—Veréis... qui-quiero pediros perdón, a usted señor Bruno y especialmente a ti, Camilo.
Arturo se notaba nervioso, jugueteaba con sus dedos y miraba a los dos a los ojos, mientras que tío y sobrino atendían a sus palabras. Camilo se adelantó un poco.
—Arturo, de verdad no pasa nada.
—Si, si pasa, yo estaba tan obcecado ene estar contigo que no me di cuenta de tu estado y-y-y te-te forcé a hacerlo.
Camilo recordó la conversación con Mariano mientas Bruno se levantaba a toda velocidad y se ponía delante de Camilo apartándolo y poniéndolo detrás de el de forma algo brusca.
—¿Cómo que lo forzaste? —dijo Bruno con tono de enfado, al mismo tiempo que el chico de piel oscura daba un paso hacia atrás.
—Bruno... —intentaba hablar Camilo sujetándole la ruana por detrás.
—Le juro que no fue mi intención señor Bruno, yo no sabía que lo estaba haciendo... —se disculpaba Arturo mirando al hombre que cada vez se veía mas enfadado.
Los ojos de Bruno empezaron a brillas haciendo que Arturo se cubriese la cara con los brazos, al mismo tiempo que el mayor levantaba el brazo con intención de pegarle, pero una mano grande y musculosa sujetó el brazo de Bruno haciendo que mirase hacia atrás.
Mariano sujetaba el brazo de Bruno, el cual de forma algo suave, pero con firmeza apartó, avanzó y se puso entre los dos.
—¿Mariano, que haces a...? —Bruno miró tras y no vio a Camilo, entonces volvió a mirar al hombre —¿Camilo, que haces?
El Mariano que había aparecido, cambio de forma a Camilo.
—Tenía que pararte, él no me ha obligado a hacer nada.
—Camilo, si lo acaba de confesar.
—No, el no me obligó a anda, yo hice eso porque en ese momento quería, nadie me obligó.
Bruno miró a Arturo que se encontraba algo alterado por la situación. Camilo se volteó y miró a Arturo.
—Da igual lo que dijese Mariano, tú no me has obligado a hacer nada, yo sé que es que te fuercen a hacer algo que no quieras y tú no lo hiciste.
En la mente de Bruno apareció la imagen de Luis Mendoza y apretó el puño, recordando lo que le hizo a Camilo.
—Pero... —Arturo estaba realmente alterado, la conversación con el Guzmán le había afectado mucho.
Camilo fue a sujetarle las manos al joven cuando al posar sus manos en él, en su mente pudo ver con claridad una imagen, Arturo sentado y él mismo encima de él mientras se besaban al mismo tiempo que Bruno, detrás suyo le sujetaba la cintura y le besaba él cuello.
Los ojos de Camilo se abrieron, notó un calor subir por todo su cuerpo hasta comenzar a notar como estaba teniendo una erección, sus ojos se relajaron y miraron a Arturo con lujuria y un hilo de saliva le caía por la comisura de los labios.
—¿Camilo? —decía Arturo que lo miraba.
El joven Madrigal miraba los labios de Arturo moverse, sin poder contenerse se acercó para besarlos, pero Arturo se retiró a tiempo dando unos pasos hacia atrás dirigiendo ahora una mirada a Bruno, que observaba todo eso algo estupefacto.
—¿Camilo, que haces? —gritó Bruno.
Camilo bufaba debido a la excitación y miró a Bruno, corrió hacia el y tirándolo al suelo, se sentó encima y comenzó a apartarle la ruana y de un tirón le abrió la camisa rompiéndole los botones.
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El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)
RomanceContinuación directa de mi anterior historia "El Camaleón Enterrado en la Arena del Futuro". Ha pasado un año desde que se representase la obra de Romeo y Julieta, salvo que en esa ocasión Camilo y Bruno no se besaron frente a todos. Su relación sig...