Doy gracias a Chuck, por la obsesión de mi madre a la depilación definitiva y me visto con rapidez, hago una mueca con mis labios quitándome nuevamente el vestido y me estiro para tomar el frasco de crema corporal. Lo abro con cuidado y me pongo en el estómago para esparcir por el cuerpo. Espero unos segundos, para que se seque la crema y ahora sí me visto, pero esta vez no me lo quitaré de nuevo.
¿Qué es lo que estoy haciendo?
Me siento una ridícula. Tengo que hacer algo para darme cuenta de que esto es un error de los buenos, pero no. Hoy pienso cometer muchos errores y pasarla estupendo.
¿Eso está bien o está mal?
Salgo del baño y camino hacia las escaleras con cuidado para bajarlas con rapidez, me dirijo hacia el lavadero que se encuentra a un lado de la cocina. Dejo las toallas para lavar y cuando me levanto oigo a mi mamá rezongar, ruedo los ojos y la miro.
—¿Todo está bien, ma? —Pregunto un poco preocupada—. Siento que las cosas no están nada bien.
Quiero que me diga la verdad, pero dudo que ella me lo confiese ahora. No es momento para eso. La conozco lo suficiente para saber que ahora va a soltar una mentira.
—Sí. Solo son tonterías... —Dice caminando a la cafetera para servirse un café—. ¿Quieres uno, cariño?
—Sí, dos.
Mi madre me entrega los dos cafés (me preocupa cuando veo que sus manos están temblando) y me observa con una gran sonrisa sobre sus labios rosados. Tomo los cafés y me siento en una de las sillas de la cocina para brindarle un poco de compañía.
¿Qué demonios le está pasando a mi madre? Ella nunca actuaría así de nerviosa. Se ve que está muriendo lentamente de los nervios que la están carcomiendo con rapidez.
—Te ves hermosa, Katherine.
Sonrío ampliamente al oírla.
—¿Alex y tú? —Pregunta alzando ambas cejas con un extraño movimiento en estas—. ¿Ustedes dos están teniendo se...
Río a carcajadas negando con la cabeza tan solo una vez ante el comentario de mi mamá. Pensé que ella sabía que Alex es homosexual, pero al parecer no lo sabe. No soy quién para decirle o aclararle eso a mi madre y creo que a ella no debería de importarle tampoco.
Hago una mueca con mis labios y bebo un poco de mi café, bajo la taza y la miro fijamente a los ojos. Le dedico una pequeña sonrisa.
Nunca le dije a mi madre que soy virgen, aunque seguro que piensa que no lo soy, después de todo, viví con Paul por dos años y medio en la residencia de la universidad.
No comprendo a mi madre. Hay cosas que sinceramente no las entiendo, quiero hacerlo, pero no puedo. Hay algo que me impide comprender lo que ella me trata de decir, pero de algún modo trato de hacerlo.
—No. Yo no, no. —Niego.
Su mirada me demuestra que no está muy contenta por lo que sale de mis labios. Al parecer le agrada y mucho que esté con Alex. Jamás me hubiera imaginado eso.
—¿A dónde irán? —Pregunta luego de beber un poco de su café.
Aquí vamos.
El interrogatorio de mi madre se hace presente. Ya me estoy comenzando a alterar.
Odio cuando ella de una pregunta linda sale a cualquier cosa y termina arruinando todo.
¿Por qué sus preguntas me incomodan tanto?
Ella es como el FBI. Sabe perfectamente cómo hablar conmigo y sacarme información.
Suelto un largo suspiro de mis labios y luego miro la nada pensando en todo. Amo hacer eso y sé que ella lo odia. Detesta cuando me pongo en modo filósofa.
—Vamos a salir, no me esperes temprano. —Niego poniéndome de pie alisando mi vestido—. Quizás vaya a la casa de Alex a dormir hoy, por eso.
Ella asiente con la cabeza y lava su taza de café. Gira para verme y levanta una de sus manos para que me acerque a ella, sonrío y me acerco a ella.
—Diviértete. —Deja un beso sobre mi frente.
Creo que desaparecer por un tiempo puede resultar bueno para la relación de mis papás, ya que ellos pueden pasar ese tiempo juntos y de ese modo poder calmar las aguas entre ellos dos.
—Gracias, ma. Igual tú... —Le guiño un ojo y agarro las tazas.
—¡Katherine! —Grita con todas sus fuerzas—. Mocosa insolente.
Me encojo de hombros.
Suelto una gran carcajada subiendo las escaleras con rapidez.
—¡Espero que la pases bien!
Realmente quiero que sus problemas desaparezcan, sé que no puedo hacer mucho para ayudarlos. Después de todo, no tengo ni la menor idea de lo que ellos están pasando.
Quiero despertar un día y que me digan que sus problemas se solucionaron. Preferiría el divorcio, pero no es momento para hablar sobre eso. Quizás ellos desean intentarlo un poco más y no hace falta ningún divorcio.
—¡Katherine! —Grita mi mamá.
Bajo las escaleras nuevamente y me acerco a ella con una pequeña sonrisa sobre mis labios.
No tengo idea de lo que quiere, pero deseo saberlo.
—¿Qué sucede? —Alzo ambas cejas.
Ella me mira a los ojos y deja un beso sobre mi frente.
—Nada, cariño, es solo que me duele que salgas herida —confiesa ella.
Ladeo la cabeza para verla mejor y luego niego con la cabeza.
—¿Por qué piensas que voy a salir herida, ma?
Ella acaricia mi cabello castaño con una de sus manos. Me observa con detenimiento y luego se encoge de hombros una vez.
—Eres una buena niña y Paul... Ese niño no tiene pinta de ser un chico bueno —responde—. No quiero que te haga daño.
Le dedico una pequeña sonrisa y niego con la cabeza.
—No te preocupes. Hoy saldré con Alex, Paul no va a estar ahí. —La saludo y vuelvo a subir las escaleras—. ¡No te preocupes!
Continúo subiendo las escaleras hasta llegar a mi cuarto. Me quedo un instante mirando la puerta y luego los dos cafés.
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1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅
RomanceKatherine London, una joven estudiante de la UBA (Universidad de Buenos Aires), donde se encuentra cursando su último año de psicología. Con apenas 21 años de edad, excelentes notas y una vida completa junto a su prometido, al menos eso es lo que el...