CAPÍTULO 55

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Realmente debo pensar con seriedad lo que tengo que responder. Elena se había portado muy mal conmigo y debo confesar que eso me dolió mucho. Yo nunca me imaginé que ella pudiera herirme de ese modo tan bajo; pensé que lo haría de otro modo, no integrando a mi mente pensamientos innecesarios.

La vida me está poniendo una prueba muy interesante. Como muy pronto será Navidad, tengo que hacer todo lo posible para pensar en que debo perdonar y vivir el presente. No puedo estar atada a un pasado. Eso es lo que aprendí de William, ya que él estaba viviendo en su pasado y no dejaba que la gente se acercará.

Saber que ella pensaba de ese modo petulante me duele. Me gusta la amistad de estos seres, entre ellos se comprenden y ayudan. Al parecer, siempre están para lo que necesitan.

Me hubiera encantado tener una amistad como esa en la juventud, ahora ya dudo mucho que esas cosas me sucedan. Ya no me siento capaz de afrontar un mundo lleno de ese tipo de cosas y sentimientos, ya estoy acostumbrada a sufrir. No puedo creer que en una noche toda mi vida se diera vuelta.

Miro fijamente los ojos de Ellie y asiento con la cabeza tan solo una vez, algunos mechones sueltos de mi colita se mueven al compás de mi cabeza.

La sonrisa de Elena se intensifica inmediatamente al notar que le doy una nueva oportunidad, se acerca a mí posando uno de sus brazos por encima de mis hombros y me comienza a guiar hacia la camioneta en la que ellos habían venido hasta aquí.

Esto es muy extraño, ya que de la nada se está comportando como una chica buena. No esperaba ver eso de ella, pero me está sorprendiendo gratamente.

Me suelta al llegar y abre la puerta dejando que yo me adentre al vehículo que se encuentra detenido en el pequeño camino de piedras rojas.

Ninguna de las dos dice algo, hasta que ella abre la boca y decide romper el silencio. Por supuesto, le doy las gracias por no haber tenido que decirle algo antes. Nunca sé cómo empezar una conversación.

—Cámbiate tranquila, yo me llevaré a los chicos adentro para que se vayan preparando para la actuación de la noche. El primer show dejará a todos completamente estupefactos por los vídeos que pasaré; los chicos y Javier me ayudaron bastante para eso y quedará genial —comenta Elena tomando lo que parece ser un pequeño pendrive del asiento trasero.

Se pone de pie y comienza a caminar hacia los chicos con una gran sonrisa sobre sus labios. Sé ve muy feliz, debo confesar que eso me asusta un poco.

Lamentablemente, no sé leer los labios, pero parece que les está diciendo algo muy interesante a la banda.

Javier niega con la cabeza alejándose del grupo, James se acerca a él y los pierdo de vista. Tengo que cambiarme o las cosas no saldrán nada bien, no tengo que perder el tiempo con cosas que no deberían de importarme.

Tomo el vestido negro de la bolsa y me comienzo a cambiar, trato de ser rápida. No me gusta mucho estarme cambiando en un lugar donde todos los presentes podrían verme de más y eso no es parte de la fiesta.

No tardo demasiado en estar lista; trato de abrir la puerta del vehículo, pero me es inútil. Ahora comienzo a entender lo que mi amiguita está haciendo, jamás debí darle otra oportunidad.

—¡Elenaaa! —Exclamo alargando la "a" de su nombre.

Una pequeña pantalla se prende, es el teléfono de Leonardo. Al leer el nombre de Elena tratado de comunicarse por vídeo llamada, alzo ambas cejas sin comprender lo que está sucediendo.

Me estiro para agarrar el teléfono y aceptar la vídeo llamada: en la pantalla del teléfono puedo notar a los chicos cantando en el centro de la casa.

Después, Ellie toma la cámara y comienza a caminar hacia arriba, donde están las habitaciones. Da la casualidad, creo yo, se dirige a mi habitación. Toma asiento en la cama y observa fijamente la cámara. Noto que ella observa todo a su alrededor y cuando ve los peluches se ríe a carcajadas.

—¿No vendrás? Ya deberías de estar aquí, dudo que a tus padres y familiares les agrade que tus amigos estén y tú no —dice filmándose con una sonrisa amplia sobre sus labios.

No comprendo lo que está haciendo en mi habitación en un momento como este; espero que venga por mí de una vez por todas.

Mi ceño se frunce inmediatamente observándola sin comprender lo que está esperando qué suceda. Siento que jamás debí haber perdonado a Elena, ahora ella se está divirtiendo en mi casa, en mi habitación. Quiero ir a su lado y arrancarle todos los pelos rubios de su cabeza.

Detesto a esa mujer.

—Elena, estoy atrapada. No puedo abrir la puerta de la camioneta, ven por mí.

Ellie niega con la cabeza: su sonrisa sigue intacta sobre sus labios rosados y tiernos.

—¿Cómo es eso posible? —Pregunta usando aquel tono de voz tierno que la hace parecer adorable cuando, en realidad, es una maldita.

Me frustra saber que se hace la desentendida.

—Ven y abre la puerta —murmuro esperando que se comience a mover, pero no sucede. Ella sigue allí cómoda de la vida—. ¡Elena!

Una gran sonrisa se dibuja sobre sus labios, cuando está a punto de decir algo se queda callada y el sonido de la puerta abriéndose se oye.

Oigo la voz del que parece ser Javier, no quiero suponer nada, pero me resulta muy imposible por su tono de voz.

La video llamada se acaba.

—¡Elena! —Sigo gritando y esperando que alguien pueda oírme.

Ahora sí, espero salir de aquí y romperle la cara. No puedo creer. No pude haber caído tan fácilmente en un juego sucio como este. Ella es la única zorra, no tengo duda de eso.

¿Cómo es posible que nadie pueda oír mi voz? ¿No habrá nadie en este lugar ahora?

1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora