CAPÍTULO 64 - LA ACAMPADA (1ª PARTE)

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Camilo, Bruno y Mariano caminaban por el sendero que llevaba al bosque, el animo general era bueno, Camilo especialmente estaba contento, podría pasar una noche fuera de casa y encima con Bruno, sería como una cita nocturna, pensó el chico.

—¿Y donde vamos? —preguntó Mariano.

—Conozco una zona del bosque que podría servir —dijo Bruno mientras señalaba los árboles.

Camilo oyó eso y se alarmó un poco, ¿le iba a contar a Mariano donde estaba su sitio especial? Camilo se acercó a Bruno y le dio un ligero tirón de la ruana.

—¿Qué pasa?

Camilo hizo un gesto para que acercase su oreja, Bruno lo hizo.

—¿Vas a contarle lo de nuestro lago? —preguntó el chico en voz baja con visible preocupación.

Bruno realmente no tenia pensado llevarle a ese sitio, pero pensándolo bien, él descubrió ese lago por Víctor y sería justo que su hijo lo supiese, además Camilo tampoco conocía esa historia, ya hablaría con él mas adelante.

—No, es otra parte.

El adolescente suspiró aliviado y se adelantó para ponerse al lado de Mariano. Bruno lo observaba comportarse como un niño que va de excursión, era adorable.

Por fin llegaron al bosque y se adentraron un poco, para ir al lago debían pasar un largo camino donde la vegetación era muy frondosa, pero para el lugar donde Bruno tenia pensado acampar solo había que adentrarse un poco por la izquierda siguiendo le rio.

—Por aquí —dijo el mayor señalando un pequeño camino de pierdas.

—Bruno, ¿me cuentas un poco como va eso de la tradición de la acampada? —preguntó Mariano —la señora Pepa no me ha contado mucho.

Bruno tragó saliva, no le dijeron que debía inventarse algo, no tenía nada pensado, balbuceaba intentado ganar tiempo y gracias a un ruido se destruyeron.

—Ahhh.

Bruno y Mariano miran detrás de ellos, Camilo se había tropezado con una rama y se había caído al suelo, Mariano fue a ayudarlo.

—Cami, ¿estas bien?

—Si, si... solo me he caído —dijo frotándose la rodilla.

—¿Seguro? —preguntó Bruno mirando el gesto del chico.

—Bueno, me he hecho daño en la rodilla, pero no pasa nada.

Sin dar tiempo a nada, Camilo notó como se elevaba. Mariano lo había cargado para llevarlo.

—Bueno, Cami, te toca ser la princesa.

Camilo miró a Bruno, que le hizo un gesto con la mano dándole libertad. Camilo sonrió y se transformó en Isabela.

—Ahora soy la princesa de los cactus.

Mariano puso cara de incomodidad.

—Cami... si no te importa, prefiero que seas tú.

—Vale —dijo el chico volviendo a su forma y dejándose cargar.

Caminaron un poco hasta llegar a un pequeño claro a la orilla del rio.

—Ala, que bonito —dijo Camilo todavía en brazos del Guzmán.

Era un claro verde, la hierba llegaba casi hasta el mismo agua, arboles rodeaban la zona como si de un circulo perfecto se tratase. Mariano se acercó a un tocón y sentó allí a Camilo.

El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora