CAPÍTULO 33 - ME GUSTAS TÚ

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Tras ese incidente en la cocina, Camilo no volvió a ver a Bruno hasta la hora de comer, aunque ahí, ni siquiera le dirigió la palabra. El mayor se pasó toda la comida hablando con casi todos, conversando de forma muy rara en él, no era mucho de hablar mientras comían, a no ser que le preguntasen.

Dolores, que lo había escuchado antes, miraba a Camilo, el chico tenía semblante serio y un poco triste. La dolía verle así pero ella tampoco podía hacer mucho, ya había hablado con los dos y lo que tenían que hacer es sentarse los dos y hablar. Pero si no es uno, era el otro el que estaba enfadado.

—¿Estás bien, amor? —le preguntó Mariano, que había visto la expresión de la chica.

—Si, es solo que estaba pensando —dijo Dolores en voz baja.

Mariano echó un vistazo a Camilo y luego volvió a mirar a su mujer.

—Es tu hermano, ¿no?

La chica asintió.

—¿Quieres que hable yo con él?

—De momento no, pero si es preciso necesitaré que hables con alguien más también.

Mariano entendía perfectamente a lo que se refería y poniendo su mano encima de la del la chica y apretando un poco la confortó.

—Mami, esta tarde voy a salir, ¿me das permiso?

—¿A dónde vas?

—A dar una vuelta.

—¿Tú solo? —preguntó Pepa mientras se llevaba a la boca un trozo de empanada.

—No...

—¿Y con quién vas? —la mujer dejo la comida en el plato para centrar toda su atención en su hijo.

—Con un amigo...

—Entiendo... —en la cara de Pepa una sonrisa de oreja a oreja apareció — ¿y ese amigo no se llamará Arturo no?

—¿Qué? —Camilo desvió la mirada ya que había elevado la voz y se fijó en que todos lo miraban, incluido Bruno

—¿Pasa algo hija? —preguntó Alma.

—Nada, que mi niño va a salir esta tarde con Arturo.

—¡¡Mamá!!

Todos seguían mirando.

Camilo no se sentía estable emocionalmente, sentía esas miradas taladrarle y juzgándole, especialmente la de Bruno.

—So-solo vamos a dar una vuelta...

—No, corazón, si a mi me parece perfecto, me gusta que tengas amigos y que sean tan buenos chicos como Arturo.

Camilo se comenzó a calmar, miró a sus primas, que le devolvían la mirada algo extrañadas, necesitaba hablar con alguien sobre todo esto, y decidió hacerlo esa anoche al volver de la cita con Arturo, necesitaba la opinión de gente cercana.

—Tienes que darle las gracias a tu tío por hacer, de alguna forma, que os conocieseis —soltó Pepa.

Bruno miró a su hermana y luego volvió a mirar a Camilo.

—No hace falta Pepita.

—Por cierto, familia —hablaba Alma alzando un poco la voz —mañana es nuestro día libre por lo que podemos ir al rio como dijeron.

Esa noticia alegró las caras de sus nietos, sobre todo Antonio.

—¡Qué recuerdos...! —dijo Pepa mientras miraba al techo.

El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora