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Eran tiempos difíciles.

La guerra era inminente y la mayoría de clanes no eran lo suficientemente grandes como para intentar enfrentar solos la gran amenaza que representaban los Bang, por lo que los líderes de todos los clanes acordaron reunirse en 3 días en el palacio de los Kim pues era el único lugar céntrico en el que todos podrían asistir.

El aviso había sido enviado en una carta por un halcón a cada líder de clan, dejaban opcional si preferían ir solos o acompañados por sus familias.

—Hyunjin ira conmigo—sentenció el señor Hwang, pues su esposa estaba esperando a un bebé y no podía acompañarlo, ir solo tampoco era una opción pues si en dado caso se trataba de una trampa, su hijo como un alfa podría ser de mucha ayuda en un combate.

El castaño en un principio quiso negarse y cuidar a su madre, pero teniendo en cuenta de que ella estaría rodeada de guardias sería tonto quedarse, estaba bien protegida, su padre es el que estaba mayormente expuesto, así que solo asintió y se retiró a su recamara para poder descansar, el viaje era largo.

El señor Hwang ayudó a su esposa a volver al cuarto para que descansara, él se quedó un poco más despierto, yendo con los sirvientes para que tuvieran el carruaje listo y con las cocineras para que prepararan un almuerzo y así comerlo sin problemas mañana por la mañana en el viaje.

Cuando todo estuvo listo por fin se fue a dormir, aunque unas cuantas horas después se tuvo que levantar.

Fue hasta la habitación de su hijo, pero el castaño ya se estaba vistiendo por lo que solo le sonrió y le pidió que bajara rápido en cuanto terminara, lo que pasó pocos minutos después, el recibió el almuerzo de las sirvientas, les agradeció y se fue junto con su padre hasta el carruaje para partir.

—¿Crees que esto sea una buena idea? —preguntó el castaño jugando con la tela que envolvía la caja de almuerzo.

—Se que todos los clanes tienen sus roces, pero los Bang son un enemigo en común, no podemos permitir que también se adueñe de nuestras tierras y personas, somos líderes Hyunjin, tenemos que cuidar a los nuestros.

El menor ya no dijo nada, solo respiró profundo y miró el paisaje, esperaba que la junta no durara mucho, tenía lecciones que aprender para en algún momento tomar el lugar de su padre y eso eran horas y horas de historia, escritura, política y demás cosas que, aunque eran algo aburridas, sabía que eran necesarias para su futuro papel en su clan.

En el camino no se habló, incluso comieron un poco de el gran almuerzo, guardando la mitad para el regresó.

Al llegar, también llegaron los Yang, los Seo, los 2 clanes de los Lee y los Han.

Todos los lideres venían acompañados, Hyunjin solo vio esposas, hasta que se topó con uno de los Lee...

Sin mentir, Hyunjin jamás había visto a alguien tan hermoso en su vida, aunque sin saberlo no era la primera vez que se encontraba con el chico.

La tela azul marino de su traje solo hacia resaltar sus preciosos ojos azules, que eran de un tono mucho más claro, como si fueran de hielo, su rubio cabello peinado hacia atrás dejando a la vista todo su hermoso rostro, recalcando su marcada mandíbula y preciosas pecas, asi como esos bonitos labios en forma de corazón.

Al estar cerca de él se permitió respirar fuerte para intentar captar su olor, pan de chocolate, sin duda alguna.

Y por escasos 5 segundos sus miradas se encontraron, haciendo latir su corazón de manera descomunal, haciendo que su rostro agarrara color por la vergüenza, el chico aparto la vista rápido cuando su padre lo llamó para que se sentaran en la gran mesa a escuchar lo que los Kim tenían que decir, el clan más grande de los 6.

En más de la mitad de la conversación no puso atención pues sus ojos se desviaban al hermoso omega que justamente estaba enfrente de él, el chico también lo llegó a mirar, pero rápidamente apartaba la mirada.

Cuando dieron una pausa para comer algo y descansar, Hyunjin rápidamente se acercó al chico para presentarse.

—Hola—sonrió al ver el pequeño saltito que dio por la sorpresa de escuchar su voz.

—Hola—dijo ya tranquilo y sonriendo amable.

—Hwang Hyunjin—estiró su mano.

—Lee Felix—respondió estrechándola.

—¿Caminarías conmigo?

El menor lo miró con cierta pizca de duda, pero después tomó su brazo, aceptando su solicitud, Hyunjin sonrió, muy grande y así comenzaron a caminar por el enorme jardín del palacio, iniciando una pequeña conversación solo para conocerse.

Y gracias a esto fue como empezó todo.

Pues a partir de esa pequeña caminata y breve conversación fue como ambos chicos quisieron seguir en contacto ¿y quiénes eran sus padres para negárselos? A veces era normal ver a Felix en las tierras de los Hwang casi todos los días así como a Hyunjin en los grandes jardines de los Lee los finales de mes.

La alianza entre todos los clanes estaba hecha, habían acordado unirse solo en el peor de los casos, mientras tanto, seguirían cada quien, por su lado, la cuestión aquí es que tanto Hyunjin como Felix eran una potencial alianza interna, pero ninguno se animaba a decir o intentar algo.

Demasiado tímidos -a pesar de los meses de convivencia-como para dar el primer paso.

En esa ocasión estaban en la casa de los Lee, más específico en la elegante sala, recostados en el suelo luego de una parida de un juego de mesa que no entendieron muy bien, así que lo dejaron de lado.

—Hyunjin...—habló el rubio, interrumpiendo el pacífico silencio.

—¿Dime Lix? —giró un poco su cuerpo para mirarlo.

Se quedaron un momento en silencio, mirándose a los ojos, dorado contra azul, ambos brillando a la expectativa de lo que pasaría.

—¿Cuándo vas a besarme? —sonrió suave al ver como el castaño se sonrojaba se sobremanera.

—¿Así de repente?

—Se que quieres hacerlo desde que me viste—y ahora si se rio al verlo ahora tan cohibido cuando siempre estaba seguro de sí mismo.

—¿Puedo?

—No te lo estaría diciendo si no pudieras...

Y Hyunjin no espero más, desde hace mucho había tenido la necesidad de besar esos bonitos y acorazonados labios color cereza, el toque fue suave, casi inocente, solo era un pequeño roce de labios pues el alto aún estaba demasiado cohibido.

Felix esperaba que con el tiempo eso se le quitara de lo contrario el futuro sería más difícil, aunque supo que así seria pues sintió la mordida en su labio inferior, lo que le sacó una sonrisa.

—¿Subimos a tu habitación? —ronroneó sobre los labios del menor, aun rozándolos, besarse en una sala no era lo más cómodo del mundo, se cohibía mucho.

Felix sonrió sin poder evitarlo, acarició su cabello y dejó un pequeño beso en sus labios, la proposición era bastante atrevida.

—No creo que sea lo mejor para el corazón de mi padre verme llevarte a mi habitación.

Y Hyunjin se sonrojó porque ahora caía en el otro sentido de su propuesta, sonrojándose más, Felix solo se rio, tomando su rostro para besarlo de nuevo, Hyunjin la mayoría del tiempo era tierno a su alrededor, y de un modo u otro eso le ayudaría en el futuro.

Un alfa tímido siempre era más fácil de manejar.

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