El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)

CAPÍTULO 14 - LA FIESTA DE PIJAMAS

La cena había pasado, y Camilo se encontraba en su habitación poniéndose el pijama, era un pijama simple de color amarillo con rayas blancas. Agarró su almohada y salió para dirigirse al cuarto de Isabela.

Allí en la puerta, se encontraban Luisa, Dolores y Mirabel, todas ataviadas con su camisón de dormir, Camilo andaba bastante ilusionado, era la primera vez que le iban a dejar estar en una de sus noches de chicas.

—Venga, primo te estamos esperando —dijo Luisa.

—Perdona, me estaba cambiando y agarrando mi almohada.

En ese momento, Bruno pasaba por el pasillo hasta quedar a la mima altura que todas ellas.

—¿Ya van a su fiesta? —pregunto el hombre.

—Si, tío, va a ser muy guay —dijo Mirabel —además hoy nos llevamos a Camilo —dijo la chica agarrando a su primo y trayéndole a su lado, justo delante de Bruno.

—Ya veo... Milo, pórtate bien ¿eh?, no hagas enfadar a las señoritas.

—Yo siempre me porto bien.

Bruno pasó su mano por el pelo del chico riendo.

—Ya lo sé.

Tras eso se inclinó un poco y le dio un corto beso en los labios al chico, ante las sorprendidas miradas de todas.

—Pásatelo bien, yo me voy con tu padre, tu tío y Mariano a una "noche de machos" —dijo haciendo unas comillas con los dedos.

—Vale, me lo pasaré muy bien, tu no ligues con Mariano, ni le mires a las camareras.

—No prometo nada —dijo el hombre echando a andar.

—Oye...

—Que es broma... tonto —rio Bruno bajando las escaleras.

Camilo lo miraba casi obnubilado, hasta que se dio cuenta que sus primas y hermana lo miraban con ojitos vidriosos.

—Que monos —dijo Mirabel.

—Son una pocholada —dijo Luisa sorprendida de que aquello que había visto no le pareciese raro.

—No se rían de mi —dijo Camilo.

—No nos reímos, hermanito —dijo Dolores.

En se momento, la puerta de Isabela se abrió, dando paso a la chica de flores que llevaba un camisón rosa bastante llamativo.

—Ya pueden pasar.

El cuarto de Isabela, como siempre era bastante acogedor, desde los sucesos de hace un año el color rosa había dejado de ser predominante, ahora había gran variedad de colores, era muy agradable a la vista, en medio del cuarto en círculo había unas especies de sacos de dormir, pero no llegaban a tanto, eran unas simples mantas, todas bordeaban una especie de hoguera rosa, donde las llamas estaban formadas por pétalos de rosas y emanaba calor real.

—Hala, ¡¡qué pasada!! —exclamó Camilo al ver todos eso.

—Pero si está como siempre —comenzó a decir Isabela —ah bueno, es verdad, que tu es la primera vez que vienes...

—Si, gracias por invitarme, aunque solo sea para sacar chismes.

—De nada, primito.

Las demás fueron pasando y colocándose en lo que serían sus mantas, cada una diferenciada por color, la de Camilo, para variar, era amarilla. El chico dejó su almohada en la manta y se sentó cruzado de piernas frente a la hoguera floral.