—Julieta lo sabe —dijo Bruno mientras veía la expresión de todos.
—¿Qué? —preguntó Incrédula Isabela — ¿mi madre?
—Tenemos que hacer algo —dijo Luisa de pronto.
—No hace falta —se adelantó Camilo —ya hemos hablado con ella.
—¿Y?
—Parece que esta de nuestra parte.
—¿De verdad? —preguntó Mariano.
—Si, al principio no estaba muy de acuerdo, pero la convencimos, ahora está de nuestra parte.
Dolores los miraba, ¿Cuándo ha pasado todo eso? ¿y por que ella no se había enterado? Bruno, que vio la expresión confusa de su sobrina se dirigió a ella.
—Sobrina, no has oído nada porque la habitación de tu tía esta insonorizada.
Mientras todos hablaban, Mirabel algo apartada no quitaba la vista de Bruno, si su madre había aceptado su relación, era muy posible que les hubiese contado todo. Pero ella no quería comprobarlo ya que si no sabían nada no quería ser ella la que provocase una nueva preocupación en la familia.
—Pero hay algo mas —dijo Camilo dirigiendo su mirada a la chica de gafas.
Lo sabían.
—Mirabel, ¿lo dices tú o lo decimos nosotros? —dijo Bruno con tono suave, haciendo que todos mirasen a la chica de gafas verdes.
Mirabel sintiendo la presión de todas las miradas, se levantó y caminó hasta quedar al lado de su primo y su tío, apartándose un mechón de la frente y colocándose las gafas tomó aire y miró a sus hermanas, primos y Mariano.
—Las grietas han vuelto.
Mientras tanto, en el pueblo, los adultos se encontraban sentados en la plaza.
—Cuanto tiempo desde que no estamos los cuatro así —dijo Agustín sentado al lado de su mujer a la que tenia rodeada la cintura con uno de sus brazos.
—Si, demasiado —dijo Pepa mirando al despejado cielo — realmente hace muchísimos años.
Todos recordaron ese momento hace mas de treinta años donde los seis estaban allí celebrado y se tomaron esa foto, a raíz de ese día los trillizos aunque seguían unidos no volvieron a compartir ese tipo de momentos.
—Julieta, ¿Qué hubiese pasado si aquel día nos hubiésemos acercado a Víctor y le hubiésemos hablado? —preguntó Pepa recordando aquella ultima vez que lo vieron.
—No lo sé, puede que nada o puede que todo hubiese sido diferente, nunca lo sabremos.
—Pudimos hacer mas —volvió a decir la mujer de trenza.
—Pepi, amor, tu no tuviste culpa de nada —dijo Félix.
—Lo sé, pero siento que pude hacer mas...
Mientras hablaban, alguien familiar se acercaba a ellos que al verlos, los saludó.
—Buenos días, señores Madrigal —dijo Arturo.
—Buenos días, Arturo, ¿Qué te trae por aquí? —preguntó dulcemente Julieta.
—Estaba paseando, hoy tengo el día libre en la tienda.
—Que casualidad, nosotros también —dijo Agustín.
—Camilo y los demás están en el rio, por si quieres ir con ellos —dijo Pepa.
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El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)
RomanceContinuación directa de mi anterior historia "El Camaleón Enterrado en la Arena del Futuro". Ha pasado un año desde que se representase la obra de Romeo y Julieta, salvo que en esa ocasión Camilo y Bruno no se besaron frente a todos. Su relación sig...