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Ambas familias estaban bastante conformes, hace unas cuantas semanas se había anunciado que los príncipes por fin tendrían un bebé, de hecho, un curandero y una bruja fueron llamados para verificar la noticia, y en efecto, gustosos ambos anunciaron que el príncipe Lee tenía un mes de embarazo cumplido y que el bebé venía muy sano.

El celo pasado de Felix fue la solución a los problemas de cada familia, pues fue a partir de ese momento en el que se embarazó, pero claro, más feliz era Hyunjin que tenía a un Felix dócil y necesitado de cariño todo el tiempo y el encantadísimo lo atendía.

Justo como ahora.

—¿Jin? ¿puedes venir? Por favor...—pidió el menor que se encontraba en la sala, recostado en el sillón, abrazando un bonito cojín de seda.

Hyunjin lo escuchó con facilidad pues se encontraba en el estudio de la planta baja, muy cerca de la sala.

—¿Qué pasa cielo? —preguntó arrodillándose frente a el cuando llego.

—Tengo frio... ¿puedes prender la chimenea? —la habría encendido el mismo si no fuera porque la bruja advirtió que Felix tendría un embarazo complicado y tenía que evitar que hiciera alguna actividad peligrosa, y bueno, fuego y un hierro caliente definitivamente estaban dentro de las cosas peligrosas, al menos para el exagerado de Hyunjin.

—Claro cariño—dejó un pequeño beso en su frente y se apresuró a encenderla, estaban en épocas de otoño, rozando ya dentro de muy poco con el invierno, y teniendo en cuenta que su casa estaba bastante apartada de ambos pueblos, siendo solo el bosque el que los rodeaba, el frio era más denso.

Cuando terminó fue con el menor, se sentó a su lado y lo acomodó contra su cuerpo, Felix se apoyó contra Hyunjin y cerró los ojos, soltando un suspiro y disfrutando del calorcito que empezaba a rodearlo, facilitándole bastante el poder dormir.

Media hora después el rubio se quedó dormido, por lo que Hyunjin prefirió cargarlo y regresarlo al cuarto, cubriéndolo con más mantas para mantenerlo tibio, él bajó de nuevo a su estudio, necesitaba seguir leyendo los informes que le habían mandado desde el palacio hasta su casa, según los otros clanes, habían descubierto campamentos abandonados cerca de sus reinos, haciendo bastante obvia la presencia de los Bang por los alrededores.

No era un descuido, era una clara advertencia, cada vez estaban más cerca.

Soltó un suspiró frustrado, apenas las cosas empezaban a mejorar, venían estos idiotas arruinarlo, sabía que no sería capaz de disfrutar mucho de su matrimonio y futura familia, no solo era el príncipe de los Hwang, también era un guerrero y tenía que defender a su clan.

Escribió un par de cartas que mañana entregaría, después de beber un poco de agua-pues de la preocupación, la garganta se le secó- subió a recostarse un rato con Felix, sonriendo al ver el pequeño bultito que hacía en la cama con tantas cobijas encima, se recostó a su lado y lo abrazó, sintiendo pronto los brazos de Felix aferrarse a su cuerpo y su cabeza escondiéndose en su cuello.

Sintió bonito, un cosquilleo en el estómago porque antes del embarazo, cada quien domina en su esquina de la cama, incluso después del sexo, era cada uno lejos del otro, tan lejos que ni siquiera podían rozarse la espalda, por eso que ahora Felix se aferrara y acurrucara a el era algo que simplemente le llenaba el corazón de amor.

Comenzó a peinar su rubio y suave cabello, le encantaba mimarlo, Felix era el ser más bonito que había visto y adoraba que fuera suyo, si bien, aun no lo había marcado, ya llevaba a su bebé en el vientre y eso los mantenía unidos. Suspiró y dejó un suave beso en su cabeza, esta inminente guerra ponía en riesgo a su futura familia y no podía evitar sentir algo de pánico.

El solo hecho de imaginarse a un Felix siendo herido o asesinado por los Bang le ponía los nervios de punta, le revolvía el estómago y armaba un nudo grotesco en su garganta, la imagen era horrible de ver y la sensación de su corazón siendo apuñalado se hacía presente por culpa de esa imagen.

No iba a permitir que tocaran a Felix, mucho menos a su futuro hijo o hija.

—¿Jin? —la somnolienta voz de Felix lo distrajo de sus trágicos pensamientos.

—¿Qué pasa cariño?

—¿Qué te preocupa? Estas soltando feromonas de miedo...

Si, eso era, miedo.

Un terror profundo a perderlo cuando apenas todo estaba empezando a ir bien.

—Oh, lo siento mucho bebé... vuelve a dormir...—intentó relajarse para que su aroma no perturbara el sueño de su hermoso esposo, pero bueno, Felix ya estaba despierto.

—Ellos ya están cerca ¿verdad? —preguntó al mismo tiempo que subía una de sus manos y la metía entre las hebras castañas del más alto, comenzando a cepillar su cabello y acariciar su cuero cabelludo.

Eso sin duda dejó completamente rendido a Hyunjin, la sensación era increíblemente satisfactoria, pero, sobre todo, cariñosa, la calma lo invadió sin saber cómo exactamente.

—Si...—dijo en un suspiro, apegando más a Felix a su cuerpo.

El rubio no pudo decir nada, no podía engañarse ni engañarlo con decir las falsas palabras que todo el mundo decía en esas situaciones "todo estará bien, estaremos bien" era una vil mentira de auto consuelo, estaban a poco de una guerra masiva donde solo el más fuerte sobreviviría y no podían llenarse de esperanzas falsas, tenían que actuar de la forma más diligente posible si querían sobrevivir.

—Debemos estar preparados...

—Lo estamos, cielo, te prometo que no dejare que nada malo te pase.

El abrazo se volvió ligeramente más apretado, siendo cociente del embarazo de su esposo, Felix por otro lado suspiró suave y se volvió a esconder en su cuello, sin detener las suaves caricias que daba al cabello del alto.

Sabía que lo intentaría, pero no estaba seguro de que pudiera cumplir esa promesa.

La prioridad de los Bang era dejar a pueblos débiles sin gobernantes para poder conquistarlos mucho más fácil, era obvio que ellos y sus familias eran el blanco principal, en especial las cabezas principales, era mucho más fácil matar a un viejo que a las personas jóvenes.

Pero también era necesario que ningún heredero quedara vivo y eso incluía al bebé que apenas se estaba formando en su vientre. Se apretó un poquito mas contra Hyunjin, sin duda el miedo también estaba dentro de él, la preocupación y ansiedad por el futuro que se avecinaba lo estaban poniendo bastante alterado, pero como bien le habían enseñado, tenía que guardar la compostura.

—Pase lo que pase... solo hay que seguir con vida y podremos salir adelante ¿okey?

—Okey—un beso en su frente y con eso sellaron esa inocente pero significativa promesa.

Una muy importante teniendo en cuenta lo que se venía.

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