Ha pasado un año desde que Bruno tuvo esa horrible visión. La obra se había representado con total normalidad, pero a la hora de saludar al final, mantuvo mucha distancia con Camilo para que no sintiese el impulso de besarle y por suerte, no pasó. Bruno sintió mucho alivio al poder mantener a su niño bonito con vida.
Pero a lo largo de los meses, el miedo fue creciendo dentro del hombre, si era una visión, es que eso pasará si o si, y él no podía permitirlo, por lo que tomó una difícil decisión. Aunque le doliese mucho y aunque Camilo no lo entendiese, debía abandonar esa relación.
Fue duro cuando unos meses después, llamó a Camilo de noche a su habitación.
—¿Qué me querías, Bruno?
—Tenemos que hablar —dijo el hombre dejándole pasar a su cuarto, atravesando la cúpula.
Camilo entró despreocupado, tenía curiosidad de saber de que quería hablar. Días atrás había notado algo en Bruno, en ocasiones parecía que lo evitaba, aunque siempre de noche dormían juntos. Camilo se sentó en la cama del hombre y juntó las manos.
—Tu dirás.
Bruno se sentó en el sillón delante del chico, por dentro sentía que se rompía, miraba al chico, sus ojos lo miraban fijamente, pero era de forma amable, no podía creer que tuviese que romper el corazón de aquel chico.
—Veras, Camilo...
—¿Camilo? —pregunto el chico, al ver como Bruno pronunciaba su nombre completo. En ese momento Camilo sintió algo malo, Bruno siempre le llamaba Milo cuando estaban solos.
—Si, Camilo, hay algo que tengo que decirte y me esta costando mucho, así que por favor no me interrumpas —dijo el hombre sonando mas brusco de lo que pretendía.
El chico agachó la cabeza.
—N-n-no hay un-una forma fácil de decirlo.... —el hombre se estaba poniendo nervioso, le dolía toda esa situación, pero la vida de Camilo era mucho más importante que todo —qui-quiero cortar.
El chico levantó la cabeza sorprendido, no sabía si había oído bien o era todo una broma.
—Bruno, ¿es una broma?, porque si lo es no tiene gracia —el chico comenzó a sollozar.
—Lo siento, no lo es.
Camilo se levantó y agarró las manos del hombre.
—¿Pero, por qué?, ¿he hecho lago mal?, si es así perdóname, no era mi intención —el chico sonaba agitado, nervioso, se trababa al hablar, las lágrimas empezaron a fluir mas intensamente. Bruno se soltó del agarre del chico de forma suave.
—Lo siento, sobrino, esto no esta bien, he tardado en verlo, pero tú y yo no podemos ser mas que tío y sobrino —mintió le hombre con todo el dolor de su corazón, de sus ojos también comenzaron a brotar lágrimas.
—No, por favor, puedo cambiar si quieres, puedo ser mas discreto, me portaré mejor, no haré tantas bromas... por favor Bruno no me dejes. —el chico calló de rodillas delante de él.
—Lo siento, Camilo, por favor, vete.
—Bruno... por favor —las miradas de los dos se cruzaron, en las dos había dolor.
Bruno cerró los ojos, no quería volver a recurrir a eso. Sus ojos comenzaron a emitir un brillo verde y enfocaron a Camilo, que del terror salió hacia atrás cayendo al suelo.
—Camilo, te lo voy a pedir por ultima vez, vete —dijo el hombre con voz sería mientras esos ojos que tanto miedo daban al chico lo miraban.
Gateando, Camilo reunió fuerzas y se volvió a acercar a Bruno.
—Por favor, Bruno, haré lo que pidas.
Bruno respiró hondo y su cara se convirtió en una mueca terrorífica y agarrando al chico de la muñeca de forma violenta lo levantó y lo empujó fuera de la cúpula.
—¡QUE TE VAYAS PUTO NIÑATO, NO QUERO VOLVER A VERTE AQUÍ!
Camilo aterrizó fuera de la cúpula violentamente, incorporándose rápido y aterrorizado salió corriendo de la habitación de Bruno y fue directo a la suya, donde de un portazo, cerró la pueta y aterrizó en su cama donde enterrando la cara en su almohada lloró toda la noche.
Bruno por su parte era observado por seis ratas,
—¿QUE QUEREIS VOSOTRAS? —grito el hombre aun con los ojos brillantes.
Las ratas salieron despavoridas ocultándose en su zona de dormir, mientras Bruno las seguía con la mirada, al instante sus ojos perdieron el brillo y con una terrible presión en el pecho cerró la puerta y se tumbó en su cama donde intentó dormir, pero las lágrimas no lo dejaron pegar ojo en toda la noche.
Nada volvió a ser igual, Camilo intentó las semanas siguientes un acercamiento, pero la negativa de Bruno era firme. No pasó mucho tiempo hasta que la familia comenzó a notar que el ánimo del chico había decaido, su vitalidad había rebajado, su mal humor aumentó. Su mayor enfado llegó el día que tuvo una discusión con Mirabel.
—¿Por qué no te salen las putas gritas ahora?
—Camilo, no me hables así —dijo la chica.
—¿Es que acaso esta mierda no separa a la familia, no es que él y yo debíamos estar juntos siempre? —Camilo estaba furioso.
—Camilo, no lo sé, yo no pedí nada de esto.
—Ya... seguro que no
—¿Se puede saber que pasa aquí? —entró Dolores al cuarto de Mirabel al escuchar los gritos.
La chica de gafas se acercó a su prima y la abrazó.
—Hermano, ¿Qué le has hecho?
Camilo miró a su hermana.
—¿Qué que he hecho yo? Mejor pregúntale a ella porque no hace nada.
—Camilo, nosotros no tenemos la culpa de que Bruno te dejase, ya intentamos hablar con él y hicimos todo lo posible por convencerle.
—¡¡MENTIRA!!
Camilo rompió a llorar de la impotencia, tanto su prima como Dolores se acercaron a él y lo abrazaron.
—Llora hermanito, te sentará bien.
—So-soy una basura —sollozó el chico.
—Eso no es cierto.
—Así es como me siento.
—Primo, tu no eres una basura.
—¿Entonces por qué me dejó?
—No lo sabemos...
—¿Tu no has oído nada?
—Lo siento, Camilo, he intentado, pero el tío Bruno no dice nada al respecto cuando está en su habitación.
—Vale, Mirabel, perdona por gritarte.
—No pasa anda, primito, la familia esta para ayudarse.
—Gracias, Dolores... ¿puedo hablar con Mariano?
—Claro.
—Es que creo que con el puedo hablar sin problemas, no os ofendáis.
—Tranquilo, hermano se que tienes mucha confianza con Mariano, además el sabe escuchar y seguro te da algún consejo.
Tras despedirse de su hermana y prima fue a buscar a Mariano por la casa, de camino antes de bajar la escalera se cruzó con Bruno, que con un gesto con la mano le hizo un escueto saludo y siguió andando. Camilo intentó decir algo, pero tenía un nudo en la garganta, sentía mucho dolor cada vez que lo veía. Dando un pequeño sorbido siguió su camino para encontrar a Mariano.
ESTÁS LEYENDO
El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)
RomanceContinuación directa de mi anterior historia "El Camaleón Enterrado en la Arena del Futuro". Ha pasado un año desde que se representase la obra de Romeo y Julieta, salvo que en esa ocasión Camilo y Bruno no se besaron frente a todos. Su relación sig...