CAPÍTULO 45

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Maldita sea, lo haré. No entiendo qué tiene de malo dormir junto a un hombre. Solo es eso: vamos a dormir. No pienso hacer nada más que eso, no siento que pueda llegar a tener algo con Javier. Lo que tengo con él es muy diferente a cualquier cosa que tuve antes. Se siente tan fuerte y abrumador, me consume por completo y deseo más y más.

Suelto un suspiro sonoro de mis labios y me acerco a la cama. Él tiene razón con respecto a mi atuendo, así que tomo su remera y me la acerco a la cara. Tiene su aroma y es delicioso, no solo por ser verdadero, también tiene un poco de colonia, pero mucho más su fragancia natural. Quiero quedarme por siempre con este recuerdo, pero es inútil, él no me dejara quedarme con su remera favorita. Bueno, supongo que es así, ya que siempre la tiene puesta.

—¿Puedes girarte? —Pregunto un poco nerviosa ante su mirada.

Él suelta una carcajada sonora ante mi pregunta y luego niega.

—¿Para qué? —Lleva ambas manos hacia mi cadera y me obliga a acercarme a él—. Solo quítatela. No tienes que tener vergüenza de mí, Katy.

Niego con la cabeza tan solo una vez.

—No puedo...

Su ceño se frunce.

—¿Es por qué nadie te ha visto desnuda?

—Bueno... Yo, yo no me siento cómoda.

—Solo quítatela, pero está bien.

Me suelta y gira para no verme. Me pongo de pie, me comienzo a quitar la blusa y luego mis zapatos. Me pongo la remera de Javier y me llega hasta los muslos, me saco la pollera y luego me quito el brasier dentro de la remera y lo dejo por ahí. Palmeo el hombro de Javier y este me chifla cuando ve que estoy acomodando mi ropa junto a la suya en el sofá. Su mirada amielada me come por completo y me dedica una sonrisa gigante, me alza la mano esperando que la agarre y eso es justamente lo que hago.

—La luces mejor que yo —murmura sobre mi oído.

Me acuesto a su lado y cierro los ojos esperando poder dormir de una vez por todas. Quiero estar bien y sentir que no hay nada mal en lo que estoy haciendo.

¿Estoy haciendo las cosas mal?

Escucho un despertador y abro los ojos. Javier sigue acostado a mi lado, pero se mueve de un lado al otro por el sonido. Estiro mi brazo para apagarlo y él me toma con fuerza el brazo y lo abraza con delicadeza.

Lo miro a los ojos y me separo lentamente. Noto su mirada amielada sobre mí, el modo en que me come con sus ojos es... Lo hace tan ¿Sexy?

—Es hora de irme —anuncio.

Me pongo de pie y comienzo a vestirme. Primero me pongo la falda, meto los brazos dentro de la remera de Javier y hago maniobras para ponerme el sujetador, pero antes de lograrlo, él me saca la remera por la cabeza. Rápidamente, me cubro los pechos y lo miro con seriedad. ¿Cómo se atreve a hacer esto?

—¡Javier! —Le grito en la cara.

Él me pega a su cuerpo una vez más y me dedica una sonrisa ladina. Con su cuerpo me empuja hacia la pared, mi cuerpo choca contra esta y produce un ruido innecesario. Sus manos se dirigen hacia mis brazos y trata de hacer que descubra mis pechos, pero no lo hago, no quiero hacerlo. Trago de empujarlo con mi propio cuerpo, pero lo único que obtengo de él es un dulce quejido.

—Tranquila... —Responde sobre mi oído.

Siento como su respiración choca contra la piel de mi cuello. Muerdo mi labio inferior ante la situación y niego con la cabeza tan solo una vez.

—Tengo que irme —le explico—. Debo irme a preparar para el lunes. Hoy es domingo y no hice nada para lograr sobrevivir a las pasantías.

Él suelta un bufido sonoro y se aleja. Observo que su bóxer está mucho más tirante en la zona delantera. No tardo demasiado en vestirme y le dejo mi blusa, mientras que yo me dejo la suya. Desaparece por un instante y en el otro aparece con un nuevo bóxer y se comienza a vestir con rapidez.

—Bien. Yo te llevo, pero ¿a dónde?

—No lo sé...

—Tienes que calmarte todo está bien.

Tengo razón, él la tiene. Yo no tengo a dónde ir, hasta que recuerdo con facilidad la casa de mi familia. Puedo ir con ellos, supongo que no les importará.

—Iré a casa de mis padres.

—Okay, yo te llevo.

—¿En ese vehículo? A mis padres les dará un ataque cardíaco.

—Yo creo que si te ven a ti —me señala de arriba hacia abajo—, ahí les dará un ataque cardíaco.

Bajo la mirada recordando el atuendo que llevo puesto y mi cara de dormida.

—Tienes razón, en eso...

—Al parecer no eres la única que tiene la razón.

Suelto una pequeña risita divertida de mis labios al oírlo y luego niego.

—Yo sola tengo la razón.

—¿Quieres ver algo estupendo? —Pregunta con una gran sonrisa sobre sus labios.

Alzo ambas cejas extrañada por su pregunta, mi mente da vueltas en la espera de responder algo lógico. No tengo idea de lo que se trata, pero aun así quiero saberlo.

—Okay, muéstrame lo estupendo —respondo.

—Fantástico. Vamos.

Niego con la cabeza recordando las pasantías.

—No puedo, tengo que irme a casa. Pasado mañana empiezan las pasantías y no tengo nada preparado, tengo que irme. Podrías mostrarme por WhatsApp o algo así, podríamos vernos o lo que sea, pero debo irme ya —comento con una gran sonrisa sobre mis labios.

—Es una cita —responde con suma tranquilidad en su tono de voz.

Su rostro se ve serio ante sus palabras. No hay nada que me dijera que está jugando conmigo en ese instante. No entiendo... ¿Una cita?

Esto es muy extraño, no esperaba escuchar esosalir de sus labios. Bueno, jamás me habría imaginado una cita con él.

1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora