CAPÍTULO 55 - PAZ INTERRUMPIDA

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Bruno despertó temprano, se había pasado la noche pensando en Camilo y las ganas que tenía de haber pasado la noche con él, pero todavía no era el momento. Ayer por la noche fue débil y le dio un beso, que, aunque se lo había ganado, no dejaba de ser un acto de debilidad por su parte. Aun así, no se arrepentía.

También estuvo dándole vueltas a todo lo que hablaron acerca del teatro, y era cierto que él no había vuelto desde entonces. Aun sentado en la cama pensó que podría acercarse antes del desayuno, a mirar, sentía nostalgia.

Vistiéndose y saludando a sus ratas, salió de su habitación, era de día, pero temprano aun por lo que nadie estaba desaprieto. Salió de la casa y contento, camino por el sendero hasta el pueblo.

Corría una agradable brisa que movía la hierba y los árboles, el sol calentaba lo justo, agradeció ese clima para su paseo mañanero. Al llegar al pueblo ya había personas por la calle que al verlo lo saludaban con una sonrisa, él devolvía los salidos y pensaba que años atrás estas mismas personas le insultaban y miraban como un apestado.

Sin dejar que esos pensamientos dominasen, caminó hasta llegar a la plaza, tomó la calle dirección al teatro y no tardo mas de diez minutos en llegar.

Tras abrir la puerta con la llave, entró y contempló aquella estancia. Cada vez que lo veía se quedaba boquiabierto, era un sitio fantástico, adoraba aquel teatro, caminando entre las butacas miraba a todas partes, finalmente llegó al escenario y subió.

Se puso en medio y avanzó hasta llegar al borde, extendió los brazos y dijo en voz alta.

—Damas y caballeros, soy Bruno Madrigal y estoy enamorado de mi sobrino.

Bruno contempló el eco, era perfecto, la acústica era perfecta, se sentía muy en paz en ese sitio, cerró los ojos y los abrió justo para que su mente le hiciese recordar como en su visión, en ese mismo sitio, Pepa lanzaba un potente rayo y como Camilo se interponía entre ellos para que finalmente acabase con la cabeza calcinada y muriese en sus brazos.

Esa imagen le hizo estremecerse y se abrazó a si mismo. Aun tenia miedo de eso, de como lo tomarían todos si llegan a enterarse, sabe que tiene el apoyo de sus sobrinas, incluso lo sabe Mariano y Arturo.

—No quiero que se repita otra vez...

Dijo mientras pensaba como ya su familia le había arrebatado a su primera amor, y si llegaba a enterarse sabía que el final sería nefasto.

Dándole una última vista al teatro, sonrió y salió por la puerta, echó la llave y se volvió a encamina hacia la plaza. Al llegar vio que ya había mas personas, giró la cabeza hacia la casa Madrigal que se veía a lo alto de la colina y vio nubes sobre la casa.

—Pepa ya está despierta y todavía no se ha tomado su café —dijo sonriendo.

Decidió a volver se encaminó a la casa, pero una voz que le llamaba le hizo parar y girarse.

—Se-señor Bruno...

Bruno miraba a Arturo que se había acercado, no sabía como iba reaccionar al verle de nuevo, no hace mucho que lo vio besándose con Camilo y si no llega a ser porque los separó no sabe que mas hubiese pasado. Bruno no tenía nada en contra de ese chico, era amable, parecía agradable, trabajador, era guapo, solo tuvo la mala suerte de enamorarse de la misma persona que él, por lo cual, no, no fue un gusto verle.

—Buenos días, Arturo, ¿Qué tal la mañana?

—Muy bien... ¿podemos hablar un momento?

—Si es por lo del otro día, no pasa nada ya te dije que entiendo que Camilo te guste y...

El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora