filmada por Javier que se encontraba detrás de un árbol que da justo a la entrada del viñedo.
Todo lo que pasó esa noche fue planeado por Javier, todo... Exceptuando mi caída a la piscina, doy gracias que eso no lo filmaron, pero todo salió en el video. Javier me enamoró solo para usarme de actriz en su película tonta.
Trato de agarrar el control remoto con rapidez al notar el vehículo de mi padre en la entrada de la casa de aquella fiesta esa misma noche, pongo pausa y me acerco al televisor con el ceño completamente fruncido ante la situación.
—¿Qué pasa?
Señalo el vehículo con mi dedo índice y giro para ver a Alex.
—Ese es el auto de mi padre...
—¿Estás segura? —Pregunta acercándose para verlo mejor.
Asiento con la cabeza tan solo una vez.
—¿Qué demonios es todo esto? —Niega con la cabeza y vuelve a tomar asiento sobre la cama—. ¿Por qué estamos mirando esto?
¿Qué es lo que miramos? ¿Por qué mi papá estaba allí?
—Esta es la verdad que todos me han estado ocultando y que hoy me soltó Elena. Ella se acercó al baño y me contó la verdad sobre Javier —le cuento la verdad.
Alex se me queda viendo directo a los ojos y parece no poder creer lo que sale de mis labios. No pienso mentirle, esta es la verdad.
—Entonces, ¿todos sabían al respecto y nadie te dijo nada?
Asiento con la cabeza. Mis ojos se llenan de lágrimas y vuelvo a asentir.
—Pero lo que no entiendo es por qué el auto de mi padre estaba ahí.
Él suelta una risita divertida y luego niega.
—Quizás solo fue una casualidad.
Niego más de una vez segura de lo que voy a decir:
—Yo ya no creo en las casualidades, Alex.
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1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅
RomanceKatherine London, una joven estudiante de la UBA (Universidad de Buenos Aires), donde se encuentra cursando su último año de psicología. Con apenas 21 años de edad, excelentes notas y una vida completa junto a su prometido, al menos eso es lo que el...