CAPÍTULO 23 - COMPLACER (2ª PARTE)

157 21 8
                                    


Camilo se quitó su ruana y la dejo en el suelo mientras de forma sensual caminaba hacia la ducha ante la atenta mirada de Bruno. Una vez bajo la ducha, abrió el agua y sintió como caía sobre el mojándolo todo al instante, el agua estaba perfecta ni fría ni muy caliente.

Su piel comenzó a humedecerse, su pelo perdía parte de sus rizos al contacto con el agua, todo esto sin apartar la vista de Bruno que lo miraba de forma seductora. Camilo comenzó a pasar sus manos por su cuerpo de forma provocadora.

—¿Vienes, señor Madrigal?

Bruno comenzó a desvestirse de forma lenta, dejando que el chico gozase de las vistas mientras contemplaba como su pene volvía a erectar . No tardó mucho en desvestirse y meterse bajo el agua junto al chico. Camilo pudo ver como el agua borraba los rizos del mayor, el agua caía por su piel humedeciendo cada parte, y bajo el torrente de agua se volvieron a fundir en un húmedo beso, mientras sus manos recorrían el cuerpo del otro.

-------------------

[PARTE CENSURADA POR LAS NUEVES POLITICAS DE WATTPAD, QUE ENTRAN EN VIGOR EL 15 DE ABRIL DEL 2024.]

--------------

Una vez se separaron y durante un periodo de unos segundos en el que no dijeron nada, solo se miraban, estaban exhaustos, sus respiraciones iban muy rápidas.

—Mañana no vas a poder moverte —rio Bruno.

—Pues me tendrás que llevar en brazos.

—No lo veo tan mal.

Ambos comenzaron a reír.

—Sera mejor que nos duchemos ahora de verdad...

—Si.

Unos veinte minutos después, apagaron el grifo y salieron de la zona, cuando se percataron que debido al vapor y al agua que habían salpicado durante su actuación, su ropa se había mojado, tanto la de Bruno como la ruana de Camilo.

—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó Camilo.

—Es de noche, creo que podremos llegar a nuestras habitaciones sin que nos vean, ¿no?

—¿Tú crees?

—No lo sé —dijo pensativo Bruno.

El mayor se acercó a la puerta y con cuidado abrió una rendija y asomó la cabeza, efectivamente, todavía era de noche y no se veía a nadie ni se escuchaba nada.

—No hay nadie, corre, vamos.

Camilo y Bruno tapándose como podía salieron del baño y justo al girar la esquina para subir las escaleras se toparon de frente con Mariano, que, aunque iba algo dormido, al verlos así abrió los ojos como platos, y durante una fracción de segundo nadie dijo nada.

—¿Pero que hacen así? —preguntó Mariano gritando en voz baja.

—Shhhhhhhh —que te van a oír.

Mariano se comenzó a desabrochar la parte de arriba de su pijama, y se la echó por encima a Camilo.

—Anda, corre a tu habitación.

—Gracias, Mariano, eres le mejor —tras esto Camilo dio un pequeño beso en la mejilla al hombre y subió corriendo —Bruno te espero en mi habitación.

Mariano y Bruno se quedaron allí solos, mirándose, el mayor aun se tapaba con las manos.

—Emmmm... ¿me ayudas?

Mariano rodó los ojos y fue escaleras arriba y miró a ambos lados.

—No hay nadie.

Bruno subió corriendo y agradeciendo también a Mariano, se fue a toda prisa hasta su habitación. El Guzmán no pudo evitar reírse ante aquella situación. Tras eso, siguió su camino hacia el baño, oyó como una pueta se abría y al mirar vio pasar a Bruno en pijama y entrar en la habitación de Camilo.

—Estos dos....

En el piso de arriba, Bruno entró en la habitación, allí vio como Camilo ya estaba secó y con su pijama y en el sillón al lado de su cama, reposaba la parte superior del pijama de Mariano.

—Por poco —dijo el chico al ver entrar a Bruno.

—Ya lo ves.

—Bruno, tengo sueño, ¿vienes a dormir conmigo?

—Para eso vengo, mi niño bonito, pero primero...

Bruno se acercó al sillón y agarró la ropa de Mariano.

—No pienses que no he visto como mirabas el esculpido cuerpo de Mariano.

—Ay, Bruno, no seas celoso, si tú también le has mirado.

—Pues claro que sí.

—Pues no te quejes.

—A ver si te pillo.

Bruno se dirigió a la puerta y con cuidado la abrió, esperó unos instantes hasta que vio subir las escaleras al hombre, todavía sin camisa.

—Mariano —llamó el hombre en voz baja —toma, muchas gracias.

—No hay problema, señor Bruno, tengan más cuidado la próxima vez.

—Si, por favor no le digas nada a mi sobrina.

—Está bien.

Mientras Mariano andaba y antes de entrar en la habitación, Bruno le dedico una mirada al cuerpo de Mariano para finalmente volver a entrar en la habitación.

—Ahora me dirás que tu no lo has visto —dijo Camilo cruzado de brazos.

—Yo lo he mirado de arriba abajo, pero yo puedo, porque soy mayor.

—Ya claro, pues no lo parece...

—¿Ah no? —dijo de forma coqueta.

—Que va, ahí abajo parecías un jovenzuelo. No se como puedes tener tanto aguante a tu edad.

—Milo, solo tengo cincuenta y uno ni que fuese un viejo. Además algo tenia que hacer el tiempo que estuve en las paredes e hice algo de ejercicio.

—Se nota —dijo el chico al recordar el cuerpo definido de Bruno.

—Bueno... ¿vamos a la cama?

—Si.

Así, los dos se acostaron en la cama del joven, Camilo de espaldas a Bruno, mientras este lo abrazaba por detrás pegando sus cuerpos, de esa forma Camilo se sentía protegido y no tardaron mucho en caer dormidos.

Horas después con los primeros rayos del sol de la mañana, Camilo abrió los ojos y con suma delicadeza se deshizo del agarre de Bruno y salió a hurtadillas de la habitación y con mucho cuidado caminó hasta la habitación de Mirabel, donde entró y cerró la puerta.

El sonido de una maquina de coser fue el despertador de la pobre chica.

El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora