⚜️14⚜️

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Para nadie fue una sorpresa que el celo de Felix no llegara en el tiempo que normalmente lo esperaba, bueno, para el rubio sí fue sorpresa, pero no entró en pánico, un pequeño retraso podía pasarle, después de todo, su ciclo se reinició cuando conoció a Chan.

El doctor volvió a revisarlo, su vientre había aumentado un poco más que la primera vez que lo revisó, preguntó sobre los mareos y vómitos, también sobre sus nervios e inquietudes, y aunque Felix no entendía al principio porque tantas preguntas como esas, lo entendió a la hora de la comida cuando vio los postres y las salsas picantes juntas, haciéndole agua la boca.

El jamás había sufrido de antojos, siempre tenía un régimen alimenticio muy bien controlado.

Si bien aún no le habían dicho, probablemente todos estaban ya casi asegurando su embarazo, él aún dudaba, quería esperar a menos una semana, si su celo para ese entonces no llegaba y seguía experimentando antojos tan raros como un postre con salsa picante, ya no tendría dudas.

Así que esperó.

Y cuando la siguiente semana su celo tampoco llegó y los antojos se volvieron cada vez más extraños lo confirmó.

—Channie...

—¿Mmm?

Ambos ya habían cenado y estaban a punto de dormir, Felix había tomado su té, pero aún estaba luchando contra los efectos de este, quería hablar con Chan sobre el hecho de que en probablemente 8 meses o menos tendrían un cachorro.

—¿Crees que seremos buenos padres? —preguntó cerrando sus ojos, la medicina ya lo estaba dejando rendido.

Chan abrió los ojos y lo miró sorprendido, sabía que Felix aún no había asimilado que estaba embarazado ya que todo el tiempo atribuyó sus dolencias a los nervios y preocupación, por eso, que se lo dijera así como así y dormirse justo después aceleró el corazón del pelinegro, pero el mayor solo sonrió, dejando una caricia en su oreja y un beso en su coronilla.

—Lo seremos Lix...—murmuró contra su oído y lo apegó más para poder dormir.

Al día siguiente el medico lo revisó de nuevo y ahí Felix empezó a preguntar unas cuantas cosas respecto al embarazo que el hombre le respondió con toda la paciencia y alegría, no muchas veces le tocaba atender embarazos, le emocionaba mucho poder llevar el embarazo de un príncipe.

Preguntas como el tamaño de su vientre, los vómitos, mareos, antojos, hormonas y el sentimentalismo que podría desarrollar, había acompañado a muchas de las sirvientas en sus embarazos a lo largo de su vida, incluso vivió el embarazo de su madre cuando iba a tener a su hermana Olivia, aunque recordaba muy poco de ello pues solo tenía 4 años.

Chan escuchaba todo desde el otro lado de la puerta, sonriendo porque podía distinguir la emoción en la voz de su esposo, él también estaba emocionado, a pesar de que todo estaba pasando muy rápido, la idea de formar una familia con su alma gemela le traía calidez al corazón. Por años creyó que su vida será la de un solitario cazador pues al no querer casarse con alguien que no conocía ni quería, le habían dejado la clara idea de quedarse soltero para siempre.

Hasta que conoció a Felix.

Cuando la consulta acabó y el doctor se retiró para pasar su reporte a la reina, Chan entró a la habitación, encontrándose con la tierna escena de Felix mirando su muy pequeño vientre que apenas comenzaba a abultarse, acariciando con suavidad.

Se acercó con cuidado y posó su mano sobre la pequeña del menor, justo sobre su vientre, el rubio alzó el rostro y sonrió tan brillante y con los ojos tan iluminados por la emoción de estar cargando en el vientre a su cachorro, que Chan simplemente lo llenó de besos para después abrazarlo, el menor se acurrucó en ese cariñoso y protector abrazo, aferrándose con sus pequeñas manos a la espalda del pelinegro.

—Te amo tanto—dijo el mayor separándose un poco para dejar un beso en su respingada nariz.

—También te amo—se acercó para dejar un pequeño piquito en sus labios que fue correspondido con la misma ternura y amor—¿Nos llevas a la habitación? —dijo refiriéndose a él y al bebé algo que sin duda mató de ternura a Bang.

Cargó al menor y regresaron a su habitación, donde el aura de amor, ternura y paz dominaba en el ambiente.

Muy contrario a lo que pasaba en el reino de los Hwang pues Hyunjin seguía confinado en su habitación sin ni una sola noticia de Felix o el curandero de las tierras de Seungmin, estaba desesperado, necesitaba saber algo ¡lo más mínimo, aunque sea! El chico le preocupaba muchísimo y si el doctor no había abandonado esas tierras sería para mantener en secreto algo...

Quizás Bag si estaba golpeando a Felix y necesitaba a alguien que curara sus heridas todo el tiempo, además claro para que ese hombre no divulgara información.

¡Mierda! Tenía que salir de ahí e investigar por su cuenta.

¿Pero cómo irse de casa sin que lo detectaran, su cuarto estaba custodiado por guardias y si quería salir por la ventana había gente fuera de esta atentos a si se le ocurría bajar usando sus sabanas como cuerda...

Tenía que idear un plan, y uno muy bueno para escapar de su cuarto, ir a la cocina, empacar comida y de ahí ir a las caballerizas por su caballo para poder viajar hasta el reino de los Lee y saber que pasaba, Seungmin ya no le era de utilidad teniendo en cuenta que después de 2 meses el curandero no volvía por lo que no había información que compartir.

Se sentó en su cama para pensar un poco, sabía que los guardias cambiaban por lo que no había oportunidad de que se quedaran dormidos, pero en medio del cambio había una pequeña brecha de poco tiempo en el que sus puestos estaban solos; salir por la puerta sería estúpido, así que tendrían que ser por su ventana, y no hacia abajo, sino hacia el techo, caminar en este hasta una zona no vigilada y bajar por ahí...

Si era un buen plan.

Ahora solo tenía que esperar el tiempo suficiente para llevarlo a cabo.

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