Camilo y Bruno entraron y cerraron la puerta haciendo sonar una campanita sobre la puerta, al hacerlo, Mariano, que estaba tras el mostrador, se giró hacia a ellos y sonrió.
—Buenos días, parejita feliz, ¿Qué se les ofrece? ¿se hizo daño Cami?
—Oye, que no soy un animal —dijo Camilo cruzando los brazos e inflando las mejillas.
Bruno y Mariano se rieron.
—Venimos a comentarte una cosa —dijo Bruno que andaba hacia el mostrador y se apoyaba en él.
—Pues vosotros diréis —dijo Mariano sentándose y prestando atención.
—Te queremos invitar a una acampada, con nosotros —dijo Camilo acercándose y apoyándose también en el mostrador poniendo cara de niño bueno.
—¿Acampada? —preguntó el hombre mirando a Camilo y luego a Bruno —... no se si es buena idea.
—¿Por qué? —preguntó el adolescente apenado.
—No me quiero separar de Dolores por si pasa algo.
—Pero ahora estas separado, ella esta en casa y tú aquí —argumentó Camilo que se tomaba todo esto demasiado en serio, según pensaba Bruno.
—Pero si pasa algo puedo ir corriendo y estando de acampada estaré mas lejos.
—Yo puedo darte una visión para que veas que no le va a pasar nada —dijo Bruno.
Mariano los miraba, pensaba que una acampada podría ser divertido, pero Dolores era mas importante.
—Lo siento, pero debo negarme.
Bruno y Camilo se miraron. El chico se apoyó de forma sexy en el mostrador y se desabrochó un botón de la camisa y miró al hombre.
—Mariano —dijo de forma suave y arrastrando las palabras —estaría muy agradecido de que vinieses con nosotros —dijo guiñándole un ojo.
Mariano y Bruno se miraron, el mayor tenía una expresión pesada y rodaba los ojos.
—Cami... emmm... muchas gracias por tu interés, pero de verdad no puedo...
Camilo perdió toda su pose sexy y volvió a su postura natural.
—Pues vale, vámonos Bruno.
Los dos hombres se volvieron a mirar y Bruno se despidió con un movimiento de cabeza. Ambos salieron sin dar tiempo a Mariano de que se despidiese.
—Milo, te dije que nada de seducir.
—Pero dice que no quiere...
Bruno volvió a rodar los ojos y hacer un gesto cansado y miró a sus hermanas, que los miraban. El hombre levantó la mano y señaló a la puerta, y las mujeres comenzaron a acercarse.
—Dejadnos a nosotras —dijo Pepa pasando a su lado junto a Julieta que los sonreía. Entraron en la tienda.
Los dos se quedaron fuera y se sentaron en un banco cercano, Camilo aprecia algo distraído, miraba la puerta de la tienda y al puesto de Julieta.
—¿Estas bien, Milo? —preguntó Bruno.
—Si, ¿Por qué?
—Bueno, con el dolor de cabeza repentino de antes...
—No es nada, solo es que creía que me estaba acorando de algo, pero no era capaz de saberlo y me dio dolor de cabeza, nada grave.
—Vale... —dijo Bruno que no le quitó ojo al chico en todo el rato.
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El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)
RomanceContinuación directa de mi anterior historia "El Camaleón Enterrado en la Arena del Futuro". Ha pasado un año desde que se representase la obra de Romeo y Julieta, salvo que en esa ocasión Camilo y Bruno no se besaron frente a todos. Su relación sig...