Camilo se encontraba en su habitación, sentado en la cama, todo le daba vueltas. Su padre estaba delante de él, con semblante serio y los brazos cruzados. Ninguno decía nada, es como si cada uno esperase que el otro empezara a hablar.
—Llllooo ssisento —dijo Camilo como pudo.
—Camilo, esta vez pedir perdón no será suficiente —comenzó a decir Félix — hijo, pensaba que tu madre y yo te habíamos educado para saber que es lo que puedes o no puedes hacer.
Camilo agachó la cabeza, no podía pensar bien, pero sabía que no era el momento de decir nada, solo escuchar.
—¿Qué dirá tu madre cuando venga y te vea así?, en fin, no voy a taladrarte la cabeza con un sermón, creo que sabes de mas lo que has hecho. De momento estas castigado, cuando llegue tu madre veremos que hacemos.
Félix sin decir anda mas encaminó hacia la puerta y salió de la habitación. Camilo seguía allí sentado, con la mirada al suelo, poco a poco estaba empezando a ser consciente de lo que había pasado, un antiguo miedo comenzó a resurgir, había decepcionado a su padre, no lo había dicho, pero su tono de voz lo indicaba. Camilo se tumbó en la cama y se volteó para dar la espalda a la puerta.
Unos minutos después, su puerta se abrió y se cerró de forma tranquila, unos pasos se acercaron a la cama y Camilo notó como alguien se sentaba, el olor delató a esa persona. Bruno puso su mano sobre el brazo del chico, pero este no se volteó, tenía miedo de que el de ruana verde le mirase también con cara de decepción, simplemente al sentir su mano sobre su brazo se encogió un poco adoptando una posición fetal.
—Milo.
El chico no dijo nada, tenía miedo.
—Milo, no vengo a regañarte...
Sin voltease, Camilo alargó su mano y la puso sobre la de Bruno acariciándola un poco.
—Las chicas me han contado lo que ha pasado, se que ahora mismo no te encuentras bien, y mañana estarás algo peor, hasta que tu tía te prepare algo.
El chico seguía igual sin moverse y acariciando la mano de Bruno, ese acto hacia que se sintiese algo mejor.
—Pero, Milo... —Camilo cerró fuerte los ojos al escuchar eso y dejó de acariciar la mano — también soy tu tío, soy el adulto y me sentiría mal si no te dijese que no esta bien lo que has hecho, y ya no solo el hecho de emborracharte, haya sido queriendo o sin querer. Te conté lo que pasaba en mi visión.
Camilo no pudo evitar llorar, no solo había decepcionado a su padre, sino que también a Bruno.
—Hey, no llores, por favor —dijo Bruno acariciando su cara —yo esto no te lo digo para reñirte solo te lo digo para que seas consciente de lo que ha pasado.
Bruno limpió algunas lagrimas de la mejilla del chico y acarició su rizado pelo, ahora Camilo se volteó para mirar a Bruno, aun con los ojos llenos de lágrimas.
—Perdón.
—Esta bien, Milo, a mi no tienes que pedirme perdón, pero es bueno que sepas que has hecho mal.
A lo lejos se pudo oír claramente a Félix.
—Pepi, tranquila, que ha sido solo una chiquillada.
Bruno se levantó y mirando a Camilo sea cercó a la puerta.
—Prepárate, porque...
Bruno salió al pasillo e interceptó a Pepa.
—Pepita, que nube tan bonita y tan negra, no hace falta que seas muy dura con Camilo, he hablado con él y sabe que ha hecho mal y está arrepentido.
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El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)
RomanceContinuación directa de mi anterior historia "El Camaleón Enterrado en la Arena del Futuro". Ha pasado un año desde que se representase la obra de Romeo y Julieta, salvo que en esa ocasión Camilo y Bruno no se besaron frente a todos. Su relación sig...