CAPÍTULO 40 - ATENCIONES

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La cena había sido una autentica locura, la familia había estallado en felicidad al conocer la noticia, todos felicitaron a los futuros padres, aunque sin duda la mas contenta era Pepa, de su cabeza no desaparecieron los arcoíris en toda la noche,

Dolores contó que lo supo esa mañana, al despertarse lo oyó dentro de ella y lo primero que hizo fue despertar a Mariano y decírselo.

Mirabel ya se había ofrecido a hacerle ropa al bebé, Dolores aceptó sin dudarlo.

—Que alegría, Dolores —dijo Alma —tendremos una nueva bendición.

—Si, abuela.

—Pero nada de presionar a mi sobrino o sobrina —dijo Camilo en tono de broma.

—Camilo —llamó la atención del chico su madre.

—No te preocupes, ya aprendí la lección —dijo Alma sin perder la sonrisa.

—¿Ya pensaron nombre? —pregunto Antonio.

—Aun no jefecito —dijo Mariano.

La familia estaba contenta y conversaban con Dolores y Mariano sobre temas de bebés, pero Bruno de vez en cuando echaba una mirada furtiva a Camilo y aunque el chico sonreía, participaba en la conversación e incluso hacia bromas, el mayor podía notar en su cara que no estaba plenamente feliz, había aprendido a leer la cara de su sobrino, y sabía que algo le pasaba.

Una vez finalizada la cena, Camilo fue el primero en retirarse y subir a su habitación, dijo que, como estaba castigado prefiera no desobedecer y se fue rápido. Mientras, el resto de la familia se quedó un rato más hablando.

Finalmente, tras unas horas, todos subieron a dormir, Bruno hizo lo mismo, pero únicamente para ponerse le pijama y aguantar tras su puerta a que todos se hubiesen metido en su habitación, iba a ir a ver a Camilo y averiguar que le pasaba.

Una vez, todos se volvió silencio, Bruno abrió su puerta y miró a todas partes, no había nada, con cuidado salió y cerró la puerta tras de si y sin hacer ruido caminó hasta la puerta de Camilo. Tocó tres veces.

—Pasa.

Bruno abrió la puerta y entró.

—Hola.

El chico sonrió al verle, realmente no lo esperaba esa noche.

—Hola Bruno, no te esperaba.

—¿Ah no?, ¿y eso?

—No se...

Bruno se acercó a la cama y se sentó.

—¿Estás bien?

—Si...

Bruno rodó los ojos, sabiendo perfectamente que le estaba mintiendo.

—Venga... sabes hacerlo mejor...

—Es verdad, Bruno, estoy bien.

—¿Y por que siento que no es así?

—Sera cosa de señor mayor.

—Milo, es en serio... ¿Qué te pasa?, a mi no me puedes engañar, por mucho que cambies tu cara.

—No es nada Bruno, de verdad...

—Esta bien... no insisto más, será mejor que me vaya.

Al levantarse para irse, le chico alargó la mano y lo agarró de la muñeca, Bruno lo miró y vio que tenía la cabeza gacha.

—No te vayas... quédate esta noche conmigo.

—Me quedo, pero si me dices que te pasa.

—Vale.

El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora