CAPÍTULO 18 - EL CABALLERO DEL RIO

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Camilo se encontraba nuevamente en la habitación de Mirabel, con la ruana de Bruno en las manos y algo mas relajado. Aún tenía la respiración algo agitada debido a lo sucedido en la cocina, el haberlo hecho ahí le hizo subir la adrenalina, aunque en el momento no lo notó en exceso.

Una vez se calmó del todo, volvió a mirar a la ruana, contemplando la mancha, y desvió la mirada a la máquina de coser.

—¿Y ahora que hago? —se dijo el chico a si mismo. Camilo sabía que sus habilidades con la costura no habían sido muy buenas, y lo ultimo que quería era destrozar la prenda. Una sensación de nervios lo empezó a recorrer, pero respirando profundo, se sentó.

—A ver, lo primero es lavar la ruana... ¿Dónde se lava la ropa?

Decidió preguntarle a su hermana, por lo que salió de la habitación y llamó a la puerta de la chica.

—Dolores...

No recibió ninguna respuesta, por mucho que golpease la puerta y llamase a su hermana.

—Dolores, voy a entrar, si no estás visible, tápate.

Camilo abrió la puerta y con mucho cuidado y algo de miedo miró en el interior de su habitación. Al principio no lo percibió, pero no había ningún sonido dentro, es como si sus oídos se hubiesen taponado, ni siquiera se oía a él mismo hablar. A lo lejos, cerca de la cama, Dolores estaba sentada en una silla, en sus manos tenía una especie de tubo metálico.

El chico se acercó a ella, y al ver que su hermana no le contestaba, la tocó en el hombro, en ese momento todos los sonidos volvieron a surgir, asustando al chico que se echó para atrás tapándose los oídos.

—Ahhhh.

—Camilo, ¿Qué haces? —dijo la chica levantándose y ayudando a su hermano.

—Venia a buscarte, pero no me oías.

—Estaba practicando.

—¿Practicando?

—Si, con esto —dijo la chica mostrándole el tubo de metal.

—¿Y que es eso? ¿y por que no se escuchaba nada?

Dolores apartó la silla, mientras respondía a su hermano.

—Esto es una flauta travesera y no oías nada porque tenía activada mi habitación.

—Ammm... ¿flauta travesera?

—Si, hermano, tu no eres el único que esta haciendo cosas nuevas. Solo que yo no tengo que engañar a mi pareja para que me de su ruana y bordársela.

Camilo miró a la chica sorprendido.

—¿Cómo sabes eso?

La chica lo miró poniendo los brazos en jarra y levantando una ceja.

—Ah, es verdad —dijo el chico señalándose los oídos.

—En fin, ¿Qué querías?

—Ah si, venia a que me dijeses donde se lava la ropa.

La mirada de Dolores se endureció.

—Ya no solo hacéis vuestras cosas en sitios peligrosos, si no que dejáis rastro.

Camilo dio unos pasos hacia atrás, su hermana cuando se enfadaba daba miedo. Camilo recordó los pasos que oyó cuando estaba con Bruno en la cocina y supuso que sería ella.

El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora