CAPÍTULO 68

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Javier toma mi rostro entre sus manos y me mira fijamente a los ojos, como es de costumbre, ya me estoy haciendo la idea de que eso siempre ocurra. Quiero ver sus ojos todos los días, todas las noches y cada día que despierte. Aunque espero que las mentiras, o como lo llama él, ocultar las cosas que pueden herirme. Debo aceptar que en la vida siempre habrá cosas que nos herirán, pero son cosas que tienen que pasar, ya están escritas en nuestro destino y, aunque él me las quiera ocultar no podrá.

—¿Javier, qué es lo que James no puede seguir? No comprendo nada —pregunto esperando que por lo menos él pueda responderme—. Me ha dejado demasiado preocupada. Es mi mejor amigo y quiero saber lo que le está pasando.

Una pequeña sonrisa se dibuja sobre mis labios. Quiero que Javier entienda que me preocupo demasiado por las personas que quiero, ¿no es evidente?

—No puede aceptar la realidad.

Suelto un bufido sonoro ante lo que sale de los labios de Javier. Ya me estoy hartando con la necesidad de sus mentiras innecesarias. ¿Por qué no me puede decir todo lo que está pasando de una vez por todas?

—Ya deja de decir eso, ¡muéstrame! —Subo mi tono de voz.

Javier asiente con la cabeza alejándose con lentitud. Se hace a un lado dejando ver tres expedientes sobre la mesa. Los expedientes poseen los nombres menos pensados del mundo entero.

Niego con la cabeza llevando mis manos hacia mi rostro, no puede ser posible. Trago saliva sonoramente sin poder creer lo que mis propios ojos están viendo en este preciso momento. Es algo que me resulta muy peculiar, aunque no puedo seguir haciéndole creer que me agrada lo que ellos están haciendo. Ya no soporto ser la chica que asume todo y solo sigue adelante, no quiero ser así.

Lo estoy viendo, pero aun así parece una mentira, algo imposible. No puedo creer. Creo que no deseo hacerlo, quiero creerle a Javier, pero me pone las cosas tan complicadas que es imposible hacerle caso. No puedo soportar el dolor que me provoca ser parte de este juego que ellos tienen.

¿Qué fue lo que hice yo para merecer tal tortura sin sentido?

Siento algo extraño dentro de mí al leer aquellos nombres. No sé si quiero leer el expediente completo, me da miedo saber cosas que no debería. Sin embargo, creo que sí me fijo en alguno de estos pueda comprender la razón por la que mis padres me están ocultando cosas sin sentido. Porque ahora todo me resulta muy peculiar y sin sentido alguno, pero quizás si leo las razones... ¿Debería hacerlo?

Javier Emir Jones

"Confidencialidad confirmada. No leer".

Trevor London

"Confidencialidad confirmada. No leer".

Marcela London

"Confidencialidad confirmada. No leer".

Quiero leer, pero hay algo dentro de mí que me niega hacerlo. Ni siquiera conozco a ese hombre que posee mi apellido. Sé que deseo leer cada uno de esos tres expedientes, pero mi corazón me niega hacer esa jugada.

No quiero sentir más dolor del que ya siento. No me puedo hacer esto a mí misma. No merezco este dolor.

Niego con la cabeza varias veces sin comprender lo que estoy viviendo. Esto, sin duda, es una locura, algo creado por mi subconsciente, no puede ser verdad.

Ellos no son mafiosos, no pueden estar metidos en ese mundo. Yo los veo, ellos me ven. Es imposible que sean parte de ese mundo oscuro. No hay manera de creer que estos seres humanos están metidos en la mafia.

Javier toma mi mano y me guía al frente, donde se encontraban los expedientes de más personas. Mis ojos se abren como nunca antes al leer el nombre menos pensado de este mundo. Es imposible, no puede ser verdad.

Katherine Belén London

02 de noviembre de 1998.

"Confidencialidad confirmada. No leer".

Trago saliva sonoramente negando con la cabeza frenéticamente. No puedo estar metida en ese juego: eso es imposible. Yo no recuerdo que me hayan investigado, bueno, supongo que eso no se sabe hasta que alguien hace la locura que acaba de hacer Javier.

Estoy completamente viva, llena de vida. Es imposible... Soy una chica completamente normal y llena de problemas, ahora no puedo meter también a la mafia dentro de mi vida. No puedo hacer tal cosa.

—¡No es verdad! —Exclamo con mis ojos llenos de lágrimas.

Agarro mi cabeza con ambas manos y niego retrocediendo con cuidado.

—No... —Murmuro.

—Katy, yo te puedo explicar.

Los miro fijamente a los ojos por un instante y comienzo a correr lo más rápido posible, no sé a dónde, solo corro lo más rápido que puedo.

No puedo pensar demasiado, pero recuerdos de todo lo ocurrido comienzan a surgir dentro de mí.

La primera lágrima se resbala de mi mejilla cayendo al césped, limpio mis ojos con cuidado sin detenerme en ningún momento.

Mi pie se atora en una rama y caigo al suelo, al levantar la mirada dos linternas de color rojo se acercan hacia mí, sé que son los cómplices de Ferrari, así que me pongo de pie como puedo y comienzo a caminar con rapidez.

No puedo creer lo que está ocurriendo. Ahora me siento perdida, creo que más de lo que suelo estar. No lo entiendo, no puede ser posible.

¿Javier no me estaba mintiendo con respecto a la mafia y a los secuaces de Ferrari? ¿Acaso la madre de él se ha casado con un mafioso?

Mi ceño se frunce inmediatamente al recordar el nombre: Trevor London. Quiero saber quién es, ¿qué será lo que hace? ¿Por qué tiene mi apellido? ¿Será un familiar? No creo que sea un familiar, ya que debería conocerlo y la foto del expediente nunca la había visto en mi vida.

—Katy... —Emite viniendo hacia mí.

Siento un fuerte dolor en el brazo, como si me hubieran agarrado de allí, y caigo nuevamente al suelo perdiendo el conocimiento.

—¡Katherine!

Tengo miedo, no sé nada.

¿Qué es lo que acaba de pasarme?

1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora