CAPÍTULO 59 - APARENTE CALMA

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Ha pasado una semana desde aquel incidente, y Camilo no había vuelto a sufrir ningún episodio de ese tipo, mas bien todo lo contrario, se había sentido bien, cómodo, por primera vez en mucho tiempo notaba su mente relajada, se sentía en paz.

La relación con Bruno había mejorado mucho, seguían todavía en fase de reencuentro, pero todo iba muy bien, había vuelto esa chispa, habían vuelto esas miradas furtivas, había vuelto todo.

Con Arturo también mejoró todo, el chico asumió que nunca iba a tener nada serio con Camilo, y aunque todavía está en proceso de desenamorarse, la cosa va bien, durante esta semana ha pasado varias horas con Camilo y Bruno, hablando, habían comido juntos, la cosa iba bien.

En la familia todo marchaba bien, ningún sobresalto, nada extraño, Camilo estuvo preocupado un tiempo por Mirabel, las cosas entre Bruno y él había estado a punto de fragmentarse, pero por lo visto las grietas no han vuelto, por una parte, le alegra y por otra le extraña, aunque tampoco le dio muchas vueltas a ese asunto.

A Dolores cada vez se le notaba mas la barriga y Mariano estaba histérico, la trataba como una reina, algo que no era de extrañar, pero esta vez lo hacía multiplicado por diez.

Esa mañana, Bruno se encontraba en la biblioteca, solo, leyendo, ya que Camilo tenía tarea aquel día, debía cuidar a un chico. Y Dolores todas las mañanas pasaba un rato en su habitación descansado y luego daba paseos por la casa y los alrededores.

Cerrando el libro y dejándolo en la mesa se levantó, salió de la estancia y se colocó en el centro del patio interior.

—Casita, ¿Qué hora es?

De una de las habitaciones apreció un reloj movido por las baldosas marcando las doce y media de la mañana.

—Gracias. Creo que iré a buscar a Camilo cuando salga de su tarea así damos un paseo.

Sin decir mas, salió de la casa y caminó hasta la plaza del pueblo, donde vio a sus dos hermanas hablando en el puesto, mientras Antonio se encontraba en la entrada de su centro rodeado de pájaros. Bruno se acercó a sus hermanas.

—Hola.

—Hermano, ¿Cómo tú por aquí?

—Venía a dar un paseo.

—¡Qué bueno! —dijo Pepa —entonces no me enfadare hoy y hare que te caiga una tromba de agua en la cabeza —dijo la mujer con una sonrisa malévola.

—Gra-gracias, supongo...

—Bueno, hermanitos, me voy —dijo Pepa que fue a reunirse con su hijo.

Julieta y Bruno se quedaron solos.

—Y ¿Qué tal la mañana, Bruno?

—Muy bien, Juli. ¿Y la tuya?

—No está mal, hoy parece que la gente no se ha hecho mucho daño, algo que me alegra y me entristece al mismo tiempo, es raro.

—Me lo puedo imaginar.

—Bruno...

—¿Sí?

—¿Sabes que puedes contarme lo que quieras no?

Bruno la miró algo extrañado.

—Claro, lo sé.

—Por muy malo, o muy embarazoso que sea sabes que estoy para ayudarte.

—Si, Juli...

—Que por ejemplo si has hecho algo que no sea aparentemente bueno, me lo puedes decir y seguro encontramos alguna solución...

El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora