CAPÍTULO 53 - HABLEMOS...

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Arturo miraba la imponente imagen de Mariano delante de él, al verlo acercarse tan decidido, el chico se echo para tras chocando con la pared.

—A ti te quería ver —dijo Mariano con un tono muy serio.

—¿Se-se-se le ofrece algo? —preguntó con miedo el chico.

Mariano lo contemplaba y como sus palabras salían temblorosas, se separó del mostrador y volvió a la puerta ante la aterrada mirada del chico. Al llegar, agarró el cerrojo y lo echó, esto hizo asustarse mas a Arturo, que noto como su cuello se tensaba y su sangre se helaba.

Mariano regresó al mostrador y volvió a plantar las manos en él.

—Ahora no nos molestará nadie.

Arturo seguía mirándole, notaba que sus piernas empezaban a temblar, estaba inmóvil. Mariano comenzó a bordear el mostrador y el chico hubiese salido corriendo, pero sus piernas no le respondían, el hombre atravesó la trampilla y se situó justo enfrente de él, posando su mano en la pared a un lado de la cara obstruyendo el único sitio por donde podría huir.

—Vamos a hablar tú y yo.

—¿T-t-t-tú y yo?

—Así es —dijo Mariano dándole una palmadita en el hombro.

—¿Pe-pe-pero de que...?

—Sabes muy bien de que quiero hablar...

Arturo sentía que le faltaba el aire.

—Yo n-n-no sé nada...

—¿Seguro? —dijo Mariano posando la otra mano en el lado contrario, aprisionando la cabeza de Arturo entre sus brazos —¿seguro no sabes lo que paso ayer en tu casa?

El cuello de Arturo se tensó y sintió como se le helaba aun más la sangre y su cuerpo temblaba mas.

—N-n-no se de que me ha-hablas...

—Vamos, ¿acaso no sabes quien es mi mujer? —Mariano no quería contarle que había sido el mismo Camilo el que le había dicho lo que había pasado.

—S-s-si.

—Entonces sabes que os oyó.

Los ojos de Arturo se abrieron al máximo, recordando el Don de Dolores, un Don que él ni siquiera había pensado cuando decidió acostarse con Camilo.

Tragó saliva y miró al suelo.

—Ves como sabes...

—Se-se-señor Mariano, por favor no me haga daño —dijo el chico al borde de las lagrimas —mi madre solo em tiene a mi y si me pasa algo se quedará sola y no quiero eso... —finalmente comenzó a llorar.

Mariano pensó que se había pasado un poco con su papel de tipo malo, la idea era asustarle un poco, tener una charla con él sobre acostarse con gente con pareja y demás, pero se ve que se había metido mucho en el papel.

Sin aflojar su interpretación, se alejó un poco dejando respirar al chico.

—No voy a hacerte daño —dijo de forma calmada — a no ser que te me pongas chulito —dijo esto pegando mucho su cara a la de Arturo aumentando el tono de su voz provocando que el chico se pegase mas a la pared y cerrase los ojos.

Arturo ya no podía hablar entre las lágrimas y el miedo.

—¿Vas a portarte bien y ser un buen chico?

Arturo, como pudo, asintió.

—Bien.

Mariano se separó de él, y lo contemplo un poco en la distancia, el chico completamente rígido, encogido contra la pared, con sus brazos pegados al cuerpo completamente tiesos, mientras lo miraba con lagrimas en los ojos, por un momento pudo ver su parecido con Camilo, era sutil pero ahí estaba.

El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora