CAPÍTULO 60 - FRIO Y CALOR

117 15 15
                                    


Camilo caminaba por el pasillo de estanterías del cuarto de Julieta, las cuales estaban repletas de frascos de distintos tamaños, que en su interior tenían varias sustancias de distintos colores. La mujer lo seguía sin quitarle la vista de encima hasta llegar a al parte central del laboratorio.

—Por favor, siéntate.

Camilo obedeció y se sentó en una de las sillas metálicas mientras la mujer se acercaba a la mesa donde había material de laboratorio, dando la espalda al chico agarró algo y se acercó a la zona de fogones donde hizo algún movimiento y se dio la vuelta con una arepa en la mano.

—Veras, estoy probando un remedio para que cuando nazca el hijo de Dolores, ella no sufra ningún dolor y quería saber si querrías probarlo.

—Claro, por mi hermana lo que sea —dijo Camilo contento.

Julieta se acercó con la arepa y se la tendió al chico sin quitarle la vista de encima y mirando como devorada la arepa.

—No noto nada —dijo Camilo mirando a su tía.

—Entiendo... —Julieta se dio la vuelta y de forma distraída volvió a la mesa metálica donde tenía sus artilugios — ¿y te sientes bien?

Camilo notó como un pellizco en la garganta y su boca se movió sola.

—Si —dijo de forma extraña ya que el no había hecho nada para responder.

—Me alegro, eso es que funciona, ¿no crees?

—No se —dijo otra vez de forma automática.

Julieta se volteó y se sentó frente a él.

—Camilo, ¿puedo hacerte algunas preguntas?

—Si —su boca se movía sola.

—Gracias, cielo...

Camilo, aunque no notaba peligro se sentía algo tenso y extrañado ya que estaba pasando algo raro.

—¿Cuál es tu tío favorito?

—Bruno —volvió a decir de forma rápida y sin poder controlarse, y al acabar la frase se tapó la boca.

—Entiendo, al final en la familia había pocos hombres y él te estuvo cuidado de pequeño, le tenias mucho cariño antes de irse.

Camilo ahora no dijo nada.

—¿Te gustan las arepas?

—Si.

—¿A quién quieres mas, a tu madre o a tu padre?

—A mi mamá —Camilo al decir eso se tapó la boca de forma rápida otra vez —no, no pero también quiero a mi padre, mucho...

—No lo dudo, una madre es Dios para un niño.

Julieta juntó las manos y se apoyó en sus rodillas con los codos y miró fijamente al chico que se empezaba a poner nervioso.

—Camilo, ¿alguien de esta casa te ha hecho daño o te ha hecho algo que tu no querías?

—No —volvió a decir de forma automática.

Julieta suspiró aliviada y cerrando los ojos.

—Tía Julieta, ¿Qué pasa?...

—No es nada cielo, es solo que... estoy algo alterada por lo que te pasó y tengo miedo que te vuelva a pasar.

—No me ha vuelto a pasar anda, tía Julieta.

—Lo se...

—¿Puedo irme?

—Si, perdona si te he asustado.

El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora