Bruno abrió los ojos, hacía unos días que no dormía bien, pero ese día había conseguido conciliar el sueño toda la noche de un tirón. Al girar la vista vio la razón de todo, Camilo dormía a su lado, ver su cara angelical le hizo sentirse bien, hacia tiempo que alguien no lo hacía sentir tantas cosas.
Pasó unos minutos sin apartar la vista de aquellos rizos, con suavidad le dio un beso en la frente y con sumo cuidado se levantó de la cama, con rapidez se cambió de ropa y mirándolo de nuevo, salió de la cúpula y atravesando la cueva llegó a su puerta, la abrió sin hacer ruido y bajó a la cocina.
Nada mas atravesar el arco de la cocina, vio a sus hermanas allí, Pepa estaba sentada y Julieta en los fuegos, al notar su presencia las dos dirigieron la mirada a la puerta.
—Hermanito, buenos días, ¿Qué tal estás? —pregunto Pepa.
—Estoy bien...
—¿Seguro? —preguntó Julieta dejando de cocinar para acercarse a Bruno.
—Si, Juli... perdón por preocuparlas.
—Nada de pedir perdón, el que tiene que disculparse es mi hijo —dijo Pepa a la que una nube comenzó a aparecer en su cabeza.
—De-de eso quería hablarte, Pepita.
Bruno se acercó y se sentó en la mesa, captando la atención de sus hermanas, Julieta se sentó también a su lado.
—Ayer, Camilo vino a mi habitación a pedirme perdón.
—Ya me conozco sus disculpas... —dijo Pepa haciendo aspavientos de incredulidad.
—No, a mi me parecieron sinceras —dijo Bruno.
—Y seguro te pidió que vinieses a pedirme que le quitase el castigo.
—No...
—Yo también hablé con él ayer —dijo Julieta —me pareció, que lo que hizo fue ir demasiado lejos y le di una pequeña bronca.
—Ya me conozco tus broncas, hermanita —decía Pepa —le dirías "Camilo has hecho mal y tienes que pedirle perdón a tu tío".
—Pepa, a veces es mejor hablar que dar voces y soltar rayos —dijo Julieta a la defensiva.
—Mi hijo parece que solo entiende así —Pepa se sujetaba la cabeza.
—Por favor, no discutáis —pidió Bruno —yo creo que las disculpas fueron sinceras. Yo quería pedirte —dijo mirando a Pepa —si le dejarías salir un rato hoy conmigo para hablar con él.
—No se... —dijo Pepa.
—Venga Pepa, que mejor manera de disculparse que hablar con su tío, así le explicará que hizo mal —decía Julieta intentado convencer a su hermana. Debes confiar un poco mas en tu hijo.
—Si yo confío —dijo Pepa algo angustiada —yo lo quiero mucho, es mi corazón, mi bebito, pero cuando pienso que se hace mayor, hace este tipo de cosas...
—Es un adolescente, Pepa —dijo Julieta —es normal.
—Pero es que lleva comportándose raro casi un año, he intentado saber que le pasa, pero no es capaz de venir a hablar conmigo y si le pregunto yo creerá que me meto en sus cosas y no quiero ser ese tipo de madre.
—Pepita, el también te quiere mucho, pero a lo mejor no es fácil para el contarte ciertas cosas, recuerda que de jóvenes nosotros no le contábamos todo a mamá.
—Lo sé, pero a veces pienso que le riño tanto que no me tiene confianza.
—Le riñes mucho —dijo Julieta con una sonrisita cómplice.
ESTÁS LEYENDO
El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)
RomanceContinuación directa de mi anterior historia "El Camaleón Enterrado en la Arena del Futuro". Ha pasado un año desde que se representase la obra de Romeo y Julieta, salvo que en esa ocasión Camilo y Bruno no se besaron frente a todos. Su relación sig...