CAPÍTULO 20 - DUDAS

125 23 13
                                    







Arturo acababa de salir de la casa Madrigal y se dirigía a su casa, durante todo el viaje no podía dejar de pensar en Bruno, pero por alguna razón desde esa mañana Camilo también se había metido en sus pensamientos.

Por un instante el recuerdo del suceso del rio volvió a su mente, en la forma en la que el joven Madrigal se había caído y había sido expuesto completamente. Esto hizo que se detuviese y sus mejillas volviesen a arder, solo que esta vez el calor se extendía por todo su cuerpo.

¿Qué esta pasando?, se preguntó el chico mentalmente. Acelerando el paso se acercó a la fuente de la plaza y hundiendo sus manos, agarró un poco de agua y se la echó en al cara, notando enseguida como el calor se iba retirando, pero aun lo podía sentir. Él ya había sentido esto antes, fue al conocer a Bruno y como se encaprichó con él, y ahora parecía que le estaba pasando lo mismo con Camilo.

Finalmente llegó a su casa, donde su madre lo recibió con un beso en la mejilla y le dijo que la comida ya estaba lista.

—Vale, mamá, voy a mi habitación y ahora voy.

Una vez en su habitación, se miró en un espejo mientras se miraba y pensaba.

"No puedo estar enamorándome de Camilo, a mi me gusta el señor Bruno"

"Aunque el señor Bruno es mayor que yo, y Camilo es de mi edad"

"Aunque no creo que a él le interese yo"

"Aunque hoy ha sido muy amable conmigo"

"Incluso se ha desnudado delante de mí"

Pensar en eso hizo que volviese a sentir ese calor tan característico recorrerle el bajo vientre y como en sus pantalones comenzaba a crecer algo. Mirando a través del espejo se percató de su erección. No se sorprendió mucho ya que no era la primera vez que un Madrigal le hacia eso, es más, mas de una noche había fantaseado con Bruno y se había auto complacido.

El resto de la tarde Arturo lo pasó pensando, algo confuso respecto a sus sentimientos, a él le gustaba Bruno, pero por alguna razón Camilo se había colado en su mente, pensó que esa noche, en la cena sería una buena oportunidad para ver como reaccionaban sus sentimientos y tomaría una decisión.

—¿Qué te pasa? —pregunto Bruno a Camilo.

—Estoy algo nervioso —dijo el chico mientras se acomodaba el sofá del salón.

—¿Y eso? —se interesó el hombre sentándose a su lado.

—Por lo de esta noche, ¿y si Arturo me vio?... que vergüenza.

—Bueno... si te ha visto, es un chico afortunado porque, tú, desnudo eres una obra de arte —dijo Bruno para intentar distraer y animar al chico.

—Bruno... —dijo el chico entre tímido y divertido — tampoco soy para tanto.

—¿Perdona?, Milo, si yo digo que eres una obra de arte es que lo eres.

—¿Tu crees?, si soy como un palillo.

Bruno acercó su boca al oído del chico.

—Esta noche te muestro lo bueno que estas —dijo en voz baja. Al escuchar esto Camilo se ruborizó.

—Ustedes dos, ¿Qué hacen? —preguntó Pepa entrando en el salón.

—Nada, mami... estamos descansado.

—Si, Pepita, ha sido una mañana complicada.

—Pues menos descansar y más ayudar a preparar la casa para cuando venga el invitado.

El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora