—Bru-Bruno... ¿podemos hablar?
Bruno se había cruzado con Camilo bajando las escaleras, al parecer lo había confundido con su hermana, aun estaba molesto con él.
—No, no quiero hablar ahora contigo —dijo el hombre para acabar de bajar las escaleras y salir al patio trasero. En el fondo se sentía mal por hacer esto, pero debía enseñarle a Camilo que no puede hacer lo que le de la gana sin consecuencias.
En el patio, acabó sentado en una de las sillas de fuera, se dejó caer y suspirando, miró al cielo y tras un rato mirándolo se incorporó y se frotó la cara con las manos. De pronto sintió algo en su pie, al mirar vio como una rata lo miraba.
—¿Qué quieres ahora, Rigo?
Bruno extendió la mano e hizo subir a la rata hasta su regazo. La rata chilló.
—No Rigo, tu aquí no tienes nada que decir, él se comportó mal y tiene que ver que no todo está bien.
La rata volvió a chillar moviendo las patas delanteras.
—Ya se que es solo un adolescente y que no tiene idea de la vida, pero eso no es excusa. Hay límites.
La rata saltó mientras chillaba más fuerte.
—Estúpida serás tú —gritó Bruno a la rata.
La rata, furiosa se bajó de Bruno y se fue corriendo.
—Si, eso corre.
De pronto, notó vibrar el suelo, alarmado se levantó y miró a todos lados, pero parecía que no había pasado nada.
—Que raro.
A los pocos minutos, Dolores apareció por la puerta.
—Tío Bruno, ¿puede ayudarme?
—Claro, ¿Qué pasa?
—He dejado inconsciente a Camilo en mi habitación y yo sola no puedo cargarlo.
—¿Qué, que?
Dolores rodó los ojos.
—Mi hermano se ha puesto en plan estúpido y no me ha quedado otra que hacerlo.
—Pero, sobrina...
—Usted no sabe lo que me ha dicho.
—¿Y qué es, si se puede saber?
—No pienso decir esas palabras, ¿me ayuda o no?
Bruno y Dolores subieron a la habitación de la chica y al entrar vieron a Camilo inconsciente en el suelo, Bruno al verlo, corrió a su lado y lo cargó en brazos y acompañado de la chica fueron a la habitación del cambia formas. Allí, Bruno lo dejó en la cama.
—¿Se quiere quedar aquí con él?
Bruno quería saber si estaba bien pero todavía seguía enfadado.
—Mejor que no.
—Tío, tiene que hablar con él.
—Y lo haré, pero ahora no.
Finalmente, los dos salieron de la habitación yéndose al patio trasero donde se sentaron.
—Sobrina, se que no lo entiendes, pero Camilo debe aprender que no esta bien lo que hizo.
—Tío, ya tuvimos esta conversación.
Tras una hora hablando y debatiendo todo el asunto, los ánimos comenzaron a calmarse.
—¿Entonces debería hablar con él hoy? —preguntó Bruno.
—Si, creo que es lo mejor, mi hermano es muy impulsivo y a saber lo que hace.
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El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)
RomansContinuación directa de mi anterior historia "El Camaleón Enterrado en la Arena del Futuro". Ha pasado un año desde que se representase la obra de Romeo y Julieta, salvo que en esa ocasión Camilo y Bruno no se besaron frente a todos. Su relación sig...