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Felix se paseaba por su recama, habían pasado unas cuantas semanas más para que su herida estuviera 100% recuperada, permitiéndole caminar, el doctor-a través de la puerta por su seguridad- y con ayuda de Minho y Jisung dentro le indicaron a Felix hacer un par de ejercicios para asegurarse de que su cuerpo ya estaba recuperado y que ningún movimiento podría arriesgar la herida, aunque en si está ya estaba completamente cerrada, un movimiento muy fuerte o brusco podría abrirla.

Pero no, cada cosa que el indicaron la hizo sin ninguna incomodidad o molestia, Felix estaba recuperado por completo, el único problema es que seguía sin hablar.

Esa tarde, luego de que Han le llevara la comida, le comentó la situación que se venía.

—El vendrá a verte...—dijo recogiendo todo.

—Lo sé...

Y el castaño se sorprendió de por fin recibir una respuesta, la profunda voz del menor lo dejó bastante shockeado, pero aun así no le dijo nada solo sonrió.

—En la noche vendré a servirte la cena ¿bien?

—Gracias por todo Jisung.

—No me agradezcas, me alegro que ya por fin estés bien y que estés hablando.

Felix solo le sonrió suave y con eso el castaño se dio por bien servido, se fue de ahí casi dando brinquitos si no fuera porque su embarazo ya había avanzado más y no se lo permitía. El rubio permaneció en su cama a pesar de que ya podía caminar, no le veía caso a moverse teniendo en cuenta en que terminaría ahí mismo en la cama apenas se vieran.

Por la situación del aborto su celo se había ido y por lo que Jisung le había contado en uno de sus intentos por que hablara, Chan lo había reprimido con una droga para no atacarlo estando inconsciente, pero ahora estaba consciente, y el hombre vendría a su cuarto para comenzar lo que, en su opinión, nunca debió de haber sucedido.

Fueron a lo mucho unas 2 horas cuando la puerta de su recamara se abrió y el agradable aroma afrutado invadió su espacio.

—Así que ya estas recuperado...—empezó el pelinegro acercándose a la cama.

—Si...

—¿Por qué no me miras? —se sentó a su lado en la cama.

—Sabes lo que va a pasar si te miro y honestamente no quiero hacerlo. —respondió tranquilo y con la misma elegancia con la que siempre habló.

Y el mayor sonrió, porque a pesar de la situación, Felix seguía actuando como un príncipe, si bien sabía que probablemente estaba conteniendo su rabia, jamás perdería la compostura, y eso en cierta forma retorcida le gustaba.

Verlo hecho un desastre de seguro sería un deleite.

Pero claro, él no era una persona paciente, así que sin esperar más tomó por el cuello al menor, sometiéndolo en la cama y quedando encima de él, sorprendiéndose de que incluso con el sorpresivo movimiento el rubio mantuvo el rostro sereno y los ojos cerrados, todo para evitar lo que francamente era inevitable.

—Eres listo, eso me gusta, pero vamos precioso, este jueguito no va a durar para siempre y yo no tengo mucha paciencia, así que abre los ojos y mírame.

—No pienso mirarte...

—Estando consciente no lo harás y eso lo sé bien, así que solo tengo que hacer salir ese instinto que está gritando por mi...Así que abre los ojos—dijo con su voz alfa, aunque en realidad no quería usarla con él, como bien dijo, no tenía paciencia para jugar.

Felix jadeó sorprendió/asustado al mismo tiempo que abría los ojos en contra de su voluntad, al ser un omega dominante se había acostumbrado a que ningún alfa podría obligarlo a nada.

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