CAPÍTULO 66 - LA ACAMPADA (3ª PARTE)

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—Vale, espérame aquí —dijo el chico señalando un árbol.

Camilo se metió entre unos arbustos y comenzó a desocupar su vejiga, mientras miraba aterrorizado a todas partes.

—Ma-Mariano, ¿sigues ahí?, no es que tenga miedo... no, no... solo quiero saber... —decía el chico algo asustado —¿tu crees que de verdad haya un monstruo?, dime... ya veo estas callado para darme intimidad, no hace falta —Camilo cada vez estaba mas nervioso —además Bruno ha dicho que eso fue antes de nacer él y que pasaba en Encanto, pero el pueblo no estaba antes de nacer él, quiero decir... el Encanto surgió el día que nació el juntos a mi mamá y mi tía... ¿Mariano?

Camilo finalizó su tarea y girándose despacio caminó hacia donde había dejado a Mariano, al llegar vio que no estaba, de pronto un terror le invadió y pegándose al árbol comenzó a mirar a todas partes.

—Ma-Mariano... ¿do-do-dónde estás?

Solo se oía el viento que movía las copas de los árboles, aunque hacía mucho calor, hacia algo de viento por las noches.

—Mariano, ¿si es una broma? no tiene gracia...

Con la respiración agitada, Camilo comenzó a andar dirección al claro donde estaban acampados.

—No hay ningún monstruo, todo ha sido una invención de Bruno porque no he querido darle una arepa...

Tras dar dos pasos, un fuerte ruido lo asustó y lo tiró al suelo mientras gritaba.

—Ahhhhhh

Camilo miró dirección al ruido para ver a Mariano de espaldas a él. Al darse cuenta que era él se levantó rápido y medio enfado se acercó a él.

—Mariano, te estaba buscando, no tiene gracia, me has asustado y se lo voy a decir a Dolo... ¿Mariano? —Camilo había llegado hasta el hombre, pero no parecía inmutarse ante sus comentarios, como si no lo oyese.

Cuando el chico estuvo bastante cerca, el hombre se giró rápidamente, la sombra de unos arboles ocultaban su rostro, lo único visible era su torso desnudo y una prominente erección en su pantalón de pijama, que no pasó desapercibida para el chico.

—Ma-Mariano... pe-perdona si te he interrumpido mientras... —hizo un gesto con la mano simulando el acto de masturbarse.

—No me has interrumpido —dijo el hombre con voz ansiosa, mientras tragaba saliva —todavía no he empezado...

—Ah... va-vale... entonces mejor te dejo solo... —Camilo se giró y rápidamente el hombre se acercó a el y le cortó el paso.

—¿Ya te vas? ¿tan pronto? —la voz de Mariano sonaba lasciva, arrastraba las palabras dándole un cariz sexual.

Camilo se echó un poco para atrás.

—Es que te-tengo sueño —dijo intentado no mirar aquel bulto en el pantalón del hombre, pero sin poder evitarlo. Mariano se dio cuenta.

—Entiendo, ¿te gusta? —dijo el hombre agarrando su miembro a través del pantalón y mirando al chico.

—¿Qu-qué?

—Veo que me lo estas mirando mucho, ¿te gusta? ¿lo quieres?

Camilo dio otro paso atrás.

—Ma-Mariano ¿Qué dices?...

—No te hagas el tonto, que sé que quieres, todavía recuerdo aquella vez en tu habitación, como me lo agarrabas.

—Mariano, por favor... —el chico algo rojo seguía andando hacia atrás.

El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora