CAPÍTULO 27 - LA ESTRELLA

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Camilo y Arturo salieron del teatro, el joven Madrigal estaba mucho mejor, pero aun en su interior sentía un nudo, una presión, no sabía si Bruno querría hablar con él, ni siquiera sabía si querría verle. "Te odio", esas fueron las palabras que el mayor le dijo. Esas palabras le hicieron mucho daño.

Arturo notó la expresión de Camilo.

—Hey, venga, ahora llegarás a casa, hablaras con tu tío y lo arreglaras todo.

Arturo todavía no podía procesar completamente todo lo que le había dicho Camilo, él tenia una relación amorosa con su tío, era algo que realmente le sorprendió, pero extrañamente no le generó rechazo, ni asco, simplemente lo vio como algo extraño, su mente no dejaba de dar vueltas mientras intentaba animar a Camilo. Sin duda el sentía algo por el joven Madrigal, el problema es que no era reciproco. Camilo quería a Bruno y por lo visto Bruno a él, aunque se hubiesen peleado.

—Venga, ven —Arturo atrajo al chico hacia él y le pasó un brazo por el hombro —estaré contigo hasta que entres.

Con razón los veía tanto juntos, ¿desde cuando eran pareja? ¿será que antes de que Bruno se fuese?, no podía ser, Camilo era muy joven, pensaba el chico de piel oscura y pelo rizado. Poco a poco fue siendo consciente de que él no tenía ninguna posibilidad con Camilo, ni siquiera con Bruno, si ellos se querían, el sobraba. Intentó mantener la compostura por Camilo pero le era difícil.

Finalmente, llegaron a la entrada de la casa Madrigal.

—Arturo, muchas gracias, no se que hubiese hecho sin ti, la verdad.

—No es nada Camilo, para eso estamos los amigos, además ya sabes, si me necesitas para lo que sea, aquí estoy.

Camilo abrazó al chico y Arturo le devolvió el abrazo rodeando su cuerpo con sus brazos.

—Muchas gracias por todo, y por favor no digas nada de lo que ya sabes.

—Tú tranquilo, ya te dije que no voy a hacer nada para perjudicarte.

Camilo se separó del chico y respirando hondo y de forma algo tímida entró en la casa. Hasta que Arturo no lo vio desparecer tras la puerta no se giró para irse, y con semblante algo serio se dirigió a su casa, tenía mucho en lo que pensar.

Camilo entró en la casa, su primer acto fue mirar a la puerta de su tío, pero no parecía que hubiese anda, miró a su alrededor pero tampoco vio a nadie.

—Hola... ¿Dolores?...

De la cocina salieron dos ratas, una grande y otra mas pequeñita, que al ver al chico se acercaron a él.

—Hola Rigo, hola Olga ¿Qué hacéis?

Las ratas movieron la nariz mientras la mas grande daba unos chillidos.

—Ah, que venís de desayunar... ¿sa-sabeis dónde está mi hermana?

Las ratas se miraron y en un principio no decían anda, era como si dudasen si hablar o no, aunque finalmente la rata más grande chilló.

—¿En la habitación de Bruno?

Camilo volvió a mirar a la puerta.

—¿Y qué hace ahí?

Pero al mirar abajo las ratas ya no estaban.

Todavía quedaban un par de horas que volviesen todos, decidió ir al abaño a limpiarse la cara, tenia los ojos rojos e hinchados de tanto llorar, y prefería que no lo viesen así, en el espejo del baño se miró, por suerte podría disimular un poco sus ojos. Al salir oyó como alguien bajaba las escaleras.

El Camaleón que Bailaba sobre Arenas Movedizas (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora