CAPÍTULO 52 - COMO LA PRIMERA

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El desayuno había acabado y la familia había salido ya a hacer sus tareas, Camilo, Dolores y Bruno se quedaron en casa. El mayor se dirigió a la biblioteca mientras los dos hermanos subían las escaleras y entraban en la habitación de Dolores.

—Explícame todo —dijo la chica en cuanto cerró la puerta.

—¿Qué quieres que te explique? —decía Camilo mientras andaba hacia la cama de su hermana para sentarse.

—No te hagas el tonto, he oído todo lo que hablaste con Mariano. ¿Es verdad?, ¿te has acostado con Arturo?

Camilo sentado asintió sin mirar a su hermana.

—¿Pero en qué piensas? —dijo la chica.

—Dolores, tranquila... el bebé...

—El bebé esta perfecto —dijo poniendo sus manos en su vientre —responde.

—Dolores, por favor, bastante mal me siento, se que no hice bien, no tengo ninguna excusa.

—¿Por qué le haces esto?

Camilo la miró.

—El tío Bruno te quiere, se desvive por ti y ¿tú le pagas así?

—Estoy intentando enmendar mis errores...

—Pues yo no lo veo...

—Porque todavía no he empezado...

—¿Cuándo se lo vas a decir?

—Cuando vea el mejor momento.

—Camilo, nunca habrá un buen momento para decirle eso.

—Ya lo encontraré.

Dolores hizo un sonido de incredulidad para acercarse a su hermano y sentarse a su lado.

—Bueno, confiaré en ti.

—Gracias.

—Ahora cuéntame como pretendes enmendar tus errores.

—Mariano me dijo una cosa que me hizo pensar.

—¿Lo de hacer lo que hiciste la primera vez?

—Si. Creo que lo suyo es empezar desde el principio, por lo que le voy a pedir una cita.

—No es mala idea, sería como un nuevo comienzo.

—Si.

—¿Y qué haces aquí todavía?, anda ve a decírselo —dijo Dolores con una sonrisa.

—Si, voy, gracias Dolores, eres la mejor hermana.

Camilo salió corriendo de la habitación para buscar a Bruno, fue directo a la biblioteca, ya que fue ahí donde vio que se iba antes de ir a hablar con su hermana. Bajó las escaleras a toda velocidad y al llegar a la biblioteca lo encontró enfrascado en la lectura, con clama, limpiándose bien la runa dio tres toques en la puerta.

—¿Se puede?

Bruno levantó la mirada del libro y miró a la puerta.

—Claro, pasa.

Camilo entró y se sentó en el sillón que había enfrente de donde Bruno se encontraba.

—¿Podemos hablar un momento? —preguntó algo tímido el chico.

Bruno que ya conocía esos gestos, sabía que iba a pedirle algo, asintió, cerró el libro y le prestó atención.

—Bu-bueno, primero quero volver a darte las gracias por lo del desayuno...

El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora