Tengo que sacarme de la cabeza el nombre de Javier, estoy harta de que él se hunda en lo más profundo de mis pensamientos. Es horrible la sensación que me produce saber que no lo puedo olvidar. Javier seguirá ahí, lo sé. No me lo voy a sacar de la cabeza jamás.
Me quedo esperando una respuesta concreta salir de los labios de mi mejor amigo.
—¡Por supuesto!, sabes que hice un curso —responde él con una sonrisa sobre sus labios.
Hago una mueca con mis labios y niego.
No tenía idea sobre eso, pero pienso usar sus estudios para mi beneficio.
Sé que mi pensamiento no está bien (no puedo usar a mi amigo para quedar como una diva e ir a divertirme a un bar), eso está muy mal.
—Bueno... Ahora lo sé, adelante...
Alza ambas cejas al oír mis palabras.
—¿Quieres que te maquille para hoy? —Cuestiona él con una pequeña sonrisa.
Asiento con la cabeza.
Él sabe que mucho no me agrada el tema del maquillaje, pero creo que ahora puedo darle una pequeña oportunidad, así como se da di hace un tiempo atrás.
—No mucho, sabes que no me gusta.
Soy completamente sincera.
—Tendré que usar lo que tienes, porque no tengo mis cosas acá.
Asiento con la cabeza tan solo una vez y me levanto para tenderle la mano y caminar hacia el armario. Él mira todo sin comprender, abro la puerta que se encuentra en el fondo del armario y lo hago entrar primero.
—Enciende la luz.
Asiento y prendo la luz. La habitación se ilumina con rapidez mostrando cada uno de los cosméticos que mi madre me había regalado por años, algunos son importados y de muy buena calidad.
La cara de Alex me dice muchas cosas y nada sale de sus labios, supongo que necesita unos segundos para asimilar toda esta locura. A mí, me llevó varios años, pero hoy lo acepto y decido que es una buena oportunidad para utilizar el desperdicio de dinero de mi mamá en tonterías como esta.
Alex me mira fijamente a los ojos girando en la habitación, parece que está volando por un mundo de arcoíris y felicidad.
Me acerco a él y miro a los ojos con una gran sonrisa sobre mis labios ante la felicidad de mi mejor amigo, sé que para él todo esto es increíble y sé que no esperaba que tuviera todo esto y que nunca lo usara en la vida.
—Esto es una maldita locura, ¿por qué no me lo mostrarte antes?
Suelto una pequeña risita divertida de mis labios y niego con la cabeza tan solo una vez, ya que no tengo una respuesta para él, es cierto que nunca le mostré esta parte de mi armario.
—Siéntate y déjame todo a mí.
Asiento con la cabeza al oír sus palabras. Son las palabras que quería oír y por suerte así fue.
—¿Quieres hacerlo acá o vamos a la cama?, por mí, no hay problema alguno —pregunto con una pequeña sonrisa sobre mis labios.
—Acá.
—Okay...
Me siento cómodamente sobre la silla que se encuentra en medio de aquella habitación. Lo miro sin decir absolutamente nada, debo confesar que jamás lo había visto de este modo.
—Ahora cierra esos bellos ojos marrones y no pienses en nada.
Asiento cerrando los ojos, hasta que él termina de hacer su trabajo. Sé que esto llevará horas, así que intento quedarme dormida, de ese modo, a la noche podré soportar más la joda.
Hago una mueca con mis labios al sentir cosquillas en mi nariz.
¿Qué demonios está pasando?
—Katherine, despierta... —Dice en tono dulce.
Abro los ojos con una pequeña sonrisa sobre mis labios al oír las palabras de Alex.
—¿Listo? —Pregunto llena de esperanza.
—Estás más que lista, Katuchi.
Sonrío amplia al oírlo; él sabe que decirme siempre. No por nada es mi mejor amigo.
—Mírate.
Miro mi reflejo en el espejo y sonrío sin poder creer que esta soy realmente yo. Mi piel posee un hermoso color avellana, mis labios carnosos pintados de un suave tono rosado al igual que mis mejillas. El delineador líquido parece no estar demasiado cargado, es un tono marrón oscuro como mis ojos. Mi cabello posee unos hermosos bucles al final y pequeñas piedras que sostienen mechones que seguramente hubieran molestado a la hora de la joda.
—Hiciste magia...
—No digas tonterías, Katherina.
Niego con la cabeza ante la utilización de mi nombre.
—No son tonterías...
Me tiende la mano y la tomo para caminar con él a la habitación y luego salir por la puerta de esta. Suelto su mano y camino con él y mis zapatos bajando las escaleras.
Al llegar a la planta baja, ambos nos ponemos los zapatos y salimos por la puerta de entrada. Subimos a su vehículo y lanzo mi bolso a un lado.
—¡A divertirse! —Exclamo.
Miro por la ventana todo el viaje cantando con Alex una canción del grupo de Kansas, la canción es Carry on my wayward son. Esa canción dura más de cuatro minutos, al terminar la canción, ya llegamos al bar.
—Eso fue rápido.
—Sí... Supongo que debería bajar la velocidad, ¿no?
Suelto una pequeña risita. No esperaba que me respondiera eso.
—¿Eres así de rápido en todo? —Pregunto con un tono de diversión en mi voz.
—No, pero tiene lo suyo... —Responde con diversión en su tono de voz.
Asiento con la cabeza tan solo una vez, aunque no he comprendido y bajo del vehículo para caminar juntos a la puerta del lugar. Al entrar, me doy cuenta de que es un ambiente agradable y con pocas personas, caminamos hacia una mesa y nos sentamos esperando atentamente que alguien nos atienda.
¿Cómo terminaremos esta noche?, ¿nos divertiremos tanto como los demás?, ¿podré olvidar las tonterías que viví hace tan poco tiempo?
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1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅
RomanceKatherine London, una joven estudiante de la UBA (Universidad de Buenos Aires), donde se encuentra cursando su último año de psicología. Con apenas 21 años de edad, excelentes notas y una vida completa junto a su prometido, al menos eso es lo que el...