Camilo corría por las calles del Encanto, sin mirar atrás, aun con algunas lágrimas en los ojos. Con energía se las limpio con la manga y siguió su camino a casa de los Vázquez.
"Tú eres el que no quería hablar conmigo, por lo que no, no podemos hablar, no quiero hablar contigo de nada. Adiós."
Esas palabras revolotearon por la mente del chico durante todo el camino, se sentía frágil y al mismo tiempo furioso. Sin dejar de caminar, ya que había rebajado el ritmo, seguía pensando, pero no podía evitar enfadarse cada ves que pensaba en Bruno, "es todo por su culpa por no hacerme caso cuando tuvo la oportunidad" seguía pensando. Sin darse cuanta, llegó a casa de Arturo. Llamó y cuando le abrió la puerta entró.
—¿Te ha dado permiso tu madre? —pregunto Arturo con un deje de ilusión en su voz.
—Si —dijo el chico con tono apagado.
—¿Qué te pasa?
—He visto a Bruno —su voz comenzó a romperse, estaba a punto de llorar.
Arturo al verlo lo agarró de la mano y lo llevó corriendo a su habitación, Camilo estaba tan afectado que apenas se dio cuenta. Y una vez estuvieron allí, cerró la puerta y lo sentó en la cama.
—¿Y que ha pasado? —le pregunto suavizando la voz para que sonase dulce.
—Él me ha dicho que quería hablar conmigo y yo le he dicho que no quería hablar con el de nada —decía con la voz cada vez mas rota a nada de llorar.
Arturo se siento mal al ver así a Camilo por lo que sin decir nada lo abrazó, el contacto fue el detonante de Camilo que rompiese a llorar.
—Soy un tonto —lloraba el Madrigal abrazando a Arturo mientras reposaba su cabeza en el hombro del chico.
—No, Camilo, tú no eres un tonto.
—Pero lo he estropeado todo...
Camilo se apretaba mas al cuerpo de Arturo, su cabeza reposaba en su hombro. Arturo sentía el cuerpo de Camilo pegado al suyo, los rizos del Madrigal le rozaban la cara y le llegaba un aroma muy dulce, por instinto, el chico froto su cara con la cabeza de Camilo.
—Camilo, haremos una cosa —dijo el chico de piel oscura separando un poco al Camilo y poniéndolo frente a él —hoy lo vamos a pasar tu y yo solos, vamos a desconectar, y relajarnos, sin pensar en él, ¿vale?
—No se si voy a poder...
—Lo mejor para dejar de pensar en algo es mantenerse ocupado, ¿Qué quieres hacer?
—No lo sé...
Arturo dio un rápido vistazo a su habitación, de pronto se acordó de algo.
—Espera un momento.
Arturo salió a toda prisa y a los pocos segundos llegó con un aparato del que en un extremo salía una especie de bocina.
—¿Qué es eso?
—Es un gramófono.
Camilo aun con las mejillas húmedas lo miró lago extrañado, nunca había visto algo así.
—No sé lo que es.
Arturo se acercó y lo puso en la mesa, junto al gramófono llevaba un par de discos negros algo grandes.
—Veras, esto son vinilos, aquí se guarda música y esto hace que suene.
El moreno agarró uno de los vinilos y lo colocó, moviendo la aguja, la posicionó sobre el vinilo, y dio al botón. De pronto, una música comenzó a sonar sorprendiendo a Camilo, que se levantó de la cama del susto.
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El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)
RomanceContinuación directa de mi anterior historia "El Camaleón Enterrado en la Arena del Futuro". Ha pasado un año desde que se representase la obra de Romeo y Julieta, salvo que en esa ocasión Camilo y Bruno no se besaron frente a todos. Su relación sig...