Era muy temprano por la mañana cuando Bruno abrió los ojos, se despertó porque notó que alguien se subía a su cama, no tardó mucho en ver una cabeza de pelo rizado y castaño a su lado. Mirando a Camilo, le puso una mano en la cara y le hizo una pequeña caricia.
—Que madrugador, ¿dormiste bien?
—Si, aunque Mariano es muy grande y casi no cabíamos en la cama.
—Yo te lo avisé, pero tú decías que daba igual.
—Bueno, era una forma de disculparme.
—No se yo si me gusta que cada vez que te disculpes con alguien lo metas en tu cama —dijo Bruno con tono cómico, aunque opacado aun por su modorra.
—Pues acostúmbrate.
—De eso nada.
Camilo río ante el tono que usó el hombre, se acurrucó a su lado y lo abrazó.
—Te he echado de menos esta noche —dijo le joven.
—Tampoco pasa nada por dormir cada uno en su habitación de vez en cuando, así al día siguiente tendremos muchas mas ganas de vernos.
—Pues sí, pero yo te quiero siempre a mi lado.
—Y ahí estaré siempre.
Camilo se apretó mas contra Bruno y apoyó su cabeza en el hombro del mayor.
—¿Y qué tal Mariano?
—Le he despertado y le he obligado a vestirme.
—¿Y eso? —dijo aguantando la risa.
—Me apetecía que me vistiesen, le he dicho que así practica para cuando nazca mi sobrino-sobrina.
—Ya te vale.
—Uno tiene sus caprichos —dijo el chico.
—Tú es que eres un caprichoso y un consentido.
—Pues sí, y sobre todo me consientes tú, que mal me estas educando tío Bruno.
—¿A lo mejor tengo que ponerme mas serio, sobrino?
—Creo que merezco un castigo.
—Si, te has portado muy, muy mal.
—Castígame tío Bruno —dio el chico de forma dramática.
—Prepárate —Bruno se incorporó de golpe y se echó encima del adolescente que lo recibió encantado mientras se iba abriendo de piernas.
—He sido muy malo, tío Bruno, necesito un castigo.
Bruno sonrió de forma picara y traviesa, apretó su entrepierna con la de Camilo.
—Vas a ver...
Mientras hacían moverse los muelles de la cama, Mariano se encontraba en la cocina preparando el desayuno, no pasó mucho tiempo hasta que Mirabel y Julieta aparecieron, eran las primeras en levantarse siempre.
—Mariano, ¿qué haces tan temprano aquí? —preguntó la mujer.
El hombre se dio la vuelta y limpiándose las manos con el delantal, se la llevó a la nuca y algo avergonzado respondió a Julieta.
—Hoy me he levantado pronto y quería ayudar.
—En verdad, es porque ayer Dolores se enfadó con él —dijo Mirabel con una sonrisita malvada.
—¡Mirabel!
—Bueno —dijo Julieta que también se ponía el delantal —me gusta tener ayuda en la cocina, vamos. Hija, llama a la familia.
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El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)
RomanceContinuación directa de mi anterior historia "El Camaleón Enterrado en la Arena del Futuro". Ha pasado un año desde que se representase la obra de Romeo y Julieta, salvo que en esa ocasión Camilo y Bruno no se besaron frente a todos. Su relación sig...