Abro mis ojos notando que sigo en este lugar, pero me encuentro en lo que parece ser un balcón. Observo todo lo que está a mi alrededor. Todavía me siento un poco mareada, pero nada a comparación de lo que estaba.
No sé por qué me estoy bebiendo todo lo que encuentro. Nunca me gustó beber alcohol, pero esta vez es muy diferente. Estoy probando cosas nuevas y me divierte de un modo que no sabía que podría.
Me levanto con cuidado de la hamaca paraguaya en la que estaba durmiendo hace unos... No tengo idea del tiempo que pasó.
Bajo la mirada, hay una gran piscina inflable llena de botellas. Camino decidida y tomo un par de latas de una bebida alcohólica que nunca he visto en los supermercados ni siquiera me fijo la fecha de caducidad. El fuego baja por mi garganta, es diferente y agradable. Ya me importa todo una mierda.
Observo la piscina que se encuentra en medio del jardín, debajo del gran balcón y sonrío. Debo confesar que, me está divirtiendo con tan solo ver a las personas que se lanzan al agua, parece que nada les importa en ese momento y solo lo hacen por diversión.
Me pregunto si soy capaz de hacer algo como eso, ¿por qué aun estando ebria me preocupa todo?
Oigo unos pasos de una persona subiendo a donde yo estoy, giro y me encuentro a James, Leonardo, Elena y otro joven que no reconozco.
Saludo con la lata sobre mis manos y sonrío notando que ellos se acercan con lentitud hacia mí. El joven que no reconozco se queda alejado, parece estar calculando algo, ya que sus pupilas se mueven de un lado al otro con nerviosismo.
—¿Te sientes bien, Kath? —Pregunta James—. Te ves un poco preocupada. ¿Te estás divirtiendo? —Cuestiona con una gran sonrisa sobre sus labios.
Tiene una manera bastante extraña de sonreír, pero yo no soy quien para criticar aquello.
—Ya no, ahora me doy cuenta de que cualquier cosa es mejor que el dolor que sentía hace un par de minutos —respondo dándole el último trago a mi bebida—. ¿Qué hacen aquí?
—Nuestro amigo está pensado en lanzarse a la vida o quedarse con nosotros —responde Leonardo y luego observa fijamente los ojos de su novia—. ¿Y tú? —Le pregunta.
No tengo la menor idea de lo que está sucediendo, pero no tengo que saber...
Observo como una sombra negra corre con rapidez hacia el borde del balcón y se lanza de un gran salto a la piscina.Alzo ambas cejas sin poder crecer lo que he visto, camino a paso rápido al borde del balcón y noto el cabello negro de Javier. Es él, él se ha lanzado a la piscina.
—No lo sé... —Murmura Elena.
—Deberías saberlo, es muy importante. Soy yo o tu hermana... —Leonardo parece ponerle bastante obligación a lo que Elena debe escoger.
—Leo...
—Yo sí. Ya sé lo que voy a hacer, y morir no es lo que realmente quiero... Nos veremos en otra oportunidad —comenta el sujeto que no reconozco y simplemente baja las escaleras para retirarse del lugar.
—Elena... —Dice con un tono algo alto Leonardo.
Mi ceño se frunce inmediatamente y observo a la piscina con una pequeña sonrisa sobre mis labios. Suelto un suspiro y sonrío ampliamente para comenzar a quitar mis vestido y demás. Acomodo mi ropa a un lado y retrocedo, ninguno de ellos nota lo que estoy a punto de hacer.
Sin pensarlo más de lo que debo haberlo hecho, cierro mis ojos y corro lo más rápido posible para saltar y lanzarme a la piscina.
—¡Katy! —Gritan unísono los chicos que se encuentran en el balcón.
Siento como el agua me cubre completamente. No me importa no saber nadar, simplemente me lancé sin importar lo que pasaría en mi vida. Por primera vez, solo actué sin pensar.
Cierro mis ojos y dejo el agua me consuma internamente. Puedo sentir como el agua entra por mis pulmones llenándolos de esta, trato de nadar hacia arriba, pero no sé hacerlo.
No sé nadar. No pensé en eso cuando me lancé al agua, no paré un segundo para pensar en mi vida. No me detuve, no quise hacerlo por razones que desconozco. Ahora entiendo todo.
No deseo morir, pero creo que ese es mi destino el día de hoy. Ya no hay mucho que hacer, nadie se mata por sacarme de aquí. Todos están murmurando cosas, pero nadie se mete para salvarme de una vez por todas de este infierno. Creo que no tendré un superhéroe.
Estoy segura de varias cosas en esta vida, pero no sabía sobre el dolor de morir ahogada. Siempre me preguntaba, ¿qué será peor? ¿Morir ahogada o quemada? Creo que ahora puedo decir que ahogada.
—Katy... Abre los ojos —La voz de Javier se hace presente.
Siento como el agua de mis pulmones amenaza con salir de mis labios, hasta que por fin lo logra y se desprende de mi interior con una pequeña tos. Me siento mal, pero puedo respirar. Nunca imaginé que Javier hiciera algo como eso por mí.
Abro los ojos y lo miro sin saber que decir ante la situación que he creado yo misma. Solo me lo quedo viendo y le dedico una dulce sonrisa para que sepa que estoy bien. Ya no siento que estoy atada al fracaso, aunque acabo de fracasar como la mejor.
—Katy...
Estoy bien, no quiero nada que tenga que ver con él. Quiero divertirme y pasar esta noche como si fuera la última de mi vida. Después de todo, imaginé que así iba serlo.
Nunca me divertía, nunca hacía nada que me dejará una enseñanza... Hasta ahora.
El haberme lanzado a la piscina y haber muerto por unos instantes fue, sin duda, una de las mejores cosas que me han pasado en la vida.
Suena mal lo que explico, pero lo siento así. Ahora las cosas cambiaron y ya no soy esa pobre Katy asustada. Ahora soy una nueva y me siento segura de lo que hago.
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1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅
RomanceKatherine London, una joven estudiante de la UBA (Universidad de Buenos Aires), donde se encuentra cursando su último año de psicología. Con apenas 21 años de edad, excelentes notas y una vida completa junto a su prometido, al menos eso es lo que el...