Javier me observa fijo a los ojos con su ceño completamente fruncido, supongo que por la situación en la que nos encontramos en ese preciso instante, no me agrada mucho lo que estoy pensando y no tengo la menor idea de lo que quiero escuchar en ese momento.
Siento que Javier sabe cosas de las que no dice nada, aunque tendría que abrirse y dejar salir todo de allí dentro. No puedo entender la razón por la que se emborracho y me contó sobre Ferrari.
Simplemente quiero la verdad, una respuesta a toda esta locura en la que yo me encuentro en el medio, y por lo que veo, ya me estoy volviendo completamente loca. Así es como me siento, siento que estoy perdida en un sueño lleno de locura y horror del que lamentablemente no puedo despertar.
—Bien, ¿qué es lo que quieres saber? —Pregunta tomando asiento sobre la cama, parece que está nervioso, ya que sus piernas y dedos se mueven.
No es solo que está ebrio hay algo más allí.
—Quiero saber todo lo que no me estás diciendo, quiero saber lo de la mafia... Lo de la imagen y quiero saber quién eres realmente —respondo mirándolo fijamente. También estoy nerviosa y lo único que puede tranquilizarme un poco, es caminar por la zona, mover mis pies—. ¿No me vas a responder?
Javier frunce el ceño inmediatamente y toma mis manos con brusquedad. Lo miro a los ojos con ambas cejas alzadas. Él simplemente me suelta y palmea un lugar a su lado en la gran cama, no dudo en sentarme y oír lo que él tiene para decir.
Sé que lo que está por salir de sus labios cambiaría mi mundo, mi vida y todo aún más de lo que ya está cambiando. Creo que si no hubiera aceptado salir a caminar con él, toda mi vida estaría igual, pero yo sería una verdadera tonta que no sabría que vive en una ilusión del primer amor... ¿Paul es mi primer amor? ¿O solo fue una tonta ilusión? Algo que nunca fue y yo simplemente imagino, o peor aún, jamás sucedió y la vida ya me lo quitó sin dejarme una pequeña oportunidad para descubrir una simple respuesta, toda mi vida llena de preguntas y nunca tuve respuesta.
Ahora estoy trabajando en la búsqueda de las respuestas y sé que si no logro conseguir las respuestas de la boca de Javier, iría a buscarlas con sus amigos, James se ve diferente y parece ser mucho más agradable que los otros; definitivamente, James es el único que sabe lo que quiero escuchar. Espero que Javier me responda, no sé si me gustaría en la búsqueda de encontrar a James en mi habitación, ver a mamá y comenzar con una pelea, creo que eso no me gustaría.
—Está bien, Katy —murmura él.
Sus ojos amielados se fijan nuevamente en la imagen, sus pestañas espesas parecen postizas, lo cual llama demasiado mi atención, hasta que una pequeña simplemente cae pegándose en su pómulo.
Acerco mi mano como una niña pequeña y se la quito. Él me mira con su ceño completamente fruncido y niega con la cabeza sin comprender lo que estoy haciendo, yo simplemente observo la pestaña y tomo su dedo índice para colocarlo sobre el mío o mejor dicho sobre la pestaña que se encuentra sobre mi dedo. Cuando separa su dedo y noto que la pestaña seguía sobre el mío, sonrío amplia y lo abrazo con cuidado aplastando su cuerpo entre mis brazos.
—Gané. —Lo suelto mirando la pestaña.
—¿Ganaste? ¿Qué ganaste? —Sus preguntas me dejan en claro que nunca había jugado a eso.
Yo recuerdo jugar ese juego con mi madre, cuando una de las pestañas se desprendían de su lugar. Debo confesar que, al saber que Javier jamás había jugado a eso, me destroza con lentitud, pero no puedo decirle eso, no es lógico.
—Sí, yo me quedé con la pestaña y así es como se gana. —Llevo la pestaña a mi pecho y la guardo dentro.
—¿Qué haces? —Pregunta al notar mi acción—. Sería lindo ser una pestaña caída.
—Te guardo en mi corazón —digo con un tono de seriedad y luego comienzo a reír negando con la cabeza tan solo una vez—. Lo siento, es una costumbre. ¿Por qué eres tan asqueroso cuando quieres?
Él se encoge de hombros y se pone de pie. Su mirada sigue inyectada en sangre, pero con mezcla de dolor en su corazón.
Lo miro fijamente sin saber lo que está sucediendo.
—Me debes una respuesta —comento poniéndome de pie.
—Te dije que iba a responder, pero no cuando tú quieras y solo te voy a responder una pregunta de todas esas... —Hace una pequeña pausa y me mira—, así que debes elegir con cautela.
Mi ceño se frunce y niego con la cabeza. Se supone que debe responder lo que le estoy preguntando, yo necesito saber todo lo que había preguntado... Aunque había algo más que gana y es la pregunta de los mafiosos, el expediente de Ferrari... Necesito saber si los seguiré viendo o algo así. No quiero morir, soy demasiado joven para eso.
—¿Tan solo una? —Pregunto haciendo puchero como una niña pequeña.
—Sí, tan solo una. No me mires así, Katy —responde llevándose la mano a su cabello.
—Claro que no —respondo.
—Claro que sí.
—Claro que no.
—Que sí —responde y su ceño se frunce aún más.
—¿Qué sucede? —Pregunto.
Noto que Javier se pone aún más nervioso de lo que ya estaba anteriormente. Alzo ambas cejas acercándome a él, se encuentra cerca de la puerta, así que no es demasiado complejo saber lo que está sucediendo. La puerta está entreabierta por lo que veo lo mismo que él, bajo la mirada al hormigón del suelo.
—¡Eso! —Exclama abriendo la puerta.
—¡No! —Me apresuro a decir.
Salgo por la puerta con lentitud, tengo miedo de saber lo que estoy a punto de ver y cuando salgo por aquella gran puerta de madera veo como Javier tiene sus manos sobre el cuello de Paul, está apretando con fuerza. Puedo notar los músculos de él duros como una roca al hacer tanta fuerza con su mano.
Aún lado, Laby parece una desquiciada gritando con fuerza para que todo termine, aunque eso no funciona y yo... Yo estoy ahí parada sin saber qué hacer o decir ante la situación.
Mis ojos se comienzan a cristalizar y niego con la cabeza. Esas cosas siempre me afectan y mucho más cuando conozco a las personas que se están peleando, eso me destroza por dentro.
—Basta —susurro casi inaudible.
—¡Termínala! —Exclama una voz a lo lejos.
Simplemente giro para ver quién es.
Realmente, quiero ver, pero temo hacerlo.
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1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅
RomanceKatherine London, una joven estudiante de la UBA (Universidad de Buenos Aires), donde se encuentra cursando su último año de psicología. Con apenas 21 años de edad, excelentes notas y una vida completa junto a su prometido, al menos eso es lo que el...