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Febrero llegó en un abrir y cerrar de ojos, algo que a Felix si bien le alegraba también le estaba empezando a fastidiar.

Los dolores habían aumentado más y ya ni siquiera se podía levantar de la cama ni un poquito sin ayuda, Chan había permanecido con él, gracias al cielo aún no habían sufrido ningún simulacro de parto, Felix les tenía pánico pues ahí experimentaría las contracciones que le avisarían que sus hijos ya querían salir, pero evidentemente él al no ser una mujer, no podía solo pujar y ya.

No, claro que no, él tenía que ser internado y llevado a cirugía donde le abrirían el vientre para sacarle a los bebés.

Si bien no era tan sanguinario como imaginaba o algunas personas le llegaron a plantear, la verdad es que si le daba algo de pánico el hecho de que tuvieran que abrirlo para que sus hijos pudieran salir.

Hoy tenían que ir a su última revisión con la doctora Choi y honestamente él ni siquiera se quería mover.

—Ángel, tienes que levantarte o llegaremos tarde—ronroneó Chan en su mejilla, él se había levantado desde hace rato, lo sabía porque el aroma a kiwi era fresco y su piel fría contra la tibia de Felix le indicó que acaba de salir de la ducha ¿en qué momento se había levantado que no lo había sentido?

—Trata de moverte rápido con una panza de casi 9 kilos—gruñó el menor abrazándose más a las cobijas.

Chan no se sorprendió de ese gruñido, la doctora Choi le advirtió que probablemente Felix tendría cambios de humor repentinos o probablemente estaría de malas todo el día pues faltaba menos de un mes para que "empezara lo feo" véase, contracciones y cirugía.

Solo tenía que aguatar ese comportamiento 4 semanas y después tendría aun Felix todo mimoso y necesitado de atención.

4 semanas más y conocería también a sus bebés.

El castaño terminó de vestirse para después ayudar a Felix a levantarse, el rubio mantenía el ceño fruncido y un puchero, pero, aun así, logró levantarse, aunque la espalda baja y las piernas le dolieron en el proceso.

—¿Estas bien cariño?

—Si...—se apoyó en el hombro de Chan para descansar un momento e inhalar profundo su aroma, eso siempre lo calmaba, aunque de un tiempo para acá ya no tanto debido a que sus nervios eran mucho más grandes.

Se encaminaron al baño con cuidado para que el menor tomara una ducha rápida, Felix se sentó en el jacuzzi en lo que Chan tomaba la regadera individual y tibiaba el agua, cuando estuvo en la temperatura correcta empezó a mojarlo con cuidado, la regadera no tenía que estar con el agua muy fuerte o podía lastimarlo.

El menor cerró los ojos y se dejó hacer, ni siquiera intentaba participar en algo con respecto a su baño porque Chan le decía que no era necesario, que no quería que se cansara porque si no ya no podría sacarlo rápido de ahí lo que equivaldría a que se enfriara y un resfriado en este momento era lo peor que podía pasarles.

Chan lavó todo su cuerpo con el mismo cuidado y cariño de siempre, al terminar, dejó ir toda el agua y le colocó una enorme bata de baño que incluso con su tamaño ya no le cerraba porque su panza era muy grande. Lo ayudó a salir teniendo cuidado de que no se resbalara con nada y después lo dejó sentadito en la cama donde lo secó muy bien, le colocó crema para las estrías en su panza con mucho cuidado recibiendo suaves movimientos como respuesta, tal vez en agradecimiento o solo porque reconocían las manos de su otro papá, después siguió con las piernas de Felix para que no se le hincharan y ahí fue cuando vio la primera sonrisa del menor en el día.

—Nos cuidas bien Channie...

El castaño solo sonrió y dejó un pequeño pico en sus labios para después ir por la ropa que le pondría ese día, todavía estaba haciendo mucho frio así que se aseguró de cubrirlo bien.

Apenas terminó de vestirlo bajaron con cuidado las escaleras y subieron al auto, el camino fue bastante tranquilo, Felix permaneció con los ojos cerrados acariciando su panza sobre la enorme sudadera, además de eso traía un abrigo muy grande para cubrirlo por completo, se veía tierno entre tanta capa de ropa ya que él era pequeño.

Al llegar, la doctora Choi los recibió amablemente como siempre, Chan tomó el abrigo de su novio y Felix subió a la camilla con ayuda de la mujer.

—¿Cómo estas hoy Lixie?

—Bueno, me duele mucho la espalda, se me hinchan mucho las piernas y los pies me duelen, casi no puedo dormir porque de vez en cuando a mis hijos se les antoja patearme algún órgano, fuera de eso creo que estoy bien.

—No te preocupes pequeño Lix, esto es lo último, pronto todo terminara—lo hizo recostarse y levantarse la sudadera, colocó el gel con mucho cuidado y empezó a pasar la maquinita, ahora con el equipo nuevo podían ver con claridad a ambos bebés.

—Oh dios... mira ahí están—Chan estaba demasiado sorprendido, podía ver con bastante definición a sus hijos, sintió ganas de llorar, pero se aguantó porque si él lloraba Felix también iba a llorar.

—Se ven muy bien—dijo la mujer mirando más de cerca—son unos bebés muy grandes, ambos ya miden 46 cm, se ve que te estas alimentando correctamente porque tienen el peso ideal para esta etapa.

—¿Ellos están bien? ¿No hay nada raro? —Felix había leído un montón de cosas en los blogs de mamás primerizas y le daba miedo que sus bebés pudieran tener algo malo.

—Ellos están muy bien Lix, a lo largo de esta semana todo el organismo de cada bebé terminara de madurar. Sus huesos y músculos cada vez se hacen más fuertes así que no te preocupes, todo está bien.

—¿Los simulacros de parto ya van a empezar? —preguntó el alfa queriendo saber a que se enfrentaba y como enfrentarlo.

—Si, probablemente la siguiente semana empiecen, les explicare como identificarlos y que hacer, las 40 semanas se cumplirán en la segunda semana de marzo, así que no deben confundirlo con el parto real, porque va a ser muy duro estar viviendo a cada rato hasta acá por nada.

—Felix ya no puede subir las escaleras ¿verdad?

—Puede hacerlo, pero lo recomendable es que evite estar haciendo mucho desgaste, en especial si las piernas y los pies le duele, podrían acondicionar una habitación provisional abajo.

—Oye que buena idea—dijo Felix mirando a Chan—en la sala, así estaríamos más cerca de la puerta y tendría la televisión a mi disposición, así Hana ya no tendría que estarme subiendo la comida.

—Está bien—Chan se agachó para dejar un suave beso en la mejilla de su novio.

Tendría que mover un par de cosas y sacar uno de los colchones para hacer una cama adecuada para Felix -y él obvio, no iba a dejarlo dormir solo- en la sala, probablemente bajar mudas de ropa y dejarlas acomodadas en un pequeño cesto de ropa, además, podrían ver películas antes de dormir en la enorme pantalla de la sala.

Si, podría funcionar, sería divertido.

O al menos eso esperaban.

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