CAPÍTULO 75 - NUEVO HORIZONTE

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Julieta se acercó a todos, sin decir una palabra, tomó una silla.

—Todos sabemos porque estamos aquí, no hay tiempo de explicaciones. Solo puedo decir que o hacemos algo por Mirabel o todo se volverá a repetir.

—Pero, ma —dijo Luisa —no sabemos que hacer.

—Supuestamente nos hemos reunido para saber que hacer, ya que entre todos deberíamos pensar algo.

—Siento ser una molestia —dijo Mirabel encogiéndose y automáticamente siendo abrazada por sus dos hermanas.

—Aquí nadie es una molestia, como mucho Camilo —dijo Isabela en tono de broma.

—Muchas gracias, prima yo también te quiero —dijo el chico inflando las mejillas con intención de hacer reír a Mirabel.

—Chicos, dejaos de tonterías —dijo Bruno — esto es serio.

—Perdón —dijo el chico.

—¿Puedes hacernos un resumen de lo que sabemos? —dijo Dolores mirando a su tía.

—Sabemos que Mirabel es la portadora de la magia, sabemos que las grietas se producen cuando hay problemas en la familia y sabemos que una vez se rompan esa gritas, la magia desaparece y en el caso anterior no desaparece sino que se concentra y por eso perdimos los Dones la última vez.

—No se perdieron, yo os los guardé —dijo la chica ya algo mas contenta.

—No hay mejor guardiana —dijo Antonio.

—Mi idea es crear otra vela —dijo Julieta que vio la expresión nada convencida del resto —y si, sé que una vela trae malos recuerdos, pero no se me ocurre otra cosa.

—¿Y si guardamos la magia en otra cosa? —preguntó Mariano.

—¿Cómo qué?

Todos pensaron, sin duda era lo único que se les ocurría. Pasaron un tiempo dándole vueltas al asunto, hasta que Isabela saltó.

—Ya sé. Podemos encerrar la magia en una rosa.

—¿Una rosa? —preguntó Luisa.

—Si, he leído una historia francesa donde una bruja maldice a un príncipe malvado y la maldición dice que si encuentra a alguien que al quiera antes de que caiga el ultimo pétalo se romperá.

—Pero una rosa es mucho mas frágil que una vela. Podría romperse.

—Gracias hija, pero una rosa no es la solución.

—Vale —dijo Isabela algo decaída.

—Pero si la magia puede ir a cualquier objeto debería ser algo robusto que no se rompa.

—No —dijo Bruno —lo que debemos es buscar un objeto que tenga importancia, que sea tan importante que nadie se atreva a acercarse y dañarlo.

Camilo miró a Bruno, sabía que algo se le había ocurrido.

—¿En que piensas? —preguntó el chico.

—El retrato del abuelo.

—¿Como? —preguntaron todos.

—Si, mi padre fue el origen del milagro, su sacrificó y nos dio nuestros Dones —dijo Julieta —tiene lógica de que algo que le represente cargue con ese poder.

—¿Y no se dará cuenta la abuela? —preguntó Isabela.

—Si funciona igual que con la vela, la magia no alterara el retrato.

—Puede funcionar —dijo Dolores — pero, ¿Cómo lo traspasamos?

—Eso no lo sé —dijo la mujer —la otra vez fue al recomponer el milagro, y la ultima vez todo siguió igual.

—Yo dije que no era buena idea romperlo todo otra vez —dijo Camilo levantando la mano.

—Mira, el hormonal piensa —dijo Isabela.

—Isa, ya... pesada —replicó el chico.

Dolores se levantó y agarró uno de los brazos de Mirabel y se lo puso en el oído y pidió a todos que se callasen. Poco a poco pudo oír como si estuviese a kilómetros de distancia el fluir de la sangre de Mirabel, por alguna razón le costaba oír el cuerpo de su prima, seguro la magia tenía algo que ver.

Concentrándose un poco, pudo oír con claridad el fluir de algo mas por su interior.

—Lo sabia —dijo la chica —la magia fluye por su sangre.

—¿Y eso que quiere decir? —preguntó Isabela.

—Pues que si le hacemos un corte y dejamos que salga la magia puede caer sobre el retrato e imbuirlo —dijo Camilo y todos lo miraron sorprendidos —¿Qué pasa? ¿he dicho alguna estupidez? —dijo el chico encogiéndose.

—Que va, mi niño, todo lo contrario —dijo Bruno sonriendo y esto provocó que el adolescente se sonrojase.

Julieta se levantó rápido.

—Isa, ve a por el retrato, Mirabel ven aquí.

En un momento todos se movieron, Mirabel se acercó a su madre mientras Isabela salía de la habitación e iba a por el cuadro. Mientras, Julieta sacaba algo de su delantal.

—Toma esto, hará que no te duela.

Mirabel lo tomó y se lo comió de una.

—No te preocupes, prima, veras como todo va bien —dijo Camilo.

—Gracias.

Al poco, Isabela entró en el cuarto con el retrato entre sus manos y con mucho cuidado lo dejó en el suelo.

—Sabéis que si le pasa algo al cuadro, la abuela nos mata ¿no?

—Yo corro con toda la responsabilidad —dijo Julieta.

Todos se apartaron un poco, Bruno abrazó por detrás a Camilo mientras miraban a Julieta sostener una raíz creada por Isabela bastante afilada, sostenía le brazo de Mirabel.

—Ahora te hare un pequeño corte en uno de esos destellos, la sangre tiene que caer sobre el cuadro ¿de acerado?

—Si —respondió Mirabel con convicción.

Julieta pasó la punta de la raíz por el brazo haciendo un pequeño corte que instantáneamente comenzó a brotar de él una sustancia azul que al caer y tocar el marco del retrato comenzó a brillar. Una onda expansiva impulso a todos hacia atrás mientras el cuerpo de Mirabel comenzaba a flotar, sus ojos se tornaron completamente azules, a su alrededor unas mariposas del mismo olor giraban a su alrededor. Esas mariposas formaron una pequeña cúpula que envolvió a la chica de gafas y un gran destello azul inundó la habitación.

Cuando ese brillo se esfumó, todos miraron dirección a donde hace unos instantes Mirabel flotaba, esta vez la chica estaba tumbada en el suelo y a sus pies, el retrato que a simple vista seguía igual.

Julieta fue la primera en acercarse a su hija y sacando unas hierbas de su delantal, se las puso en la nariz para al instante ella despertara.

—Mirabel, ¿estas bien?

Mientras, todos se acercaban, Bruno fue al cuadro y lo agarró para elevarlo y ponerlo a su altura.

—Si, ma, estoy bien... —dijo para abrir y cerrar los ojos muchas veces —en verdad me encuentro mejor que nunca.

—Juli —dijo Bruno volteando el cuadro hacia el resto —ha funcionado.

Ante ellos, el retrato de Pedro estaba exactamente igual, salvo por un pequeño detalle, a su alrededor una de las mariposas había cambiado de color, y dejó de ser amarilla para ser azul, también el marco había cambiado un poco, ahora además de tener en las esquinas detalles de flores tenía mariposas en los laterales.

Todos se miraron contentos, Mirabel sonreía, por fin se había podido librar de esa tortura y los cambios del cuadro eran tan sutiles que nadie se daría cuenta. Esto hacía que un nuevo horizonte se expandiese ante la familia Madrigal. Un horizonte donde la luz predominaba, pero incluso en la mas potente luz siempre hay sombras.

El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora