Permanecí bajo el agua todo cuanto pude, dejando que esta cayera sobre mí. Quería que me purificara, que me diera confianza. Pero la ducha caliente no me ayudó a relajarme como esperaba que lo hiciera. No puedo pensar en nada que vaya a calmar el dolor que siento por dentro. Parece infinito. Permanente. Como un organismo que se ha aposentado en mi interior y a la vez como un agujero que poco a poco se va haciendo más grande.
El campus no es lo bastante grande para poder evitar a Paul y a todos sus amigos, y no quiero que me recuerde constantemente lo que tuve con él. Bueno, lo que creía tener con él.
Hoy ya es lunes por la mañana, respiro profundo y observo mi vestuario. Ya no es tan bonito como antes, ni siquiera yo me siento linda. Ahora siento que estoy hecha un asco y no solo me duele el corazón, todo me destroza.
Camino con cuidado hacia el aula del profesor Reid y me siento en mi lugar. Espero que Paul no venga, tampoco quiero hablar mucho con James, ya que seguro le va a comentar todo a él. Ya no tengo amigos y me siento sola.
No hay nadie y eso me sorprende más de lo que me podría imaginar. Esta es una de las mejores clases que hay, ¿por qué no hay nadie?
—Señorita London —me llama la atención el profesor—. ¿Se siente bien?
Sonrío amplia, aunque es falsa y luego asiento.
—Sí, muy bien.
Da unos pasos hacia mí y se sienta cerca para verme a los ojos. Su ceño se frunce inmediatamente y luego niega.
—No me puede mentir, sabe que soy un profesional de la conducta —me explica.
Asiento con la cabeza y me encojo de hombros.
—Lo sé, pero no le debe importar lo que me ocurra —hablo con seriedad—. ¿En dónde se metieron todos?
—Lo más probable es que estén caminando hacia aquí —responde señalando la hora en su reloj—. Es demasiado temprano para estar aquí.
Observo la hora en el reloj del aula y no puedo creer que sea muy temprano. No me imaginé que era esta hora, pero me pienso quedar hasta que se termine todo.
—Está bien, ¿puedo quedarme?
Él asiente con su mirada de preocupación.
—¿No me dirá lo que le ocurre?
—No creo que lo entienda —digo con sinceridad en mi tono de voz—. Son cosas complicadas y...
—No te preocupes, no tienes que hablar conmigo —murmura—. Nadie le cuenta sus secretos a un profesor.
Observo sus ojos dorados y pienso en sus palabras.
—Profesor Reid, ¿las prácticas empiezan cuando acaban las clases? —le pregunto con intriga.
Él se vuelve a sentar cerca de mí y niega.
—No, más tarde te paso el cronograma. Empiezan cuando te sientas lista, ¿sí? Ahora no te ves nada bien —murmura—. Cuando te sientas mejor, me hablas y lo charlamos.
Me lo quedo viendo por un instante y cuando el primer alumno entra, dejo de verlo para prestar atención a la persona. Es una de las estudiantes que se sienta atrás de todo y no hace ni dice nada en toda la clase.
Me da bronca cuando la gente parece venir solo para ser espectador, aunque entiendo las razones. No me sorprende para nada, aunque está bien que traten de poner un poco de esfuerzo.
—Bienvenidos una vez más —comienza la clase—. Hoy hablaremos de la sexualidad en los crímenes violentos. La razón por la que los criminales deciden utilizar la sexualidad. A ver, como estudiantes, ¿por qué piensan que un ignoto decide hacer tal cosa? —Pregunta él alzando ambas cejas.
Observo a mi alrededor y me doy cuenta de que James no está y Paul tampoco. Los demás solo están buscando en sus apuntes la respuesta, pero es un tema nuevo y no hay nada allá, solo en las fotocopias que nadie sacó. Así que no lo pienso ni dos veces y alzo la mano.
—Señorita London —me da la palabra con orgullo sabiendo que no lo voy a defraudar con mis palabras—. Adelante.
Me pongo de pie y lo miro a los ojos con seriedad en mi rostro. Quiero demostrar que estoy creyendo mis palabras, que sé las razones por las que decidí ponerme de pie y dar el paso que nadie se atreve.
—Estuve investigando al respecto —hago una pausa en mis palabras—. Depende del ignoto, hay criminales sexuales y criminales que utilizan la sexualidad para enganchar a su víctima —comienzo a tomar un punto—. Los criminales sexuales son los que violan a sus víctimas y las obligan a ser nada. Mientras que los ignotos que utilizan la sexualidad lo hacen para atraer a la persona a su radar y poder abusar por completo de la persona y muchas veces la persona ni sabe que está ocurriendo. Da igual cuál de los dos sea, tratan a la víctima como la nada misma. La destruyen por completo, después de usarla solo la tiran como una cosa sin valor.
El profesor me mira y luego asiente con una pequeña sonrisa sobre sus labios.
—Muy bien, puede sentarse —me ordena.
No dudo en hacerle caso y me quedo anotando todo lo que dicen mis compañeros para tener una nueva teoría, pero no, no pasa. Nadie dice nada, así que el profesor comienza a dar otros tipos de situaciones y a explicar las razones.
Cuando la clase termina, me pongo de pie y le entrego un trabajo práctico que dio en el momento. Él acaricia mi mano, supongo que sin querer, y me alejo rápidamente. Comienzo a caminar rumbo a mi cuarto y al llegar veo que está Paul tomando sus cosas.
—Paul... —susurro.
Él alza ambas cejas y me ignora por completo. Saca sus cosas y se va. Trato de seguirlo y lo tomo del brazo para que me dé una explicación.
—Déjame —me empuja con una de sus manos—. Aléjate de mí. No estoy para juegos, Katherine.
Me quedo parada; quieta, casi inmóvil. Mis ojos se cristalizan y las lágrimas no tardan en comenzar a caer.
Estoy perdida, ya no soporto este dolor en mi interior. Pensé que él iba a tardar un poco más de tiempo en hacer su mudanza, pero no. Ahora veo que no quiere perder el tiempo con estupideces y creo que esa estupidez es el amor que nos teníamos.
Yo era su amor y ahora no soy nada para él, ni siquiera me quiere dar una explicación.
Me pregunto por qué no puede estar para mí, yo siempre estuve a su lado cuando se sentía mal.
Pensé que al menos podríamos ser amigos, pero veo que no. Yo no lo voy a poder olvidar, pero veo que Paul ya me olvidó y me reemplazo por una pelivioleta.
¿Por qué, Dios?
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1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅
RomanceKatherine London, una joven estudiante de la UBA (Universidad de Buenos Aires), donde se encuentra cursando su último año de psicología. Con apenas 21 años de edad, excelentes notas y una vida completa junto a su prometido, al menos eso es lo que el...