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Fue hasta el día siguiente en la mañana que la reina pudo leer la carta de los Bang junto con su esposo e hijas, informándole que Felix se encontraba bien, seguro con él y explicándole lo que había pasado.

Si bien la reina pudo volver a respirar al saber que su hijo estaba a salvo, no estaba del todo tranquila, ellos no tenían comunicación alguna con los Bang y eso la ponía ansiosa ¿Cómo así de la nada resultó que su adorable bebé era el alma gemela de uno de los Bang?

Tenían que tener una audiencia, de eso no había duda, no solo para ir por Felix sino también tratar el caso del matrimonio y todas esas cosas políticas que por lo general aburrían al rubio. Se lo habían llevado a mitad de la competencia por su mano y eso era un problema todavía mayor porque 3 reinos estaban participando y era más que obvio que habría un descontento por ello...

—¿Qué haremos con ellos? —preguntó Rachael, refiriéndose a los príncipes pues obvio ya todos habían leído la carta.

—Por el momento el torneo se cancela hasta nuevo aviso—dijo el rey con voz firme, haciendo que los guardias fueran a las respectivas habitaciones donde se estaban alojando los príncipes y reyes invitados—Apenas todos se vayan iremos por él, querida, no te preocupes, si lo que dice la carta es verdad nuestro hijo esta a salvo...

—¿Crees que ellos se lo tomen bien? —preguntó Olivia asustada, ella era consciente de que podría haber algún descontento y que eso podría llevar a una guerra si se salía de control.

—Tendrán que hacerlo—sentenció el rey y se retiró de la habitación, si era necesario el mismo iría, al ser un alfa dominante tenía poder sobre otros alfas.

—¿Ahora que hacemos?

—Esperar un poco querida... —dijo la reina en un suspiro—apenas todos se vayan iré por él.

—¿Sola? —Olivia la miro incrédula.

—Rachael ira conmigo, tu padre no puede ir porque el reino no se puede quedar solo.

—Bien...

Ninguna habló de nuevo, se sentaron en los cómodos sillones a esperar a que el rey terminara de dar la noticia de forma personal para que todos los invitados de los reinos se retiraran de la manera más pacífica posible, no sería conveniente que el rey usara sus feromonas, aunque lo haría si fuera necesario.

Mientras eso pasaba en el reino de los Lee, en el de los Bang las cosas estaban mucho más tranquilas, cómodas e incluso melosas. La noche anterior cayeron dormidos luego de su primer encuentro, al despertar en la mañana lo hicieron dos veces más, una en la cama y la otra en el baño, logrando que la necesidad causada por el celo se fuera casi por completo.

Ahora ambos vestidos-aunque Felix traía ropa de Chan pues la suya había sido mandada a lavar- y más tranquilos se sumergieron en una cómoda platica mientras comían algo, querían conocerse fuera del lazo que los unía, querían saber lo que les gustaba, lo que no, como se sentían, un poco de su historia y de la de su reino, todo y nada al mismo tiempo.

El destino los juntó porque encajaban perfectamente, tenían gustos similares, pero al mismo tiempo eran muy contrarios, no se dieron cuenta, pero llevaban horas hablando.

Y solo se cortó la plática porque uno de los sirvientes se acercó a Chan para darle la noticia de que la Reina y princesa del reino Lee estaban esperando una audiencia con él y su padre.

—¿Mi mamá está aquí? —preguntó el menor con ilusión en sus hermosos ojos azules.

—Si, y al parecer tu hermana también—dijo mirándolo embobado ¿Por qué Felix tenía que ser tan bonito?

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