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Si bien Felix no se quería sugestionar, el hecho de despertarse vomitando una semana después lo hizo entrar en pánico. Su parte racional quiso asociarlo a que anoche practicante lo obligaron a cenar y su estomago no pudo resistirlo por lo que hoy en la mañana lo liberó todo, era una excusa perfectamente valida que tenía demasiado sentido.

Claro que dejó de ser valida cuando eso pasó toda la semana, incluso en las madrugadas por lo que Chan terminó preocupándose igual.

Era la octava noche consecutiva en la que se levantaba para poder vomitar, haciendo que Chan también lo hiciera porque ya era invierno y cuando Felix salía de la cama le daba frio, se acercó hasta el baño y se arrodilló junto a rubio, quien ahora mantenía su cabeza apoyada en la pared.

—¿Estas mejor? —preguntó con calma, llevando una mano a su nuca, acariciando con suavidad en un intento de relajarlo.

—No...

5 segundos después de responderle volvió a vomitar, por lo que Chan acarició su espalda, llevando su otra mano a un costado apretando con suavidad a modo de masaje, apenas el vómito cesó y Felix pudo volver a enderezarse para respirar Chan hizo la pregunta:

—¿Debo mandar a llamar al médico?

Ambos estaban nerviosos, sabían que era necesario para quitarse la duda, bien Felix pudo haberse enfermado del estómago de una manera horrible o bien ya estaban empezando los síntomas del embarazo...

Y rogaban al cielo de que no fuera lo segundo porque si no estarían en grandes problemas.

Felix solo asintió suave, a lo que Chan lo ayudó a levantarse para que el rubio se enjuaga la boca, el omega solo pudo dar unos cuantos pasos sin tambalearse así que apenas terminó Chan lo cargó de regreso a la cama, era vergonzoso y por lo general Felix odiaba que Chan lo tocara con tanta confianza cuando sus lados racionales eran los que estaban a flote, pero ahora se sentía tan mal, tan débil y exhausto que se lo permitió, incluso se permitió a si mismo acurrucarse en su pecho cuando se volvieron a acostar, cuando el sol saliera el pelinegro llamaría al medico para que pudieran empezar a revisarlo, una bruja también sería adecuado, ellas por lo general acertaban más en saber si había vida dentro de un omega.

—No quiero que sea un bebé... por favor, dime que no es un bebé—rogó el rubio contra su pecho apenas estuvieron en la cama.

—Tranquilo, no será un bebé, tal vez solo te enfermaste del estomago y como estas comiendo diferentes cosas que tu estomago no esta aguantando, las estas vomitando—lo apretó un poco más contra su pecho intentando darle un poco de esperanza, aunque él ya lo sabía.

Claro que sabía que se trataba de un bebé.

No solo por el celo, sino que por cada pelea terminaban haciéndolo.

Y en cada una de esas veces anudó en su interior.

Pudo sentir al rubio temblar, asustado, inseguro, e incluso un poco triste porque muy en el fondo sabía que era un bebé, sabía que se estaba auto engañando de que no fuera así, pero el también lo sabía y estaba empezando a aterrarse por lo que se venía.

—Tranquilízate un poco, por favor, me estas matando.

Porque Felix estaba liberando feromonas de miedo y desesperación, haciendo que el alfa se alterara buscando algún modo de protegerlo.

El rubio abrió los ojos, las lagrimas bailando ya en ellos, lo miró asustado y Chan le acarició el rostro, acomodando su cabello, estaban tan cerca, respirando la misma burbuja de oxígeno y si bien a Felix le hubiera complacido hacer sentir mal a Bang con sus feromonas, ahora mismo solo quería que lo protegiera de la inminente verdad.

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