—¿Y que pasa por que Arturo cenase con nosotros ese día? —preguntó Bruno que no entendía la relación.
—Pues que hay posibilidades de que comiese esa empanada.
—Pero de eso no podemos estar seguros.
Julieta y Bruno mantenían esta conversación en el puesto de la plaza central del pueblo, no había mucha gente, ya casi era hora de comer, cuando a lo lejos, a Bruno le llamó la atención una persona. Arturo bajaba por el camino de la casa Madrigal, algo rápido y con actitud nerviosa.
—Espera un momento —dijo a su hermana y salió corriendo hacia el chico.
—¡Arturo! —gritó el hombre corriendo hacia él.
Arturo que venia algo nervioso por lo que había pasado con Camilo hace un momento, vio a Bruno acercarse a él corriendo, por instinto se tapó la cara y la cabeza.
—Por favor, no he hecho nada, de verdad, solo se ha acercado, pero no ha pasado nada... —decía el chico de forma rápida y nerviosa.
Bruno se detuvo al ver la pose defensiva del joven, y con calma le volvió a hablar.
—Arturo, soy yo, no te voy a hacer nada...
Arturo apartó un poco las manos y vio que el mayor ya no parecía tan agresivo como lo había visto hace un momento.
—Pe-perdón, cre-creía que ibas a pegarme.
—¿Pegarte, por qué?
—Por nada, por nada —dijo el chico intentado zafarse de la conversación mientras hacia gestos con las manos restando importancia —¿Qué me querías?
—Ah, sí, ¿puedes venir un momento?
—Si, claro —dijo mientras comenzó a seguir a Bruno hasta el puesto de Julieta, que los esperaba sentada.
—Hola, señora Julieta.
—Bunas tardes —dijo la mujer con voz dulce.
Los dos mayores miraban a Arturo que se había quedado allí delante de ellos y se empezaba asentir algo incomodo ante sus miradas.
—¿Y que me querían?
—¿Te acuerdas de aquel día que Camilo se volvió algo violento y nos atacó?
—Si.
—Ese día cenaste con nosotros, ¿no?
—Si, lo recuerdo porque me invitaron de improviso.
—Vale —decía ahora Julieta tomando la palabra —¿por casualidad te acuerdas lo que cenamos ese día?
Arturo se cruzó de brazos y llevándose la mano a la barbilla se puso a pensar.
—Recuerdo que había arepas, arroz, y empanadas.
Los dos mayores se miraron entre ellos.
—¿Y tú comiste alguna?
—La verdad es que si, comí una, pero no vi a nadie mas comerlas, aunque no lo recuerdo.
Julieta tragó saliva.
—Bruno, ven un momento. Arturo espera aquí.
Los dos mayores se apartaron un poco y comenzaron a hablar en voz baja.
—¿Qué pasa?
—Bruno, yo ese día no hice empanadas.
—¿Qué?
—Si, lo recuerdo bien.
Ambos miraron a Arturo.
—Se lo deberíamos decir —dijo Bruno algo alterado.
ESTÁS LEYENDO
El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)
RomansaContinuación directa de mi anterior historia "El Camaleón Enterrado en la Arena del Futuro". Ha pasado un año desde que se representase la obra de Romeo y Julieta, salvo que en esa ocasión Camilo y Bruno no se besaron frente a todos. Su relación sig...